Por The New York Times | Jenny Gross
Una lección habitual que Saara Martikka, una maestra en Hämeenlinna, Finlandia, enseña a sus alumnos es la siguiente: ella muestra artículos noticiosos a los estudiantes de octavo grado. Juntos, discuten: ¿cuál es el propósito del artículo? ¿Cómo y cuándo se escribió? ¿Cuáles son las afirmaciones centrales del autor?
Martikka afirmó: “Solo porque es algo bueno o algo agradable no significa que sea verdad o sea válido”. En una clase el mes pasado, les mostró a los estudiantes tres tiktoks y debatieron las motivaciones de los creadores y el efecto que los videos tuvieron en ellos.
Su meta, como la de otros docentes en Finlandia, es ayudar a los estudiantes a aprender a identificar la información falsa.
Finlandia se ubicó en el primer lugar de entre 41 países europeos en resiliencia contra la desinformación por quinta vez consecutiva en una encuesta publicada en octubre por Open Society Institute en Sofía, Bulgaria. Funcionarios afirman que el éxito de Finlandia no es solo el resultado de su sistema educativo sólido, que es uno de los mejores en el mundo, sino también se debe a un esfuerzo concertado para enseñar a estudiantes sobre noticias falsas. La alfabetización de medios es parte del plan de estudios central en el ámbito nacional que comienza desde preescolar.
Leo Pekkala, director del Instituto Nacional Audiovisual de Finlandia, opinó: “Sin importar lo que el maestro esté enseñando (ya sea Educación Física, Matemáticas o Lengua), tienes que pensar: ‘OK, ¿cómo incorporo estos elementos en mi trabajo con niños y personas jóvenes?’”.
Después de Finlandia, los países europeos que obtuvieron los mayores puntajes por resiliciencia a la desinformación en la encuesta de Open Society Institute fueron Noruega, Dinamarca, Estonia, Irlanda y Suecia. Los países más vulnerables a la desinformación fueron Georgia, Macedonia del Norte, Kosovo, Bosnia y Herzegovina, así como Albania. Los resultados de la encuesta se calcularon con base en calificaciones por libertad de prensa, nivel de confianza en la sociedad y notas en lectura, ciencia y matemáticas.
Estados Unidos no fue incluido en la encuesta, pero otros sondeos muestran que la información engañosa y la desinformación se han vuelto más frecuentes desde 2016 y que la confianza de los estadounidenses en los medios informativos está cerca de su punto más bajo. Una encuesta de Gallup, publicada en octubre, descubrió que solo el 34 por ciento de los estadounidenses confiaron en que los medios masivos reportan las noticias completas, de manera precisa y justa, un porcentaje un poco más alto que la cifra más baja registrada por la organización, en 2016. En Finlandia, el 76 por ciento de los habitantes consideran a los periódicos impresos y digitales como confiables, según una encuesta de agosto encargada por un grupo comercial que representa a periódicos finlandeses que se realizó por IRO Research, una compañía de investigación de mercado.
Finlandia tiene ventajas para contrarrestar la desinformación. Su sistema de escuelas públicas se encuentra entre los mejores del mundo. La educación universitaria es gratuita. Hay una gran confianza en el gobierno y Finlandia fue uno de los países europeos menos afectados por la pandemia. Los maestros son muy respetados.
Además de eso, el finés es hablando por alrededor de 5,4 millones de personas. Pekkala señaló que los artículos que contienen falsedades que son escritos por hablantes no nativos pueden, en ocasiones, ser identificados con facilidad debido a errores gramaticales o de sintaxis.
Aunque a los maestros en Finlandia se les exige que enseñen alfabetización de medios, tienen mucha discreción sobre cómo llevar a cabo las lecciones. Martikka, la maestra de secundaria, comentó que les encargaban a los estudiantes que editaran sus propios videos y fotografías para que vieran lo fácil que era manipular la información. Una maestra en Helsinki, Anna Airas, afirma que ella y sus estudiantes buscaron términos como “vacunación” y discutieron cómo funcionaban los algoritmos de búsqueda y por qué los primeros resultados podrían no siempre ser los más confiables. Otros docentes también aseguraron que en los últimos meses, durante la guerra en Ucrania, usaron sitios informativos rusos y memes como base para la discusión sobre los efectos de la propaganda financiada por el Estado.
Finlandia, que comparte una frontera de alrededor de 1300 kilómetros con Rusia, desarrolló sus objetivos nacionales para educación de medios en 2013 y aceleró su campaña para enseñar a los estudiantes a detectar desinformación en los años siguientes. Päivi Leppänen, una coordinadora de proyecto en la Agencia Nacional para la Educación de Finlandia, una institución gubernamental, aseveró que la amenaza de desinformación rusa en temas como la intención de Finlandia de unirse a la OTAN “no ha cambiado los fundamentos de lo que hacemos, pero nos ha demostrado que este es el momento para el cual nos hemos estado preparando”.
Aunque los adolescentes de la actualidad han crecido con las redes sociales, eso no significa que sepan cómo identificar y protegerse ante videos manipulados de políticos o artículos informativos en TikTok. De hecho, un estudio publicado el año pasado en British Journal of Developmental Psychology descubrió que la adolescencia podría ser el momento en el que más se cree en teorías de conspiración. Los autores del estudio anotaron que un factor que contribuye a ello podrían ser las redes sociales, con la influencia que tienen sobre las creencias de la gente joven acerca del mundo.
Aun así, el gobierno finlandés señala que los estudiantes están entre el grupo más susceptible de ser vulnerable. Pekkala manifestó que, ahora que los programas están en marcha para las personas jóvenes, el gobierno utiliza las bibliotecas como centros para enseñar a las personas de mayor edad a identificar información en línea que tiene la intención de engañar.
Para maestros de cualquier grupo etario, crear lecciones efectivas puede ser un reto. Mari Uusitalo, una maestra de secundaria y bachillerato en Helsinki, relató: “Es mucho más fácil hablar de literatura, que hemos estado estudiando durante cientos de años”. Saara Martikka enseña a estudiantes sobre desinformación en una escuela en Hämeenlinna, Finlandia, el 8 de diciembre de 2022. (Vesa Laitinen/The New York Times) Desde la izquierda, Olli Seppala, Aatu Aho-Mantila y Arttu Hati aprenden cómo identificar desinformación en clase en Hämeenlinna, Finlandia, el 8 de diciembre de 2022. (Vesa Laitinen/The New York Times)