El viento solar es una corriente continua de partículas cargadas que libera el Sol y llenan nuestro sistema. Un fenómeno que aún guarda muchos misterios para los científicos, aunque una nueva investigación apunta a que podría estar alimentado por pequeños chorros de plasma.

El estudio se realizó con datos de múltiples observatorios espaciales y terrestres, entre ellos la sonda de la Nasa Parker Solar Probe, que viaja próxima a nuestra estrella.

Esas observaciones muestran que el viento solar podría estar alimentado, en gran medida, por pequeños chorros, “jelets” en la base de la corona, que es la atmósfera superior del Sol, un hallazgo que ayudará a comprender mejor el misterio de qué calienta y acelera el viento solar.

Comprender el viento solar es fundamental para entender el sistema solar y otros del universo

“Estos nuevos datos nos muestran cómo se pone en marcha el viento solar en su origen”, según Nour Raouafi, director del estudio y científico del proyecto Parker Solar Probe en el estadounidense Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins.

Raouafi explica que se puede ver “el flujo del viento solar surgiendo de diminutos chorros de plasma a millones de grados por toda la base de la corona”.

El viento solar, que está formado por electrones, protones e iones, recorre el sistema solar a una velocidad aproximada de un millón de kilómetros por hora. Cuando interactúa con el campo magnético de la Tierra puede crear auroras boreales, pero también causar interrupciones en los sistemas GPS y de comunicaciones.

En la Tierra, el viento solar suele ser una brisa constante, por ello los científicos han estado buscando una fuente estable en el Sol que pudiera alimentarlo continuamente.

El nuevo estudio, publicado en el repositorio de artículos científicos ArXvi y aceptado para su publicación en Astrophysical Journal, muestra que el viento solar podría estar, en gran parte, energizado y alimentado por chorros individuales que entran en erupción de forma intermitente en la parte inferior de la corona.

Aunque cada “jetlet” es relativamente pequeño, solo mide unos cientos de kilómetros, su energía y masa colectivas podrían bastar para crear el viento solar.

Esto supondría que, probablemente, el viento solar se libera de forma intermitente para convertirse en un flujo constante, “del mismo modo que los aplausos individuales en un auditorio se convierten en un rugido constante cuando el público aplaude”, explica Craig DeForest, del Southwest Research Institute de Boulder (EE. UU).

De Forest, coautor del estudio, destaca de esto cambia el paradigma de se piensa “sobre ciertos aspectos del viento solar”.

Los “jetlets”, que se observaron por primera vez hace más de una década, están causados por un proceso conocido como reconexión magnética, que se produce cuando las líneas de campo magnético se enredan y se realinean explosivamente.

La reconexión es un proceso común en los gases cargados llamados plasmas y se encuentra en todo el universo, desde el Sol hasta el espacio cercano a la Tierra y alrededor de los agujeros negros.

En la corona solar, la reconexión crea estos chorros de plasma de corta duración que pasan energía y material a la corona superior y escapan a través del sistema solar en forma de viento.

Las observaciones mostraron que los “jetlets” están presentes en la atmósfera inferior en todo el Sol y eso los convierte en un posible motor del viento solar constante, a diferencia de otros fenómenos que crecen y decrecen con el ciclo de 11 años de actividad solar, como las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal.

Aunque aún no han terminado “el rompecabezas”, estos descubrimientos “facilitan mucho la explicación” de cómo se acelera y calienta el viento solar y, según DeForest, suponen “un gran paso adelante para comprender un misterio central de la física solar”.

EFE