En las pequeñas islas que se encuentran a medio camino entre la Antártida y continentes como Australia, casi todos los insectos han perdido esa capacidad. Las moscas caminan, las polillas se arrastran.
"Por supuesto, Charles Darwin conocía este hábito de pérdida de alas de los insectos de las islas", dice en un comunicado la estudiante de doctorado Rachel Leihy, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash.
"Él y el famoso botánico Joseph Hooker tuvieron una discusión sustancial sobre por qué sucede esto. La posición de Darwin era engañosamente simple. Si vuelas, te lanzan al mar. Los que quedan en tierra para producir la próxima generación son los más reacios a volar, y eventualmente la evolución hace el resto. Voilà".
Pero desde que Hooker expresó sus dudas, muchos otros científicos también lo han hecho. En resumen, simplemente han dicho que Darwin se equivocó.
Sin embargo, casi todas estas discusiones han ignorado el lugar que es el epítome de la pérdida de vuelo: esas islas "subantárticas". Situadas en los 'rugientes cuarenta' y 'furiosos cincuenta' --en alusión a su latitud--, son algunos de los lugares más ventosos de la Tierra.
"Si Darwin realmente se equivocó, entonces el viento no explicaría de ninguna manera por qué tantos insectos han perdido su capacidad de volar en estas islas", dijo Rachel.
Utilizando un gran conjunto de datos nuevo sobre insectos de las islas subantárticas y árticas, los investigadores de la Universidad de Monash examinaron cada idea propuesta para explicar la pérdida de vuelo en los insectos, incluida la idea del viento de Darwin.
Informando en Proceedings of the Royal Society B, muestran que la de Darwin era la explicación adecuada para este "lugar más ventoso". Ninguna de las ideas habituales (como las propuestas por Hooker) explica el alcance de la pérdida de vuelo en los insectos subantárticos, pero la idea de Darwin sí. Aunque en una forma ligeramente variada, de acuerdo con las ideas modernas sobre cómo evoluciona realmente la pérdida de vuelo.
Las condiciones ventosas hacen que el vuelo de los insectos sea más difícil y energéticamente costoso. Así, los insectos dejan de invertir en el vuelo y su costosa maquinaria subyacente (alas, músculos de las alas) y redirigen los recursos a la reproducción.
"Es notable que después de 160 años, las ideas de Darwin continúen aportando conocimientos a la ecología", dijo Rachel, autora principal del artículo.
El profesor Steven Chown, también de la Facultad de Ciencias Biológicas, agregó que la región de la Antártida es un laboratorio extraordinario en el que resolver algunos de los misterios más perdurables del mundo y probar algunas de sus ideas más importantes.
Con información de Europa Press
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]