La nueva investigación, dirigida por el profesor de genética de la Universidad de Washington en Seattle (EE.UU.) Joshua Akey, demostró que la expresión de los genes neandertales contribuye a los rasgos del ser humano, como la altura o la propensión a la esquizofrenia o el lupus.
"Incluso 50.000 años después del último apareamiento entre un humano y un neandertal, todavía podemos ver efectos apreciables en la expresión génica. Y estas variaciones en los genes contribuyen a la variación humana fenotípica y a la susceptibilidad a la enfermedad", aseguró Akey.
El estudio analizó las secuencias del ácido ribonucleico (ARN) de personas que son portadoras de versiones de genes neandertales y de humanos modernos, con una versión por progenitor, y comparó posteriormente la expresión de dos alelos en 52 tejidos diferentes.
En aproximadamente el 25 % de todos los ensayos, los investigadores detectaron una diferencia en la expresión entre el alelo neandertal y el alelo humano moderno.
"La expresión de los alelos neandertales tendió a ser especialmente baja en el cerebro y en los testículos, lo que sugiere que esos tejidos pueden haber experimentado una evolución más rápida desde que nos separamos de los neandertales. Tal vez las mayores diferencias en la regulación de genes existen en estas partes", explicó Akey.
Se cree que los primeros neandertales se originaron en Euroasia hace entre 350.000 y 600.000 años y se extinguieron hace 28.000 años.
Con información de EFE