Las almejas, con sus duras valvas, son criaturas resistentes. "El hecho de que estén muriendo en masa mientras las aguas se calientan en la costa de Uruguay es una de las muestras más vívidas de los impactos del cambio climático", reza un artículo del reportero especializado Dino Grandoni, publicado por el periódico estadounidense The Washington Post.
Durante el siglo pasado, "una misteriosa mancha de agua tibia que se ha extendido desde la costa uruguaya hasta el Atlántico Sur", detalla el artículo. Esa zona se ha calentado extremadamente rápido, subiendo más de 2 grados Celsius.
Esto significa que dicha "burbuja" de agua se calienta a una velocidad que duplica el promedio mundial. Esto genera impactos que, de acuerdo con el citado reporte, ya se hacen sentir en "un pequeño país sudamericano de menos de 4 millones de personas, cuya economía depende del océano para atraer turistas", escribieron los también periodistas Chris Mooney y John Muyskens, quienes en compañía de la fotógrafa Carolyn Van Houten viajaron a las costas de Rocha con el cometido de realizar un reportaje multimedia acerca del tema, publicado por el ya citado periódico estadounidense.
Este calentamiento localizado " ha provocado la muerte masiva de almejas, las olas de calor oceánicas peligrosas y las floraciones de algas, y los cambios de gran alcance en la captura de peces de Uruguay", detallaron los reporteros, que se han dedicado a recorrer los lugares del mundo que se han calentado más de 2 grados sobre niveles preindustriales. Y las aguas costeras de Uruguay están en su hoja de ruta.
Las regiones "+ 2C" incluyen muchos lugares ya cálidos de por sí, como el Medio Oriente, pero también grandes áreas frías como Siberia y Canadá.
Pero en el océano frente a Uruguay, la disminución de las almejas amarillas está causando agitación en los mariscadores que han trabajado en las playas durante generaciones.
"Las mortalidades masivas destruyeron las poblaciones de almejas amarillas" en los últimos 10 años más o menos, explica a los reporteros estadounidenses el biólogo marino Omar Defeo, profesor de la Universidad de la República.
Eso ha dificultado que los mariscadores como José Rocha, cuya familia ha capturado almejas durante cuatro generaciones, encuentren estos animales en las cantidades de antaño, algo que pone en peligro su modo de sustento.
"Estamos en un momento -no sé lo que está sucediendo- donde el clima no es el mismo", dijo Rocha en abril, en un día en el que él y cuatro miembros de su familia recogieron menos de dos kilos de almejas a lo largo de las playas de Barra del Chuy.
Rocha no es el único en observar esta tendencia. Los principales científicos climáticos del mundo, que forman parte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, dijeron en un informe reciente que las especies de bivalvos (almejas, ostras, mejillones y otros) enfrentan "riesgos muy altos" de disminución de la población, cuando no la extinción misma., si las temperaturas promedio suben más de 1.8 grados Celsius.
Pero en Uruguay, no todo son malas noticias, al menos económicamente. "Las almejas más raras se venden por casi el doble de lo que eran hace solo seis años", detalla el reporte
Esto se debe a que los restaurantes que atienden a los turistas han comenzado a comercializar los moluscos como un auténtico manjar de alta gama.
Sin embargo, este beneficio no debe quitar el foco del problema principal
"El recurso se encuentra en una situación delicada. El stock no se ha recuperado, y necesitamos monitorear la pesquería constantemente solo para proporcionar alertas tempranas", subrayó Defeo.