Los restos de Clemente Guardia, una de las chocolaterías más famosas de su época, fueron descubiertos durante la reforma de un edificio en España.
El pasado viernes día 9, el Ayuntamiento de Barcelona anunció que las obras de rehabilitación de un edificio en la zona de Plaza de la Llana, en el distrito de Ciutat Vella, pusieron de manifiesto un hallazgo arqueológico curioso.
Durante las modificaciones del edificio para albergar apartamentos vivienda social, se desenterraron vestigios de los cimientos de una casa medieval del siglo XIV, así como los restos de una fábrica de chocolate del siglo XIX.
La expedición arqueológica está liderada por Global Geomàtica SL, con la supervisión del Servicio de Arqueología de Barcelona (ICUB) y el servicio de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de la Generalitat. Las obras están promovidas por Barcelona de Infraestructuras Municipales, SA (BIMSA).
Hasta el momento, los arqueólogos han identificado paredes con arcos y puertas características de un palacio gótico del siglo XIV. Hay indicios de que el lugar podría haber sido propiedad de Pia Almoina, una institución benéfica que, desde el año 1277, acogió a personas pobres y les proporcionó refugio, comida y ropa.
Según documentos históricos, entre los siglos XV y XVI la propiedad se transformó en la pensión Hostal de Sant Pere. En el siglo XVIII se subdividió en tres partes, y una de ellas pasó a ser el edificio situado en Plaza de la Llana, número 23.
En el siglo XIX, el espacio estuvo ocupado por una fábrica de chocolate. El descubrimiento fue confirmado por el Almanaque de la Exposición Universal de 1888, que mencionaba con la dirección la fábrica 'Clemente Guardia, chocolates y pastillaje'. Durante la excavación se recuperaron elementos comerciales, como placas de plomo utilizadas para fabricar etiquetas de chocolate.
Según Heritage Daily, la fábrica era una de las chocolaterías más reconocidas de Barcelona en aquel momento, e incluso llegó a exportar sus productos a otros territorios bajo control español.
La exploración subterránea continúa, mientras otro equipo se dedica a estudiar las fachadas del edificio, para documentar los descubrimientos y comprender la evolución del inmueble. Todos los hallazgos serán registrados y trasladados al Servicio de Arqueología de Barcelona (ICUB), donde serán conservados.