A Yuri López le gusta el espacio. Siempre le copó, dice, pero nunca aspiró a ser astronauta por los requisitos de ciudadanía que tienen los programas de la NASA. Inquieto, trabajó siete años para la fuerza antidisturbios de la Guardia Republicana, pero después decidió darle un giro a su vida y meterse en una oficina, para ser empleado de una multinacional de India, una empresa que trabaja con tecnología de la comunicación. Hoy combina su trabajo con el curso de piloto que hace, aunque su mente esté enfocada en otra cosa.
Es que un día se enteró de que había un llamado global para viajar a Marte. Y se anotó, con ilusión. Y se decepcionó cuando lo descartaron entre un montón de más de 200 mil personas. Y se puso feliz cuando supo que era un error. Integrante del grupo de 1058 candidatos, sueña con ser una de las primeras personas que colonice el planeta en 2024, y habló de sus aspiraciones con Montevideo Portal.
Hasta el cielo y más allá
Yuri se encuentra en el round 2, en el primer corte de aspirantes: de 200 mil iniciales sólo quedaron poco más de mil (entre los que hay 86 latinoamericanos incluyendo México, y él como único uruguayo) para seguir en camino al objetivo final. En esta instancia, le solicitaron una serie de estudios médicos que lo confirman como apto para la experiencia y que ya presentó, y ahora aguarda novedades acerca de una entrevista personal.
"Luego de esta entrevista, si tengo la suerte de quedar, pasaría a las pruebas regionales. Los que queden de esas pruebas, que no se sabe cuánto tiempo van a llevar, pasarían a la cuarta etapa, que sería de 24 a 40 personas preseleccionadas que serían contratadas como astronautas", explica a Montevideo Portal.
Esas pruebas regionales no están bien definidas. "Aparentemente van a ser pruebas en equipo para ver la adaptabilidad para trabajar así. Porque los equipos, una vez que se conformen, van a hacer todo el entrenamiento juntos y no se van a modificar, salvo que se auto dé de baja un aplicante. La idea es que funcionen como familia y estén juntos todo el tiempo, para saber cómo funcionan considerando que pueden ser las primeras cuatro personas en salir de la tierra y no volver nunca más". Ese nunca más a él no le pesa en absoluto.
Luego de esa instancia, "se habló de hacer un simulacro en zonas desérticas, donde en un lapso de cuatro meses se van a hacer simulacros de la vida en Marte, de la agricultura y demás. Y también va a haber, creado de manera artificial, el delay de comunicaciones, que va de tres a 22 minutos". No está claro aún si la tercera etapa será televisada o sólo la cuarta, que consistirá en una suerte de reality show.
"Lo que ven ellos es que todos los eventos transmitidos globalmente siempre llegan a recolectar esa cifra", rescata Yuri, quien agrega que "para los Juegos de Invierno de Sochi, se llegaron a invertir 51 billones de dólares. Mars One lo que necesitaría para el primer viaje serían seis billones, y tienen 10 años para recolectar el dinero".
Desde la Antártida, haciendo campaña por el uruguayo.
De cabeza
"Cuando me anoté, enseguida me emocioné", dice este uruguayo de 28 años que no llenó el formulario porque sí, sino convencido de que quería ser elegido. Y comenzó a seguir una votación en línea que se realizó por región para conocer la potencial popularidad de los participantes, y en la que a él le fue muy bien. "Al momento de terminar la votación, por suerte estaba noveno, con 257.600 votos. De todos modos, tener buena votación no significaba pasar a la siguiente etapa".
Eso lo sabía él, y estuvo presente cuando el 26 de diciembre le llegó un mail notificándolo que no había quedado en el pool de aplicantes de alrededor de mil personas, y que podía seguir participando, esa típica frase de consuelo. "Quedé medio bajoneado y les mandé un mail, explicándoles que yo estaba interesado en volver a aplicar y si me podían tirar un tip para ver en qué podía mejorar, para saber cuál había sido el motivo de descalificación. Les mandé ese mail y lo tomé con calma. Ya estaban todas las cartas jugadas", recuerda.
La suerte o el destino estuvieron de su lado. "El 31 de diciembre, después de brindar, llegué a casa y revisé los mails, y había uno del jefe del comité de selección, el doctor Norbert Kraft, que decía: ‘Yuri, tratamos de no cometer errores, y debido que tuvimos que mandar los 200 mil mails de manera simultánea, en muchos casos se mandó duplicado el mail de rechazo y de aceptación. Tu caso es el único que sabemos que solamente llegó el de rechazo. Pero fuiste aceptado, y en estos días te tiene que estar llegando el mail de confirmación. Felicitaciones'". El sueño de Yuri volvía a vivir.
¿Por qué lo habrán elegido, finalmente? Él cree que su espíritu aventurero es uno de los factores, y otro su conocimiento en cuanto a tecnología, por el trabajo que desarrolla, además del hecho de que esté aprendiendo a pilotar aviones.
Con el sí a cuestas, Yuri le contó a su familia, que lo respalda. "No quieren no verme más pero saben que es mi sueño, que yo estoy muy feliz con todo esto y realmente quiero ir", valora. Aun así, muchos de sus conocidos, al enterarse de la noticia, le preguntan si está loco: es que el viaje a Marte implica no volver nunca, pero nunca más. "Pero cuando les empiezo a contar mi motivación, cómo se planea hacer todo esto, la reacción pasa a ser de interés".
"Sé que el proyecto de Mars One genera incertidumbre. La gente me decía que podían ser dos tipos en un garage currando con todo esto. Pero hay gente importante atrás, hay un premio Nobel de física teórica, Gerardus't Hooft; hay muchos empleados y ex empleados de la NASA, está el jefe de la Mars Society Robert Zubrin. Hay un trasfondo de gente preparada y calificada para hacer este trabajo", informa, para generar confianza. Él está seguro, tranquilo, y sobre todas las cosas, muy convencido.
Ir y (no) volver e ir
Una vez pasadas todas las instancias de selección, cuatro serán los elegidos para viajar a Marte. El viaje dura siete meses, en el que se está permanentemente en gravedad cero. "Si bien es genial eso de estar flotando, afecta todas las acciones del día", cuenta Yuri a Montevideo Portal, porque se ha instruido mucho al respecto. "Es todo un tema ir al baño, secarse, comer: es todo diferente", reconoce, pero igual "es tremenda aventura. Realmente no podría dejarlo pasar. La gente me planeta eso, y sé que va a ser un giro de 180 grados. Pero a este punto ya me sería imposible arrepentirme".
Una vez en la órbita del nuevo planeta, la nave no llega a amartizar, sino que por medio de módulos se envían las cosas, "y las cápsulas que se tiene contemplado sean las casitas de la colonia tienen una especie de propulsión por la que pueden entrar a la atmósfera".
Cuando logren instalarse, ya con algunas comodidades que se asegurarán antes de su viaje, deberán formar una colonia autosustentable. La energía se conseguirá mediante paneles solares; el agua a través del derretimiento de los copos de hielo que están en la superficie; el oxígeno por hidrólisis, y la comida la plantarán ellos mismos en una huerta orgánica. Hasta que no cosechen, consumirán alimentos prensados.
"Después de los cuatro primeros, se planea que a los dos años lleguen cuatro más, a los dos otros dos más, hasta formar una primera colonia de 20 personas", indica. Y en ese proceso, no está contemplado ningún nacimiento de un bebé marciano, "porque no están seguros de cómo afecta la micro gravitación al desarrollo de un feto". A él la paternidad tampoco le quita el sueño. A sus 28 años, prefiere seguir siendo soltero y sin hijos, y no tiene reparos en considerar una vasectomía para asegurarse que de aquí a 2024, fecha del viaje, si es uno de los elegidos, no haya nacido un niño que lo ate a la Tierra.
Es que si igual asume el riesgo de irse a Marte y tuvo un hijo, sabe que no lo verá nunca más. Y el nunca más parece gustarle, lejos del temor que suele provocar. "Sea quien sea que vaya, va a tener el deber de dejar bien parada a la humanidad. Es la aventura máxima que se ha presentado como especie de poder expandirse en el sistema solar. Esas primeras cuatro personas que lleguen van a tener la posibilidad de hacer historia, historia de verdad, como lo hicieron Magallanes o Cristobal Colón, que es un caso particular porque llegó para destruir a otra civilización; personas que salieron buscando un nuevo horizonte y quedaron en los anaqueles de la historia".
Con el compositor musical de "Final Fantasy" Nobuo Uematsu y el director de orquesta Arnie Roth.
"Eso para mí tira más que el no volver, no poder hablar con tu familia o amigos. Es relativo, porque comunicaciones va a haber por medio de mails y demás. Y físicamente, de repente si me mudara a Nueva Zelanda o a China los vería muy poco y hablaría por Skype", dice.
Yuri, que no cree que en Marte alguna vez haya habido "marcianitos verdes" pero sí vida microbiana, explica que no se podría volver a la Tierra porque "se necesitaría un aparato muy pesado que no se sabe cómo hacerlo entrar a la atmósfera marciana sin que se destruya, para crear una plataforma de lanzamiento para poder volver. Es inviable económica y tecnológicamente. Y el otro es la exposición a la gravedad cero y a la baja gravitación. Serían siete meses de ida, más la estadía y siete meses de vuelta. Se llegaría con una osteoporosis bastante avanzada, y los cuerpos, cuando ingresen a la Tierra, posiblemente colapsarían".
Pero a él no le preocupan ni los colapsos, ni no poder ver más a su familia, ni morirse en el camino. "Tengo mucha fe de que esto va a tener éxito, de que hay muchas cabezas pensantes detrás de todo esto. El plan que han diseñado es convincente".
Montevideo Portal | Belén Fourment