El problema
Hay momentos en la ciencia que la peor parte se la llevan los más ricos y poderosos, como cuando se descubre una enfermedad y por su alcance reciben los medicamentos experimentales antes de tiempo. Un caso fue el de Freddie Mercury, que murió más por la acción de los virulentos tratamientos de la época que por su infección con HIV. Hoy en día podría vivir una vida saludable si se atenía a las prescripciones, e incluso negativizarse, pero no pasaba eso en su momento.
Diferente es el caso de Steve Jobs, que, sea por idiotez, soberbia o malos consejos, renunció a las terapias convencionales en aras de "terapias naturales" (1) (léase estafas para que incompetentes más o menos bienintencionados se llenen de dinero a expensas de la salud y/o la vida de los crédulos, que, como se ve, no tienen clase social). Esto lo llevó a que la cirugía que le practicaron (su cáncer de páncreas era de un raro tipo operable) fuera tardía y luego de que se produjera la metástasis, con el resultado conocido.
Por supuesto, la medicina tradicional de epistemología científica y farmacología alopática (con un creciente uso de la biotecnología, lo que es auspicioso) tiene sus limitaciones, pero estas son conocidas, están en permanente mejora y muy especialmente, parten en un altísimo caso de diagnósticos certeros, lo que es una parte esencial del tratamiento.
Pero no nos adelantemos.
La polémica
En un mundo en el que las idioteces de Gastón Pauls (que ha defendido con falacias del tamaño de su ignorancia el terraplanismo y el razonamiento "antivac") tienen más prensa que los doctores que desde sus prácticas salvan vidas un día sí y otros también pero tienen que perder el tiempo lidiando no solo con las enfermedades, sino también con los vendedores de aceite de serpiente.
Seamos muy claros: existen muchas formas de incorporar productos naturales a las terapias, que están avaladas por la ciencia, como la fitomedicina (uso de "yuyos" y de tinturas) o la nutrición suplementada/complementada (2), pero solo funcionan si un profesional competente las indica, porque lo primero que hay que hacer es el DIAGNÓSTICO.
En efecto, "me duele la garganta", "tengo una erupción" o un cuadro febril cualquiera, pueden tener múltiples causas, y corresponder a enfermedades o trastornos que requieran incluso tratamientos opuestos y de urgencia muy distinta.
Por ejemplo, una angina bacterial (no una infección viral) es uno de los pocos casos en que se indica un curso de antibióticos antes del resultado del cultivo microbiano, porque en el caso de estreptococos betahemolíticos las consecuencias pueden ser muy graves y supera los potenciales inconvenientes de una toma innecesaria de los medicamentos(3). Pero en este caso, ¿es racional dejar a Doña Tota la curandera del barrio tomar la decisión y que además le recete té de llantén para la inflamación u otra cosa similar? Queda como ejercicio para el lector(4).
Es decir, aún en el hipotético caso de que el señor de la radio o la curandera, huesero, chamán o lo que sea, pudiera prescribir (indicar un curso de acción) es casi imposible que pueda diagnosticar, porque la semiología médica (estudio de los signos y síntomas de las enfermedades) se adquiere no por la práctica, sino por la práctica después del estudio y capacitación, y por la formación constante. Y no hay congresos de chamanismo, mucho menos revistas arbitradas(5).
Veamos un caso típico: la tos. Entre miles de causas, puede, por ejemplo, ser irritativa, alérgica, infecciosa o asmática. Si uno va a la farmacia (extendamos un piadoso palio sobre el yuyero porque la infusión de leche con guaco y miel para las dos primeras sí funciona) y pide "un jarabe", el mismo puede ser antialérgico (benadryl por ejemplo), antitusígeno (los que tienen codeína y son psicofármacos) o secretolíticos (bisolvón, mucosolvón) y no pueden ser más diferentes. En el caso del asma se precisa un secretolítico porque la enfermedad produce una secreción llamada perlada muy difícil de expectorar y se requiere ayuda. Dar un antitusígeno en un ataque de asma puede ser grave. Las irritativas no suelen requerir medicación porque son banales generalmente (no siempre pero es el médico el que sabe la diferencia) y las infecciosas no es claro sin saber el caso particular, pero nunca se usa un antialérgico. Así, es virtualmente imposible que el dependiente de la farmacia sepa todo esto, por lo que lo más probable es que le dé el que está de oferta, más a mano o el que conoce mejor. Y hablamos de una farmacia con Dirección Técnica, imagine un curandero habilitado por sí mismo y con diploma de la universidad de la calle(6). Y esto fue un caso comentado de manera parcial. Imaginemos los casos de "una erupción", "me duele el estómago" o "me duele la cabeza". Ya tenemos cientos de etiologías (causas) posibles y a manejar con cuidado.
La nada
No voy a volver -porque no deseo ensañarme- con la homeopatía (7) y la ausencia de evidencia de ningún tipo de que sirve (no cuenta la opinión insustanciada de los feligreses ni de los sacerdotes que la predican).
Mucho peor es el caso de otras que dan repeluznos como la orinoterapia o el fecomagnetismo(8). Me niego a extenderme sobre ellas, pero existen.
Aún más absurdas son las gemoterapia, angeloterapia, terapia orgónica o, incluso, las terapias energéticas. Que alguien piense que una infección o el cáncer se cura con un pedazo de cuarzo me supera. No hablemos de invocar ángeles...
Lo que no se debe hacer, y la salvedad es necesaria, es confundir las verdaderas terapias alternativas como la electro acupuntura, que sí presenta evidencias contrastables, o ciertas formas de quiropraxia (es controversial, pero sí hay evidencia parcial al menos) con cualquier cosa que se basa en la nada cósmica (en el caso de la terapia astral de manera literal) y solo provocan casos como el de Jobs, que recurren a la terapia convencional cuando ya es demasiado tarde.
Y muy pero muy diferente es el caso de las fitoterapias (cuando las indica un profesional competente) y las terapias energéticas en serio como aplicación de calor, ondas rusas, tens, etcétera.
El todo
Como vemos, pese a todo hay gente que invoca de manera relativista que la ciencia debe ser cuestionada (no hay objeción, de hecho está en revisión permanente) pero que el ser "cientificista"(dicho con sentido peyorativo) es algo así como una superstición, pero generalmente se invocan "estudios científicos" (que nadie vio ni son accesibles por nadie) que "prestigiosos científicos (pero no se dice cuáles) realizaron en "importantes universidades" (nuevamente, sin decir cuáles ni cuándo ni cómo). En el fondo es un tema de fe, sí, pero la evidencia material que aporta la ciencia y la institucionalidad de la salud son abrumadoramente mayores que las de la pseudociencia, que son, de hecho, inexistentes.
En suma, la mitad de la cura es el diagnóstico, y solamente los médicos pueden diagnosticar por las causas que vimos y por muchas otras, como la minucia de que el ejercicio ilegal de la medicina es eso, ilegal(9). Sólo eso implica que no se debe ir a otros campos a pastar, y, si de todas maneras se quiere explorar el camino de los astros o del fecomagnetismo, asegúrese que su consulta la hace con un profesional capacitado. Después de todo, qué apuro hay por morirse antes de tiempo...
(1) Como en mi práctica profesional me dedico a vender productos naturales, marco una línea muy clara; cuando los clientes me hacen consultas los remito a un médico a que los diagnostique y decidan si una suplementación con productos naturales es recomendable o no en esos casos. En casos como cáncer, psoriasis u otras enfermedades muy complicadas de tratar soy más que terminante en el tema.
(2) Un suplemento aporta un nutriente esencial preferiblemente, lo que implica que el cuerpo no lo puede fabricar, que está ausente en la dieta, en tanto que un complemento lo hace con uno que está pero en cantidades bajas que podrían causar una insuficiencia pese al aporte.
(3) No está de más repetir que el curso se toma HASTA EL FINAL tal como lo indicó el médico y no hasta el alivio de los síntomas, porque se pueden generar bacterias resistentes a la droga con consecuencias potencialmente graves.
(4) Pero no, no es...
(5) La publicación en medios arbitrados (salvo en el caso de la única "pseudo ciencia ficción", los estudios de género que son un chiste) no garantiza nada, pero baja mucho la probabilidad de un fraude o una falsedad difindida. De hecho el nefasto tema de asociar vacunas con autismo salió en la prestigiosa "The Lancet" y aunque pidió disculpas y se retractó mil veces y una vez, los Gastones Paules que desperdician el oxígeno del mundo la siguen citando en ese sentido.
(6) Valga el chiste conocido: "la universidad de la calle me hizo lo que soy, un adoquín"
(7) Que es de las pocas, al menos de momento, legales y con productos regulados por el MSP. Si la desea probar bajo su propio riesgo, al menos asegúrese la habilitación del fabricante y el registro de los productos.
(8) La transferencia o implante fecal, sin embargo, es una terapia experimental para evitar las consecuencias de tratamientos muy agresivos que tiene excelentes perspectivas.
(9) Sí sí, la esclavitud fue legal alguna vez, pero no son casos comparables. Igualmente, si las leyes son absurdas se pueden cambiar por otras mejores como la legalización y regulación del cannabis que permiten su investigación y aplicación medicinal.
Q.F. Bernardo Borkenztain
Twitter @berbork
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