Un municipio del oeste de Francia votó la creación de la primera "reserva de olas" del país, para preservarlas de toda intervención humana.
En la costa de Quiberon las olas del océano Atlántico que se estrellan contra los acantilado no parecen amenazadas. Sin embargo, la ciudad bretona de Saint Pierre Quiberon votó en la creación de una "reserva de olas" de unas 30 hectáreas, para "preservar y promover su riqueza y su calidad".
Aparentemente inmutables, las olas están condenadas a morir, explica la asociación France Hydrodiversité a AFP. La organización sostiene que desea protegerlas para evitar su desaparición como en Anglet, suroeste de Francia.
Esa zona fue punto de reunión de surfistas en los años 60, hasta que la construcción de un dique a la entrada del puerto, modificó la dinámica de las corrientes e hizo desaparecer las olas.
En su declaración, el ayuntamiento francés describe "olas excepcionales", que constituyen un "patrimonio y un recurso natural, deportivo, socioeconómico y cultural".
"Nos comprometemos a no autorizar nunca trabajos de extracción de arena o cualquier otro acontecimiento industrial que pueda tener un impacto en la forma de las olas", precisa la alcaldesa de Saint Pierre Quiberon, Stéphanie Doyen.
Asimismo, el surfista francés Erwan Simon, cofundador de France Hydrodiversité, está en el origen de la iniciativa de Saint Pierre Quiberon.
"Se protege la biodiversidad pero las olas no están vivas y no tienen estatuto jurídico en Francia", argumenta a AFP, precisando que tales reservas ya existen en Perú, Estados Unidos y Australia.
Con base en AFP
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