Artista, científico, cocinero, inventor y hombre de talento en todo lo que se propusiera, Da Vinci es recordado tanto por sus pinturas como por sus máquinas asombrosas, con diseños que se adelantaron a su tiempo.
Algunas de sus ideas fueron simples pero geniales. Por ejemplo, la de añadir un tercer pincho a la horquilla que se usaba para ensartar los alimentos, convirtiéndola en el moderno tenedor.
Otras de sus invenciones fueron complejas y rebuscadas. Buena prueba de ello es la pionera maquinaria agrícola que creó para su mecenas, Ludovico Sforza. En teoría se trataba de un carro para recoger berro, adelantada versión de lo que siglos después podría ser una maquina segadora o cosechadora. Al momento de probarlo, el carro mató a uno de los esbirros del noble italiano, quien decidió que el artefacto sería más útil como arma de guerra. Y lo llevó a la batalla.
Da Vinci también dibujó detallados bocetos de máquinas submarinas y voladoras. Una de estas últimas, estampada en la década de 1480, fue tomada como insumo de trabajo por un grupo de ingenieros de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
Ahora, el “tornillo aéreo” de Leonardo es una realidad operativa gracias a tecnologías modernas y a un material que o existía en el Renacimiento: el plástico.