Contenido creado por Lorena Zeballos
Ciencia

Lengua larga

Científicos resuelven el misterio de cómo funciona la lengua cazadora de los sapos

Una estudiante de biomecánica y el jardín botánico de Atlanta investigaron ocho tipos de sapos y ranas y descubrieron que el secreto está en la saliva.

01.02.2017 18:04

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2017-02-01T18:04:00-03:00
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La lengua de los sapos ha generado fascinación durante siglos, pero su técnica para cazar insectos era un verdadero misterio por resolver.

Fue en 1849 cuando el precursor de la neurofísica, Augustus Waller, publicó uno de los primeros estudios científicos sobre las lenguas de estos anfibios. "La lengua actúa como un agente para agarrar a las presas, al ser arrojada rápidamente de la boca y envolver el objeto del que se va a apoderar", escribió en la revista Philosophical Transactions.

Casi 170 años después, Alexis C. Noel, una estudiante del doctorado de biomecánica del Instituto de Tecnología de Georgia, tiene una nueva e iluminadora teoría sobre el funcionamiento de esta lengua veloz.

La mujer observó un video en Youtube de una rana gigante africana aplastando insectos digitales con su lengua. En ese momento, se preguntó si los investigadores habían pasado por alto el "truco" oculto.

Así, Noel descubrió que ese truco radicaba en la saliva de estos animales, según consigna The Washington Post. La interacción entre la saliva y su lengua extra-suave permite a los sapos y las ranas capturar alimento en el mismo tiempo que los seres humanos pensamos y emitimos una palabra, fue la revelación a la que llegaron Noel y sus colegas y publicaron en el diario de The Royal Society Interface.

A diferencia de los seres humanos, la lengua de los sapos es la que produce la saliva. Incluso si fuese cortada, seguiría produciendo saliva.

En una filmación, Noel observó cómo la lengua colpea contra la presa, la envuelve y "maximiza" el área de contacto. La saliva viscosa -de espesor similar al del kétchup- se convierte en líquido y penetra en el armazón del insecto. Luego, la lengua retorna a la boca y genera nuevamente la saliva espesa.

Finalmente, como corroboró la estudiante junto a la ayuda del Jardín Botánico de Atlanta al testear ocho tipos de sapos y ranas, el anfibio traga el insecto. Para ello, lo libera de su lengua, ejerciendo presión con sus ojos.

Con esta investigación, Noel espera poder aplicar la tecnología de la lengua de los sapos en otras áreas, como nuevos tipos de adhesivos.