Una pareja de pumas llegó desde Argentina al Bioparque M’Bopicuá, como parte de un acuerdo regional para la conservación de grandes felinos amenazados.

Este traslado fue coordinado por varias instituciones y refuerza los esfuerzos conjuntos del MERCOSUR en la protección de la biodiversidad.

Ambos ejemplares fueron rescatados del tráfico ilegal, donde vivieron un largo período en cautiverio, por lo que no es viable su reintroducción a la naturaleza, informó la institución en redes sociales.

La operación fue realizada por la Brigada Ambiental de la Subsecretaría de Ambiente de Argentina, cruzando el puente internacional San Martín este martes 19.

“Desde el Bioparque M’Bopicuá trabajamos hace más de 25 años en la conservación de especies de fauna nativa y en la educación ambiental. Hemos logrado reproducir el tamandúa, el margay, reintroducir el pecarí de collar, que estuvo 100 años extinto en nuestro país”, expresó Juan Villalba, coordinador del Bioparque M’Bopicuá de Montes del Plata.

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Este proyecto de conservación se enmarca en la cooperación regional impulsada por el Mercosur, que destaca la importancia de la colaboración entre los países vecinos para la preservación de la biodiversidad, dada la naturaleza transfronteriza de los ecosistemas. La conservación de grandes felinos como el puma requiere grandes extensiones de territorio, lo que dificulta su reintroducción inmediata en la naturaleza. Sin embargo, la colaboración entre Uruguay y Argentina permite asegurar la conservación de material genético vital para la supervivencia de la especie a largo plazo.

El proceso para lograr el traslado de estos pumas incluyó la intervención de varias instituciones y organismos internacionales. A nivel nacional, autoridades de la Dirección Nacional de Biodiversidad y de Servicios Ecosistémicos y de la Dirección de Sanidad Animal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca autorizaron la entrada de los animales, estableciendo un estricto programa de cuarentena supervisado por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República. Previo a su traslado, los ejemplares se encontraban bajo intervención judicial en Argentina, y no pueden ser reintroducidos en la naturaleza por haber vivido en cautiverio.

Uruguay es signatario de importantes acuerdos internacionales, tales como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Estos compromisos internacionales refuerzan la obligación del país de cooperar en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, incluyendo la adopción de medidas tanto in situ como ex situ para la protección de especies amenazadas.

La llegada de los pumas a Uruguay, además de asegurar la continuidad de programas de cría en cautiverio, refleja un esfuerzo conjunto de países sudamericanos para garantizar la preservación de su biodiversidad, una colaboración fundamental para enfrentar los desafíos que afectan a la fauna nativa.

Presente en la mayor parte de América, el puma fue perseguido en Uruguay luego de la colonización europea, y a principios del siglo pasado se lo consideró extinto. Sin embargo, ejemplares de puma han sido avistados esporádicamente en épocas recientes, y en lugares tan distantes entre sí como Minas, Aiguá y Salto. En 2022 se documentó en Rivera el primer registro de residencia estable de uno de estos depredadores en el Uruguay.