El próximo 6 de mayo, Boeing y la NASA envían desde Cabo Cañaveral (EE.UU). la primera misión tripulada de Starliner, la nave con la que la firma privada aspira a consolidarse como un nuevo servicio de taxi para las misiones de la agencia espacial con destino a la Estación Espacial Internacional (EEI).
El objetivo de la misión, conocida como Boeing Crew Flight Test (Vuelo tripulado de prueba de Boeing, Boe CFT) es llevar a Barry Wiltmore y Sunita Williams a la EEI. Permanecerán allí aproximadamente una semana antes de volver a tierra. Es la misión equivalente a la Crew Dragon Demo-2, llevada a cabo con éxito en agosto de 2020.
En las últimas horas, la NASA difundió imágenes del Boeing Mission Trainer, un de los simuladores creados por la compañía Boeing con el fin de que los astronautas ensayen su estadía en el Starliner
Tras varios aplazamientos, la misión se había agendado para mediados del pasado año. Sin embargo, poco antes de la fecha prevista la NASA descubrió que las líneas de los paracaídas de frenado a la cápsula tenían una resistencia menor de la que constaba en todos los registros, por lo que el sistema no cumplía con los estándares de seguridad.
El cambio por nuevas líneas y las sucesivas pruebas obligaron a nuevas postergaciones.
Según consigna la web especializada Microsiervos, la agencia espacial estadounidense también descubrió que Boeing había utilizado cinta adhesiva para fijar cableado en el interior de la cápsula, fibra que en ciertas condiciones puede resultar inflamable. El hallazgo, además de causar estupor entre los inspectores, obligó a desmontar y rearmar la cápsula.
Ahora, la NASA espera que no se produzcan nuevos imprevistos y efectuar el lanzamiento de una vez por todas.