Por The New York Times | Elaine Glusac

En el mes de mayo, al igual que los otros 18 pasajeros del barco Origin, de la compañía de cruceros de expedición Ecoventura, fui a las islas Galápagos para dejarme maravillar por la naturaleza. Nadar con leones marinos que rodaban como barriles, ver un polluelo de piquero patiazul asomado por debajo de su madre, pasear en kayak con flamencos y experimentar el ritmo meditativo de una tortuga gigante: todo ello superó el objetivo.

Por el camino, al encontrarme con las playas de arena blanca más hermosas que he visitado nunca, sin hoteles, pero con muchas huellas de tortugas marinas y huesos de ballena blanqueados por el sol, me sentí maravillada no solo por la naturaleza, sino también por la humanidad.

La decisión de Ecuador de crear el Parque Nacional Galápagos en 1959 ha preservado un archipiélago con algunos de los niveles más altos de endemismo, o especies que no se encuentran en ningún otro lugar. “Puedo decir sin temor a equivocarme, a lo largo de 40 años de trabajo dentro y fuera de allí como ecólogo tropical, que, si no se hubiera puesto en marcha el control turístico y la gestión de visitantes en los años sesenta, se habría perdido”, afirmó Gregory Miller, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Centro para el Turismo Responsable (CREST, por su sigla en inglés).

Ahora también les toca a los visitantes hacer su parte para visitar las islas Galápagos y otros lugares sensibles en términos ambientales a fin de no causar daño alguno.

El interés en el turismo responsable está en auge; en una encuesta reciente de Expedia Group Media Solutions a 11.000 viajeros internacionales, nueve de cada diez participantes dijeron que buscaban opciones sustentables al momento de planear viajes. En la misma encuesta, un 70 por ciento dijo sentirse abrumado por el proceso de convertirse en un viajero más sustentable.

Cuando estaba planeando mi viaje el invierno pasado, con la disposición a hacerlo de la manera más responsable posible, Miller me ayudó a poner las opciones bajo la lupa de la sustentabilidad, lo cual requirió tiempo. Me tomó meses decidir dónde, cómo y con qué empresa viajar; buscar en los sitios web de los operadores las prácticas de sustentabilidad y comprometerme a pagar —el triple de mi presupuesto de viaje normal, en parte porque las islas Galápagos no son baratas— por lo que afirmaba querer.

“Por desgracia, la sustentabilidad aún no está muy extendida”, comentó Paloma Zapata, directora general de Sustainable Travel International, que asesora sobre los destinos y educa a los consumidores en materia de viajes sustentables. “La gente, las empresas y las organizaciones locales no saben qué es la sustentabilidad ni cómo cumplir de manera cabal con esos criterios”.

En este sentido, ella y otros expertos ayudan a orientar a los viajeros que quieren planificar viajes sustentables, en particular a destinos sensibles como las Galápagos o la Antártida.

Cómo se define ‘sensible’

Por suerte, tanto las islas Galápagos como la Antártida facilitan este tipo de turismo gracias a sus estrictas normas medioambientales, que incluyen mandatos de no dejar ningún rastro en la costa y asegurarse de que todos los recorridos vayan acompañados de un guía. En las Galápagos, ningún barco puede llevar más de cien pasajeros; en la Antártida, las embarcaciones con más de 500 pasajeros tienen prohibido tocar tierra.

Los defensores del turismo sustentable dicen que sus mejores prácticas se aplican en todas partes, pero en lugares tan frágiles desde el punto de vista ecológico —como la Antártida, que la mayoría considera sensible por ser el último gran espacio natural donde el ser humano ha tenido poco impacto directo— la urgencia es mayor.

“Pasear por las calles de París es muy distinto a caminar por las islas Galápagos”, explicó Zapata. “Cuando se va a lugares muy sensibles, hay que ser aún más consciente de lo que se hace”, agregó. “Ahí es donde el viajero debe considerar la visita y el turismo como un privilegio, no como un derecho, donde su elección importa”, dijo Miller.

Hacer preguntas, confirmar las respuestas

La elección comienza con la investigación de los temas que afectan el destino y las preguntas que hay que hacer a los operadores turísticos, según los consejos de turismo responsable de CREST. La mayoría de las empresas que trabajan para proteger el medioambiente y apoyar a las comunidades locales serán transparentes al respecto.

“Debería poder hacer preguntas y ellos deberían tener respuestas y saber hacia dónde dirigirme”, afirmó Erin Green, agente de Pique Travel Design, con sede en Excelsior, Minnesota, que forma parte del comité de sustentabilidad de Virtuoso, un consorcio de agencias de viajes. “De lo contrario, eso me dice que la sustentabilidad quizá no es un principio central de su negocio”.

Las respuestas deberían ser mucho más contundentes que eliminar el uso de popotes de plástico y reducir la lavandería, que son cosas que ella considera que ya deberían darse por hecho.

“Estoy buscando una meta concreta y alcanzable, como reducir las emisiones o ser neutro en carbono. ¿De dónde procede su personal? ¿Trabajan con las comunidades locales? ¿De dónde proceden los alimentos?”, comentó Green.

Entre operadores, ella recomienda en especial a Lindblad Expeditions, una empresa de cruceros de expedición, que fue una de las primeras en hacer viajes no relacionados con la investigación a la Antártida y las islas Galápagos en la década de 1960, alcanzó la neutralidad de carbono en 2019 y sirve mariscos de origen sustentable (recorridos de diez días a las islas Galápagos, desde 7710 dólares). Quark Expeditions contrata chefs inuit en sus cruceros de verano por Groenlandia y Canadá, y Ponant acaba de lanzar un barco eléctrico híbrido que opera en las regiones polares.

En tierra, Big Five Tours & Expeditions, que mezcla la cultura con la aventura en viajes a África, Sudamérica y otros lugares, aboga por la sustentabilidad social, por ejemplo, al patrocinar campamentos de safari de propietarios locales en Kenia; sus ofertas de safaris incluyen un “Ranking de elefantes”, que representa los logros en materia de sustentabilidad de los países africanos. Natural Habitat, que dirige expediciones para observar vida salvaje, ha sido neutral en sus emisiones de carbono desde 2007, y en 2019 realizó el primer viaje con cero residuos netos en el Parque Nacional de Yellowstone. Cuidado con los incentivos vacíos para unirse a la tendencia ecológica. Impact Travel Alliance, una organización sin fines de lucro defiende el poder positivo del turismo, ofrece consejos para evitar la simulación ecológica, lo cual incluye la búsqueda de empresas que sean activas en áreas como el reciclaje, la reducción de residuos y el apoyo a la biodiversidad y que no solo se limiten a hablar del tema o a recomendar a los viajeros que compren compensaciones de carbono.

“Un crédito de 5 dólares para alimentos y bebidas para que no te aseen la habitación, en la práctica, es simulación”, comentó Justin Smith, propietario de Evolved Traveler, una agencia con sede en Beverly Hills, California, sobre hizo énfasis en la reducción de las horas de trabajo de las mucamas. “Se ocasiona un impacto más peyorativo en la economía local por una cantidad mínima de ahorro de energía”.

Confirmar las certificaciones

Para aquellos a los que les gusta viajar por su cuenta, las certificaciones de sustentabilidad pueden ayudar a identificar el manejo responsable. El Consejo Global de Turismo Sostenible, que establece normas internacionales en la industria en lo referente a la sustentabilidad, reconoce varios organismos de certificación para empresas y destinos turísticos, como Bureau Veritas, EarthCheck y Green Destinations. Pero con tanta fragmentación, las certificaciones pueden ser difíciles de descifrar. Consulta el sitio web de un destino para obtener información sobre la sustentabilidad. Por ejemplo, Aruba se ha distinguido por su uso de energía solar y eólica, que alimenta alrededor del 20 por ciento de sus necesidades. Y Jordania creó un Mapa de Viajes con Sentido que identifica 12 empresas sociales —entre ellas una cafetería con comida de una cooperativa de agricultores dirigida por mujeres y un campamento beduino dirigido por una tribu local— que invita a los viajeros a visitar.

Recursos para la planeación

Las emisiones de carbono asociadas a los vuelos impiden que cualquier viaje sea totalmente sustentable. Se calcula que la aviación es responsable de un 3,5 por ciento del calentamiento global y, aunque es relativamente pequeña, es difícil de descarbonizar. Una iniciativa de la Casa Blanca para promover el desarrollo de combustible de aviación sustentable pretende satisfacer el 100 por ciento de las demandas para 2050.

No obstante, mientras eso sucede, hay muchas agencias de viajes, organizaciones y operadores comprometidos que orientan a los consumidores conscientes.

Regenerative Travel, un consorcio de 30 hoteles independientes seleccionados por sus prácticas de apoyo a las comunidades locales y al medioambiente, acaba de cambiar a un modelo de suscripción, y cobra 99 dólares al año a los viajeros que reciben actualizaciones semanales y mensuales sobre cuestiones regenerativas. Los miembros recuperan esos 99 dólares en forma de crédito en cualquiera de los hoteles del grupo si reservan una estancia mínima de tres noches.

“Trabajamos con increíbles empresas independientes que no cuentan con el respaldo de los grandes grupos ni con financiamiento para llegar a los consumidores y que por lo general no se encuentran en las agencias de viajes en línea”, dijo Amanda Ho, directora ejecutiva de Regenerative Travel. La agencia Evolved Traveler introdujo no hace mucho íconos de sustentabilidad aplicados a cada itinerario que representan actividades o lugares que tienen un impacto social o medioambiental positivo o un compromiso con la comunidad.

“Con esto esperamos que despierte el interés de los clientes y los haga hablar de nosotros”, comentó Smith. El buque de expedición Origin, con capacidad para 20 personas y operado por una empresa llamada Ecoventura, frente a la costa de las islas Galápagos (Ecoventura vía The New York Times) Un barco eléctrico híbrido que opera en las regiones polares y acaba de comenzar a operar con la compañía francesa de cruceros Ponant. (PONANT-Olivier Blaud vía The New York Times)