La élite de los científicos atmosféricos niega la existencia de un programa secreto dedicado a fumigar a la población desde aviones para esterilizar a los ciudadanos, propagar enfermedades, modificar el clima o provocar sequías. Un sondeo internacional mostró hace un lustro que el 2,6% de los encuestados creía por completo en este plan maléfico y otro 14% pensaba que era "parcialmente verdadero". Famosos como el cantante Prince, la modelo Kylie Jenner y el actor Chuck Norris contribuyeron al arraigo de tal "conspiranoia", al mismo tiempo que se anunciaban planes públicos de investigación para alterar el clima, de ser necesario.
Ahora, 76 de los 77 expertos de primera fila consultados (el 98,7%) afirman que no han encontrado ninguna prueba del supuesto programa secreto de estelas químicas (chemtrails, en inglés). La encuesta a los científicos fue realizada por los investigadores Christine Shearer y Steven J. Davis, de la Universidad de California en Irvine (EE UU), y otros científicos, según publica el periódico matritense El País. Los expertos subrayan que las supuestas pruebas esgrimidas por los partidarios de la conspiración se pueden explicar fácilmente. Los chemtrails no son sino inofensivas nubes alargadas de tipo cirro o estelas de condensación de aviones, compuestas principalmente por agua en forma de cristales de hielo.
"Nuestro objetivo no es convencer a los que ya están empeñados en que existe un programa secreto de dispersión de productos químicos a gran escala", reconocen los autores, que lamentan que estos conspiranoicos no acepten las pruebas científicas en contra. "Más bien pretendemos establecer una fuente de ciencia objetiva que pueda alimentar el discurso público", afirman en su trabajo, publicado en la revista especializada Environmental Research Letters.
En el año 2000, varias agencias científicas de EE UU -entre ellas la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA)- ya publicaron un documento de seis páginas para intentar contrarrestar la teoría de la conspiración que por entonces estaba naciendo, recuerda el mencionado periódico. Desde entonces, la comunidad científica no ha prestado mayor atención a esta hipótesis inverosímil, que requeriría que un enorme grupo de personas malignas se pusiera de acuerdo para fumigar a la población en secreto, sin que jamás nadie se fuera de la lengua.
Los 77 expertos consultados ahora fueron seleccionados por la calidad de sus investigaciones. Cuanto más citado por otros colegas es un estudio científico, mejor está considerado internacionalmente. Los expertos pertenecen a instituciones independientes de más de una decena de países, como el Instituto Max Planck de Meteorología, en Hamburgo (Alemania), y el Imperial College de Londres (Reino Unido).
El único científico (o científica) de los 77 que no negó directamente la teoría de la conspiración, y cuyo nombre no ha trascendido, afirmó que en una ocasión había encontrado "altos niveles de bario atmosférico en una zona remota que habitualmente tiene niveles bajos de bario en el suelo". Los defensores de la existencia de los chemtrails suelen denunciar altas concentraciones de bario, estroncio o aluminio, que la comunidad científica niega.
"En la literatura científica no había estudios revisados por otros investigadores que analizaran las afirmaciones de los defensores de la teoría del programa secreto. Mientras, un creciente número de estudios ha demostrado que cuantificar y comunicar el consenso científico sobre temas controvertidos, como la seguridad de las vacunas y el cambio climático, puede ayudar a reducir los errores de percepción pública y la incertidumbre", explican Christine Shearer y sus colegas en su trabajo. Ahora, ya está cuantificado ese consenso científico sobre la fumigación de la población. Casi el 99% de los mayores expertos cree que es una tontería.