"La variante P1 (Manaos) se transmite más y es más contagiosa" y "cambia las reglas de juego de la pandemia", sostiene el director del Institut Pasteur, Carlos Batthyány. El médico y doctor en bioquímica señala que las variantes nos obligan "a aprender de nuevo cosas que hasta ahora pensábamos que habíamos aprendido". En diálogo con Montevideo Portal, se refirió al impacto de las variantes, la situación epidemiológica del país, la vacunación, las clases, entre otros temas.
MP:¿Cuál es el impacto de la aparición de variantes del SARS-CoV-2 a nivel mundial?
CB: La aparición de variantes en estos virus es bien diferente al caso de las bacterias o pandemias o epidemias producidas por bacterias. En esos casos no se espera que haya un cambio o una variante o mutación, pero en el caso de los virus es algo esperado. Se favorece a que se produzcan variantes cuando hay situaciones epidemiológicas fuera de control, porque básicamente el virus está permanentemente haciendo pruebas de ensayo y error. Cuando tenés una situación muy descontrolada desde el punto de vista biológico las pruebas de ensayo y error ocurren a velocidades más rápidas. Cuando aparece una mutación en el virus que permite al virus tener una ventaja con respecto a otra variante, esa variante empieza a predominar porque es más eficaz. Llevándolo a términos de la vida cotidiana es como tratar de abrir una cerradura con diez llaves, que son muy parecidas todas. Cuando tenés la llave perfecta demorás menos tiempo en abrir la cerradura, cuando tenés una que falla un poquito te lleva más trabajo y si hay otra que no tiene nada que ver con la cerradura no la podés abrir. Eso es lo que hizo la variante P1, la sudafricana y la británica, que son las tres variantes, de las muchas que ha habido, que se llaman variantes "de preocupación" porque generan cambios en la evolución clínica, epidemiológica de la epidemia a nivel nacional o de la pandemia a nivel global.
MP: ¿Qué características tiene la variante P1 y por qué es una variante "de preocupación"?
CB: La variante P1 nos preocupa primero porque surge en Brasil y se extiende rápidamente desde Manaos al resto del territorio brasileño. Vimos que "se comió" el territorio de Río Grande del Sur, que es parecido al tamaño de Uruguay, en tres semanas. Pasó de ser prácticamente indetectable a ser dominante en poco tiempo. Además, es una variante que lo que está claro es que se transmite más y es más contagiosa. Por otro lado, empiezan a aparecer pacientes con edades más jóvenes sintomáticos y hay reportes de que al menos sugieren que la variante puede ser más agresiva en pacientes de menores edades. Lo que también está claro es que tiende a saturar más rápido al sistema médico porque al contagiar más y aumentar la velocidad de transmisión de la enfermedad obviamente en situaciones complejas te acercas más a los límites de saturación del sistema médico. Indirectamente al menos, por saturación del sistema médico o cambios propios del virus, puede producir aumento de letalidad. Eso nos preocupa mucho. El término "pandemia dentro de una pandemia" es acuñado por epidemiólogos a nivel mundial, ya que cambia las reglas del juego y obliga a aprender de nuevo cosas que hasta ahora pensábamos que habíamos aprendido. Hace uno o dos meses decíamos que un paciente no se podía reinfectar, al punto tal que en Uruguay se aconsejaba vacunarse seis meses después de haber cursado la enfermedad. Hoy, a partir de lo que pasó en Manaos con el descubrimiento de la cepa P1, sabemos que un paciente que fue contagiado con la variante previa del virus puede reinfectarse con la variante P1. Eso significa que debemos volver a aprender, porque un paciente que fue COVID positivo puede volver a serlo.
MP: ¿Qué sabemos sobre la eficacia de las vacunas a medida que surgen variantes?
CB: Entre otras cosas tenemos que aprender qué pasa con las vacunas. Para eso la medicina es una ciencia experimental, precisás tiempo, ver qué pasa con los pacientes vacunados, si es que dejan de contagiarse, contagian menos o se contagian igual. En principio hay datos de Brasil que indican que la vacuna de Sinovac es eficiente y eficaz contra la variante P1 y las de Pfizer y Moderna también tenían elementos preliminares que apuntaban en esa dirección. Sin embargo, pierden algunos puntos de eficiencia en cuanto a proteger. Un mundo con todos los seres humanos vacunados es la única forma que esto no se transforme en una enfermedad endémica, es decir, con la que empecemos a convivir de manera permanente, todo el tiempo. En Brasil, muchas enfermedades que no hemos sufrido son endémicas en algunas zonas (como el dengue o chikungunya). Lo que puede pasar con este coronavirus es que si no vacunamos a todo el mundo y no actualizamos las vacunas tengamos que convivir con una enfermedad que se transforme en endémica. Por eso insisto en que los países ricos van a tener que dejar vacunar a los pobres, porque sino ellos van a tener que gastar mucho dinero en ir haciendo más vacunas, porque van a surgir más variantes. Días atrás apareció una nueva variante en Brasil, que en principio no seria de preocupación, y dos nuevas variantes en Estados Unidos. Variantes van a seguir apareciendo y qué tan eficaces van a ser las vacunas va a haber que ir estudiándolo. En función de los resultados hay que ir actualizando o no las vacunas.
MP: ¿Cuáles son los principales trabajos del instituto con respecto a la COVID-19?
CB: Tenemos el laboratorio de diagnóstico montado en el instituto y hace unos días inauguramos un segundo turno para procesar el doble de muestras por día. Estábamos analizando aproximadamente 300 por día y la idea es llegar a 700 y si se precisa poder llegar un poco más arriba. La segunda gran área de trabajo del instituto fue el desarrollo de los test serológicos que se van a utilizar para saber qué pacientes tuvieron la enfermedad y la respuesta de los pacientes frente a las vacunas. Eso es un trabajo que lo va a determinar el Ministerio de Salud Pública, el instituto lo que hizo fue, junto a la Universidad de la República y la empresa ATGen, desarrollar el kit serológico que es innovador y hecho 100% en Uruguay. Ahora estamos embarcados junto al MSP y la UdelaR en un trabajo multinstitucional en la vigilancia genómica en tiempo real. Este trabajo tiene dos aspectos, hasta ahora se procesan hasta 200 muestras por semana pero quizás se puedan procesar más, de las cuáles un 75% lo que se hace es un análisis con una variante del test de diagnóstico de PCR tratando de determinar si el paciente es positivo y a qué variante. Ahí vamos teledirigidos a buscar las variantes que son de preocupación a nivel mundial (P1, sudafricana y británica). Por otro lado, el 25% de las muestras estamos haciendo secuenciación genómica de todo el virus para ver si aparecen nuevas variantes, ya sea importadas o que surgen en nuestro país. Estamos en una situación epidemiológica donde podemos llegar a generar nuestras propias variantes en el territorio y hay que estar atentos. Es importante conocer las variantes porque es necesario saber cuál es la variante del virus con la que los médicos clínicos van a estar lidiando, ya sea la previa o la P1, que como es en Brasil puede pasar que en Uruguay sea la más predominante en las próximas semanas. Hasta ahora lo que hemos venido viendo es que la P1 se hace más prevalente en diferentes departamentos, la hemos detectado en 9. Esperamos que el aumento de la variante P1 en cuanto a su frecuencia vaya en aumento. Por otro lado, si aparecen nuevas variantes vamos a tener que estudiar si son de interés o de preocupación, si tienen manifestaciones clínicas diferentes, son cuadros más graves, etc. Seguramente dentro de un mes no estemos hablando del mismo SARS-CoV-2 del 2020, sino que en Uruguay se esté lidiando con la P1, la variante británica u otra que aparezca.
MP: ¿Cuáles son las principales preocupaciones en cuanto a la situación fronteriza?
CB: Por un lado, está el tema de la frontera seca con Brasil, que desde el inicio sabíamos iba a ser el talón de Aquiles de Uruguay. Lamentablemente por el manejo político del presidente de Brasil de la crisis y negando el trabajo de la ciencia, lamentablemente Brasil que tenía todo para ser uno de los países que manejo mejor la crisis, fue de los que la manejó de peor manera. Eso a Uruguay le puso dos riesgos adicionales, por un lado, tenés una frontera seca con un país que se hace muy difícil controlar y por otro, ese país pasó a ser el laboratorio más grande del mundo en tiempo real porque la situación epidemiológica es un caos. Desde el punto de vista médico y científico nos preocupa que con el nivel actual que tenemos de contagios, y gente que no sabe dónde se contagia, es muy difícil volver a tener el control de la epidemia. Una muy buena señal es que los partidos políticos hayan decidido sentarse todos a dialogar para poder encontrar soluciones conjuntas a la epidemia, porque de acá salimos todos juntos o no salimos, eso es algo que quedó muy claro a nivel mundial. Los países que han manejado bien la crisis son en los que hay una gran unidad nacional, no solo a nivel político partidario, sino a nivel como naciones. Ejemplos son Alemania, Islandia o Nueva Zelanda, entre otros. Otra señal que uno está esperando, desde el punto de vista médico y científico, es no tener escuelas cerradas y boliches abiertos porque eso parece un poco contradictorio. Tener boliches abiertos invita a los tiempos de ocio a que uno salga de la burbuja, cuando lo que pedimos es fuertemente quedate en tu burbuja y, en la medida que no se puede dejar de trabajar ir del trabajo a la casa, no hacer actividades de recreación.
MP: ¿Qué sabemos de las variantes y su incidencia en el contagio de los niños?
CB: Una cosa que parece quedar bastante clara es que las variantes no afectan a los niños en mayor medida que las cepas originales. Eso parece ser algo que está bastante claro. Por otro lado, los niños siguen siendo de los que menos se infectan, lo hacen pero menos que los adultos y contagian menos que ellos, eso es algo que está científicamente demostrado. Uno puede decir, ¿cómo puedo bajar la movilidad si tengo que llevar a los niños a las escuelas? Ahí es donde no acepto el "no puedo tener presencialidad porque no hay forma de evitar la movilidad". A mí me parece que los países tienen que tener muy claro qué es lo que se sacrifica cuando se sacrifica la presencialidad de los niños yendo a la escuela. Se sacrifica mucho en los niños, en las madres y padres y el futuro de muchas personas. En Uruguay el 80% de los niños va a las escuelas públicas. En 2020 no podemos decir que hubo presencialidad en las escuelas públicas, fue un año muy duro para los niños, con muy baja asistencia virtual y presencial. Si en 2021 vamos a recorrer el mismo camino esa generación de niños va a sufrir muchísimo, como médico eso es algo que me cuesta mucho aceptarlo. Creo que se pueden hacer cosas, por ejemplo, en Europa alrededor de cada escuela se generaron manzanas donde no se podía transitar en auto, de manera tal que no se produjeran aglomeraciones de personas y que la gente fuera llegando en distintos horarios. Así como nos organizamos para vacunarnos sin tener que amontonarnos nos tenemos que organizar para que los niños vayan a las escuelas. Que las escuelas pueden ser lugares seguros no hay la menor duda, si a los niños los tenés acompañados de niños y en pequeñas burbujas, respetando que cada clase sea una burbuja, ellos se infectan y contagian menos. Esto es para los menores de 12 años. Esto se puede acompañar de medidas creativas, como los días que están lindo hacer clases al aire libre u otro tipo de cosas que se han hecho a nivel mundial.
MP: ¿Alcanza con el buen ritmo de vacunación para frenar el avance del virus?
CB: En Uruguay todavía no podemos hablar del efecto de la vacunación porque recién vamos a empezar a ver ahora el efecto de la vacuna de Sinovac que es con la que se ha vacunado masivamente. Claramente el personal de salud, aparentemente, no ha aumentado el número de contagios y es el personal que ya tiene al menos una vacuna (la de Pfizer) que con una dosis ya hay estudios que indican que hay una inmunidad importante. Con la de Sinovac no hay reportes de que con una dosis se genere una inmunidad suficiente para ver un efecto en las graficas, por lo que hay que tener más paciencia. La pregunta es si la velocidad de vacunación va a alcanzar para ganarle a la velocidad con la que va la epidemia, hoy parece que no. La epidemia va a una velocidad mayor que a la que podamos ir y a la velocidad de la que podamos crear más camas de CTI, porque no es un problema de camas, sino de tener profesionales capacitados para manejar las camas. Creo que va a haber que tomar más medidas para bajar los contagios y el número de casos positivos por día. Qué medidas no nos corresponde a nosotros decirlo, sino a los políticos que son los que ven todo el bosque, nosotros miramos la parte que conocemos y en mi caso la parte sanitaria y de los números científicos.
MP: ¿Cree que a raíz de la pandemia haya a futuro más políticas y presupuesto para la ciencia?
CB: Es muy difícil pronosticar lo que vaya a pasar. Los países que hoy están desarrollados lo están debido a que en algún momento de su historia tomaron la decisión de invertir en ciencia, tecnología e innovación. Eso es algo que no está en discusión. El desarrollo de los países pasa por la evolución hacia sociedades que generen conocimiento e innovaciones y que esas innovaciones tengan un valor agregado tal para tener cada vez más innovación. La decisión de invertir en ciencia y tecnología es de invertir, no de gastar. Dependerá de los políticos no de nosotros, me gustaría ver un momento en el que en Uruguay como política de Estado se defina en forma conjunta, entre todos los partidos políticos, que se decida invertir fuerte en ciencia, tecnología e innovación de manera consensuada, hablando con todos los actores y que sea una prioridad para los próximos 30 años.