Las regiones europeas productoras de cerveza podrían experimentar una reducción del 4 al 18% en el rendimiento del lúpulo aromático tradicional de aquí a 2050, debido al aumento del calor y las sequías más frecuentes, sugiere un estudio de Nature Communications.

La investigación, encabezada por el Instituto de la Academia checa de Ciencias, apunta además que esta reducción sería del 20 la 31% en lo relativo a ácidos de lúpulo, que son clave para el sabor amargo de la cerveza, también hasta 2050.

Los modelos indican que estos descensos previstos se deberán al aumento de las temperaturas y a sequías más frecuentes y graves, resume Nature, y los autores piden medidas urgentes de adaptación para estabilizar las cadenas de mercado internacionales.

La cerveza es la tercera bebida más consumida en el mundo, después del agua y el té, y es la bebida alcohólica más popular mundialmente.

Además de agua, cebada cervecera y levadura, se utiliza lúpulo para aromatizarla, que contiene unos compuestos llamados ácidos alfa que le confieren su aroma amargo y afectan a su calidad.

El estudio profundiza en los posibles efectos de un clima previsto más cálido y seco en el rendimiento y el contenido de ácidos alfa del lúpulo, centrado en Europa.

Dado que el cultivo de lúpulo aromático de alta calidad se limita a regiones relativamente pequeñas con condiciones climáticas y medioambientales adecuadas, existe el riesgo de que la producción se vea afectada por el cambio climático. La investigación indica que, en comparación con antes de 1994, la maduración del lúpulo comienza 20 días antes, la producción ha disminuido casi 0,2 toneladas por hectárea y año, y el contenido de alfa-amargo se ha reducido aproximadamente un 0,6%. Combinando estos datos históricos con modelos climáticos, los autores estiman que el rendimiento del lúpulo cervecero y el contenido de amargor alfa se reducirán un 4-18% y un 20-31%, respectivamente, de aquí a 2050.

Además, se prevé que los mayores descensos se produzcan en las regiones meridionales de cultivo de lúpulo, como Tettnang, en el sur de Alemania, y Celje, en Eslovenia.

Para seguir produciendo cerveza de buena calidad, las prácticas tradicionales de cultivo del lúpulo cervecero deben adaptarse para paliar los efectos negativos del cambio climático en Europa, consideran los autores.

EFE