A mediados del año pasado, el entomólogo estadounidense Piotr Naskrecki realizó un breve viaje a Belice, la antigua Honduras Británica.
Durante el viaje fue picado por insectos, y una vez en casa, notó que algunas de las picaduras no sanaban, sino todo lo contrario. Revisando las lesiones notó que estaban habitadas por larvas de Dermatobia hominis, insecto conocido como tórsalo o mosca de la muerte, una de las pocas variedades de mosca que parasita humanos.

Este curioso insecto, muy común en buena parte de América, tiene una curiosa forma de reproducirse. Captura a insectos voladores de varias clases -incluidos mosquitos y otras moscas- y deposita en el vientre de estas criaturas sus huevos. Sin embargo, estos huevos no eclosionan allí, sino que aguardan a que este insecto pique a un animal, o defeque sobre su piel. El calor del nuevo anfitrión hace que las larvas surjan de sus huevos, y luego proceden a introducirse bajo la piel, aprovechando la picadura, un rasguño cualquiera o incluso un folículo piloso.

Cuando Naskrecki -que ejerce su profesión en la Universidad de Boston- comprobó la naturaleza de sus huéspedes, tomó una decisión: utilizó una ventosa especial para extraer las larvas, pero dejó que dos de ellas se desarrollaran en su epidermis. Este largo proceso fue registrado en video con fines documentales.

Se necesitaron dos meses para que las criaturas crecieran lo suficiente como para arrastrarse hacia afuera.

"Me imaginé que siendo hombre, era mi única oportunidad de producir otro ser vivo, que proviniera de mi carne y sangre", dice el científico.

"El proceso no fue particularmente doloroso. De hecho, probablemente no me habría dado cuenta de que tenía una larva si no fuera porque lo había investigado y estaba esperándola", describe Naskrecki, quien explica que las larvas segregan sustancias analgésicas y antibióticas, ya que la sabia naturaleza las dotó de esta posibilidad, tanto para evitar que el incómodo anfitrión se esfuerce en extraerlas, o que una infección le cause la muerte y arruine su provisión de alimento fresco.

"Tal vez mi actitud habría sido diferente si las larvas estuvieran alojada en un sitio incómodo, como un párpado, pero en realidad me gustó ver crecer a mis pequeños huéspedes, y observé su desarrollo con la misma mezcla de placer y aprensión que experimento con cualquier ser vivo a mi cuidado", expresa el investigador, cuyo tórax fue criadero de larvas.

Naskrecki dice que el hueco dejado por la larva sanó y se cerró en 48 horas. Luego mantuvo el gusano en un recipiente y seis semanas después una mosca adulta surgió de su carcasa.


En caso de convertirse en anfitrión de estos bichitos, conviene saber que las larvas no pueden ser extraídas con facilidad debido a los fuertes ganchos situados alrededor de su abdomen, con los que se adhieren a la herida. Sin embargo, hay varias soluciones:

• Las larvas con las que se acaba de entrar en contacto pueden ser retiradas con alcohol antes de que lleguen a introducirse.

• Recientemente se ha descubierto que las jeringuillas de extracción de veneno pueden retirar larvas con facilidad en cualquier etapa del crecimiento. Puesto que estos dispositivos suelen formar parte de los kits de primeros auxilios en áreas de riesgo de mordedura de serpientes, ésta parece la solución más eficaz, y fue la que usó Naskrecki para deshacerse la mayoría de ellas.

• Colocar carne sobre el agujero, luego esperar por más de 3 horas hasta que salga.

• Un remedio casero consiste en tapar el agujero de la herida con alguna sustancia tipo vaselina o similar para obligar al insecto a asomarse para respirar, pero al intentar extraerlo se puede dejar una parte de la larva enganchada dentro, por lo que también se desaconseja.

• Otra posibilidad es hacer como el entomólogo de marras y permitir que la larva se desarrolle y abandone el cuerpo de forma voluntaria, aunque pocas personas estarán dispuestas a llevar dentro el parásito durante tanto tiempo, especialmente si se encuentra alojado en una zona incomoda. El grado de malestar experimentado parece depender de lo sensible que sea la zona donde se aloja.