Contenido creado por Martín Otheguy
Ciencia

Dios los cría y ellos rebuznan

Ciencia y pseudociencia de las vacunas: un análisis de los argumentos antivac

El químico Bernardo Borkenztain analiza los argumentos del movimiento antivacunas y su relación con las vacunas para el COVID-19.

03.09.2020 12:25

Lectura: 10'

2020-09-03T12:25:00-03:00
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Por Q.F. Bernardo Borkenztain

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Hay un hecho desafortunado en el advenimiento de la posmodernidad, y es que, con la caída de los "grandes relatos como" dice Lyotard (cristianismo, capitalismo, marxismo, etc) (1) y el advenimiento de los "pequeños relatos" lo que se terminó es la épica de las utopías y un fuerte crecimiento del realismo.

Es decir, si no existe una gran verdad nucleadora, cualquier monedita sirve y se instala el relativismo en su peor versión, la que convierte todo sistema en una narrativa, y como las narrativas - por definición - son todas equivalentes, tanto da que el que habla de evolución sea un pastor evangélico o un biólogo molecular, porque la ciencia es una más de esas narrativas, y no una fuente de conocimiento válido y en un ciclo de mejora continua.

Tampoco es que haya que ser un positivista ingenuo ni un cientificista radical: la ciencia no es el único sistema válido de generar conocimiento, la filosofía es otro igual de válido.

También es cierto que, a la interna, sí pueden - transitoriamente - competir narrativas múltiples sobre un fenómeno particular, e incluso ser contradictorias, pero por su mecanismo de funcionamiento (2) es deseable, y generalmente pasa que, andado el tiempo solo prevalece la que es más correcta, o, incluso, absolutamente correcta. A veces no, como el tema de las teorías de cuerdas y similares, que coexisten porque no hay decisores experimentales que permitan elegir. Pero sin dudas, generalmente sí ocurre (3).

Ahora bien, no es posible, so color de relativismo ninguno, pretender que, como decía Isaac Asimov en un tratado sobre el anti-intelectualismo (que ya se percibía en los años 80, pero que Mujica instaló en Uruguay con ferocidad) toda narrativa sobre temas científicos constituye una narrativa científica. Ni por casualidad.

Ya le dedicamos varias columnas al disparate de usar CDS para curar enfermedades varias, pero se sigue sosteniendo en foros varios que es una cura válida, pese a la prohibición expresa por el M.S.P.

Sin lugar a dudas hay dos formas de identificar a la pseudociencia: una es cuando sostiene que algo es infalible (como el CDS que cura COVID-19, cáncer, ébola y los callos plantares) y la otra es cuando invocan "el método científico", sin presentar artículos válidos como ya demostramos.

Lo que llama la atención (al menos hasta que uno empieza a considerar factores psicológicos en el tema) es por qué los temas de pseudociencia aparecen todos juntos en los mismos individuos, y los mismos que predican con una cosa siempre caen con la otra, y me refiero al otro gran tótem de la pseudociencia, y que es el movimiento antivacunas o antivac.

Ya lo tratamos hace tiempo; afirmaciones como que las vacunas producen autismo (que no es una enfermedad y por lo tanto no se puede "producir") o que el autismo se cura con enemas de CDS son temerarias, potencialmente criminales y asertivamente de muy mala leche.

El problema es que sacar las cosas de contexto no les quita "verosimilitud", pero siempre terminan invocando el "principio de autoridad", o sea "prestigiosos científicos dicen" en lugar de presentar a referato sus trabajos académicos al respecto (básicamente, porque no existen). Invariablemente, en el caso de que sean "prestigiosos" no son "científicos" y si lo son, difícilmente se los pueda considerar "prestigiosos". Que la ciencia sea un sistema serio no lo hace menos humano, y chantas hay en todos lados (4) .

Veamos qué es lo que se dice sobre las vacunas, y qué es lo que no se debería tener en cuenta porque es un disparate.

Lo primero, y que es general, es la presencia de metales pesados como mercurio o aluminio; eso es real, pero son cantidades ínfimas, realmente en escala nano, pero que se necesitan para provocar inflamación, porque la inflamación local (siempre es local) es imprescindible para provocar una respuesta inmune eficaz y de eso se trata la vacuna. Tiene tres parámetros esenciales: seguridad, eficacia y rapidez. Los metales pesados involucran a la tercera. Descartemos este argumento por irrelevante (lo hace irrelevante la magnitud de la dosis, como dijimos) (5) .

En el caso de las vacunas para el SARS-COV2 y su enfermedad asociada, el COVID-19, lo que se suele atacar es las otras dos, la seguridad y la eficacia.

Cierto es que se están quemando etapas y se trata de acortar plazos que en otras épocas, sin crisis, no se pondrían en duda, pero una crisis mundial requiere medidas excepcionales.

Con respecto a la seguridad, se está poniendo en la balanza dos parámetros opuestos, el tiempo para tener una vacuna y los estudios a largo plazo; ambos no se pueden a la vez: o la tenemos rápido o la tenemos con todas las garantías.

Lo cierto es que se dicen muchos disparates con respecto al tema de la seguridad, pero hay un punto que sí llama la atención, y es que se está blindando legalmente a los laboratorios que las van a producir respecto de demandas futuras. Se entiende el espíritu, pero no hay forma de que no genere desconfianza. Ahora bien, jugando al abogado del diablo, uno también pediría inmunidad si la pudiera obtener, el tema es que no se vuelva patente de corso.

Vayamos a lo real, se vienen probando tres tipos de vacunas: vectorizadas, génicas y de virus atenuado.

Las primeras son un virus diferente al que se lo modifica para producir ciertas proteínas del SARS-COV2; las segundas tienen un material genético, el ARNm (la "m" significa mensajero); y las terceras (la china, concretamente) usan el propio virus pero atenuado, o sea menos agresivo.

A las tres se les debe exigir lo siguiente: buena respuesta inmunológica (esto implica comprobar que los inmunizados puedan resistir una nueva infección con un margen de seguridad que incluya la gran cantidad de asintomáticos en consideración) y mínimos efectos indeseados a corto, mediano y largo plazo.

Lo primero es lo que se está probando en las ya famosas fases I, II y III, estando las más avanzadas en la última. Resumiendo, la primera en in vitro o animales y en una población de humanos, voluntarios, para determinar especialmente la seguridad, efectos biológicos y no tan especialmente la inmunogenicidad o eficacia; también se estudian la vía de administración, excipientes, dosis. La segunda en cambio se centra en la inmunogenicidad, se ajusta la dosis y se prueba en poblaciones mayores, generalmente entre 200-500 sujetos. La tercera es la masificación controlada, se amplía la base de sujetos y se profundiza en los temas de seguridad y eficacia. Cosas como la necesidad de una segunda dosis, o que la resistencia a la enfermedad aparezca se determinan con certeza en esta fase, y es la que las más adelantadas de las vacunas están transitando.

¿Cuáles son las objeciones? Variadas y de diferentes grados de seriedad.

Una es que no se sabe qué efectos secundarios pueden tener a largo plazo, y eso es compartido con todos los científicos porque no hay forma de envejecer aceleradamente a las personas para ver qué pasa, el largo plazo solo puede estudiarse a razón de un año cada 365 días. En este caso se debe hacer un compromiso con la urgencia. Y el debate de si la urgencia no será exagerada merecería darse fuera de la conspiranoia demente de grupos que se sienten dueños de una verdad metafísica (6) .

Otra es la eficacia, especialmente en pacientes que ya fueron inoculados a ver si resisten sin enfermar la reinfección, pero por el mismo argumento del tiempo ni siquiera sabemos si los enfermos curados están protegidos a largo plazo, eso se verá. Con la gripe ya sabemos que la vacuna hay que rediseñarla todos los años porque las cepas varían.

Y también la seguridad se ve cuestionada, por argumentos razonables como el problema de los efectos indeseados (todas los tienen, pero no es lo mismo un poco de fiebre o malestar que pronosticar tragedias). Se supone que la fase III debe cubrir esto, y como ninguna la terminó es obvio que no hay datos (7).

Las más llamativas son de ciencia ficción, entre las cuales destaco dos imposibles de creer:
1) Las vacunas están diseñadas para producir esterilidad y así bajar el peligro de la superpoblación.
2) Las vacunas de ARNm reescribirán el material genético de las personas convirtiéndolas en otra cosa no humana (sí, como lo leen). El tema es una sacada de contexto, el ARNm sí modifica para que el cuerpo produzca los antígenos, pero es un efecto local y no se puede expandir a toda la humanidad de una persona de 70 Kg.
3) La más genial: las vacunas tienen microchips que permiten al poder mundial (¿?) rastrear a cada individuo en todos sus movimientos (como si las cámaras de vigilancia y los celulares no lo hicieran ya). No aclaran cómo identifican cada chip con cada individuo inoculado ya que no se hacen bases de datos que correlacionen una identidad de dosis con el paciente, ni qué fuente de energía utilizaría el dispositivo (en caso de ser activo e irradiar) o qué forma tienen de leerlo a distancia (en caso de ser pasivo y codificar, lo que hace que no pueda ser muy útil). Una maravilla digna de Star Trek (o de Viviana Canosa).

Como vemos, van desde cosas atendibles (la inmunidad legal de los laboratorios) a cosas que no tienen sentido (como pedir información que todavía no es esperable tener como los resultados de fase III) a lo francamente ridículo.

El común denominador es este: ni una sola, NI UNA, REPITO, publicación revisada por pares. Invariablemente suenan así.

La verdad, es preocupante la proliferación de disparates, pero es consistente con una sociedad con una fragilidad intelectual que se mide en 280 caracteres. Pero la ciencia es más fuerte.

Q.F. Bernardo Borkenztain

(1) - No es que desaparecieran, obviamente, pero se volvieron versiones descafeinadas y menores de ellos mismos. La hegemonía de la Iglesia Católica, por ejemplo se vio desafiada a la vez por el crecimiento del Islam y de los neoevangélicos, el marxismo por la caída del Muro y así...
(2) - Que no tiene nada que ver con el "método científico", eso es un galimatías inventado en la década de 1920 y que nadie practica de esa forma. Solo los que no tienen idea de lo que es la ciencia lo predican.
(3) - Lo que también pasa es que, cuando las "indecisibilidades" se multiplican lo que se cuestiona es el estatus científico de la propia disciplina, como es el caso de la psicología o la sociología, ambas en discusión, al menos en ciertos foros.
(4) - En algunos lados menos que en otros, por supuesto.
(5) - Salvo que uno quiera adentrarse en la otra patraña, la homeopatía, que usa dosis inexistentes y fantasmales de cosas para supuestamente curar enfermedades.
(6) - El grupo "Médicos por la verdad", que por su nombre considera mentirosos a todos los demás, es, por decir poco, antipático, y por decir mucho, poco claro en las fuentes en las que abreva, es muy de "todos sabemos" (no) y "prestigiosos científicos dicen". Muy pseudociencia para mi paladar.
(7) - Salvo la Sputnik V, de esa no se sabe absolutamente nada por diseño político ruso.

Por Q.F. Bernardo Borkenztain

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