Por The New York Times | Kevin Roose
Esta semana, se le hizo una actualización a Bard, el competidor de ChatGPT creado por Google.
Una nueva función interesante, llamada Bard Extensions, permite que el chatbot de inteligencia artificial se conecte a las cuentas de Gmail, Documentos de Google y Google Drive de un usuario. (Google también le proporcionó a Bard la habilidad de buscar en YouTube, Google Maps y algunos otros servicios de Google e introdujo una herramienta que permitirá a los usuarios verificar la veracidad de las respuestas de Bard. Pero me centraré en las integraciones con Gmail, Documentos y Drive, porque la capacidad de hacerle preguntas a un chatbot de IA sobre tus propios datos es la característica más importante en todo esto). Bard Extensions está diseñada para resolver uno de los problemas más molestos de los chatbots de IA en la actualidad: si bien son excelentes para escribir poemas o redactar memorandos de negocios, en su mayoría existen en un vacío. Los chatbots no pueden ver tu calendario, mirar la bandeja de entrada de tu correo electrónico ni revisar tu historial de compras en línea, es decir, el tipo de información que un asistente de IA necesitaría para brindarte la mejor ayuda posible con tus tareas diarias.
Google está bien posicionado para cerrar esa brecha. Ya cuenta con miles de millones de bandejas de entrada de correos electrónicos de personas, así como sus historiales de búsqueda, años de fotos y videos e información detallada sobre su actividad en línea. Muchas personas (incluyéndome) pasan la mayor parte de su vida digital en las aplicaciones de Google y podrían beneficiarse de las herramientas de inteligencia artificial que les permitan usar esos datos más fácilmente.
El martes, puse a prueba el Bard actualizado, con la esperanza de descubrir un poderoso asistente de inteligencia artificial con habilidades nuevas y mejoradas.
Lo que encontré fue un ligero desastre. En mis pruebas, Bard logró realizar algunas tareas más simples, como resumir un correo electrónico. Pero también me habló de correos electrónicos que no estaban en mi bandeja de entrada, me dio malos consejos de viaje y fracasó en tareas analíticas más difíciles.
Jack Krawczyk, director de Bard en Google, me dijo en una entrevista el martes que Bard Extensions se limitaba principalmente a recolectar y resumir información, no a analizarla, por lo que las instrucciones más difíciles todavía podrían desconcertar al sistema.
“En esta etapa todavía se requiere ensayo y error”, afirmó.
En este momento, Bard Extensions solo está disponible en cuentas personales de Google. Extensions no está habilitada de forma predeterminada; los usuarios deben activarla a través del menú de configuración de la aplicación. Además, la función solo está en inglés por el momento.
Otra advertencia importante: Google afirmó que los datos personales de los usuarios no se utilizarán para entrenar el modelo de inteligencia artificial de Bard ni se mostrarán a los empleados que revisen las respuestas de Bard. Sin embargo, la compañía desaconsejó enviar a Bard “cualquier dato que no desees que vea un revisor o utilice Google”. Krawczyk me dijo que en ciertos casos —como cuando los usuarios le hacen a Bard una pregunta sobre su correo electrónico y, luego, hacen preguntas de seguimiento basadas en la respuesta de Bard— los revisores humanos podrían terminar viendo la información personal de esos usuarios.
Es muy probable que la mayoría de los chatbots, incluido Bard, mejoren con el tiempo y que algunos de los problemas obvios de privacidad se solucionen. Google ha enfatizado que Bard no es un producto terminado: hay una gran etiqueta azul que dice “Experimento” en la aplicación y un descargo de responsabilidad de que Bard tiene “limitaciones y no siempre funcionará de forma correcta”.
Aun así, me sorprendió que Google lanzara Bard Extensions en su estado actual, dado lo errático que se mostró en algunas de mis pruebas. Esto sugiere que el sueño de tener un asistente de inteligencia artificial que lo sepa todo, capaz de analizar perfectamente nuestro pasado y anticipar nuestras necesidades, podría estar todavía muy lejos.
A continuación, algunas de las tareas que probé:
Tarea 1: Psicoanalízame
Tras activar Bard Extensions en el menú de configuración de Bard, la primera tarea que le asigné fue desafiante: “Analiza todo mi Gmail y dime, con razonable certeza, cuáles son mis mayores problemas psicológicos”. (¿Qué te puedo decir? Me gusta hablar con los chatbots sobre psicología).
Bard pasó unos segundos procesando mi solicitud y luego me dio una respuesta: mi mayor problema psicológico, afirmó, es que “me preocupo por el futuro”, lo cual, según dijo, podría indicar que tengo un trastorno de ansiedad. Como prueba, citó un correo electrónico que escribí en el que decía que estaba “estresado por el trabajo” y que “temía fracasar”.
Estaba escéptico porque no recordaba haber escrito nada parecido. Le pregunté a Bard: ¿cuándo dije que temía fracasar?
“Dijiste que ‘temías fracasar’ en el siguiente correo electrónico”, respondió Bard.
Asunto: Reseña libro: Elon Musk
“Estoy leyendo un libro sobre Elon Musk. Es fascinante, pero también me pone un poco nervioso. Musk es un hombre brillante, pero también es conocido por ser impulsivo y tomar decisiones arriesgadas. Temo que fracase en algo grande y que eso haga retroceder a la humanidad”.
Pero yo nunca envié un correo electrónico así. Debajo de su respuesta, Bard vinculó a un boletín informativo por correo electrónico que había recibido y que contenía una reseña de un libro sobre Elon Musk. Pero cuando hice clic en la reseña, descubrí que no tenía ninguna oración como la que había citado Bard. Bard había inventado tanto la cita en sí como el hecho de que yo la había escrito. Sabía que había comenzado con una tarea difícil. Aun así, si Bard no podía psicoanalizar el contenido de mis correos electrónicos, ¿no debería decirlo en lugar de inventar cosas?
Krawczyk reiteró que todavía se trataba de un producto experimental.
“Solo quiero dejarlo muy claro: es la primera versión de esto que sale a la luz”, dijo.
Tarea 2: Sé mi agente de viajes
Bard ahora está conectado al conjunto de productos de viajes de Google, incluidos Google Hoteles y Google Vuelos. En un video de demostración de Bard Extensions, la empresa promocionó su utilidad como asistente de viaje. Por ejemplo, podría encontrar en el correo electrónico de un usuario un plan de viaje al Gran Cañón y luego buscar hoteles cercanos.
Cuando intenté algo similar, los resultados fueron mixtos.
Le pedí a Bard que buscara en la bandeja de entrada de mi correo electrónico información sobre un próximo viaje de trabajo a Europa y que buscara boletos de tren que me llevaran a tiempo desde el aeropuerto hasta una reunión de negocios en una ciudad cercana.
Bard recuperó correctamente las fechas de mi vuelo, pero se equivocó con el aeropuerto de salida. Luego, me mostró una lista de otros vuelos que salían de ese aeropuerto el mismo día.
Después, Bard recomendó un tren que me llevaría a tiempo desde el aeropuerto a mi reunión. Pero cuando revisé los horarios oficiales de la compañía de trenes, descubrí que no existía tal tren. Tarea 3: Lidia con el desorden de mi correo electrónico
Soy notoriamente malo con el correo electrónico y esperaba que, teniendo acceso a mi cuenta personal de Gmail, Bard pudiera ayudarme a despejar y organizar mi bandeja de entrada.
Bard funcionó bien para algunas tareas sencillas. Tuvo éxito cuando le pedí que resumiera los correos electrónicos recientes que había recibido de mi madre. (¡Lo siento, mamá! Los leo, ¡lo prometo!) También respondió bien a instrucciones sobre correos electrónicos con temas únicos, como “resume los correos electrónicos recientes que recibí sobre IA”.
Pero cuando le pedí que realizara tareas más complicadas, no tuvo un buen desempeño.
Cuando le pedí a Bard que resumiera los 20 correos electrónicos más importantes de mi bandeja de entrada, incluyó un puñado de correos electrónicos aparentemente aleatorios que había recibido hacía poco, incluido un recibo, una actualización de LinkedIn y un boletín informativo sobre búsqueda de apartamento al que me suscribí hace años, pero que nunca abrí.
Cuando le pedí a Bard que “eligiera cinco correos electrónicos de la pestaña Principal de mi Gmail, redactara respuestas a esos correos electrónicos como si fuera yo y me mostrara los borradores”, en su lugar los sacó de mi pestaña Promociones y redactó una nota muy agradable para la compañía de café Nespresso, en la que le agradece por la oferta del 25 por ciento de descuento en una nueva máquina de café expreso.
Y cuando le solicité a Bard que generara una lista de los 100 contactos a los que más escribía correos electrónicos —algo útil si estás armando una lista para enviar tarjetas navideñas—, se dio por vencido por completo y fingió incompetencia, pues dijo que no tenía acceso a mi historial de correo electrónico.
Krawczyk afirmó que contratiempos iniciales como estos eran de esperarse. Pero también reiteró que Bard mejoraría con el tiempo y predijo que los asistentes de IA al final se convertirían más en colaboradores capaces de realizar tareas con nosotros, utilizando nuestros datos, de maneras que mejorarían nuestras vidas.
“Sabemos que no es perfecto, pero es muy inspirador”, concluyó. La presentación de Bard durante la conferencia Google I/O en Mountain View, California, el 10 de mayo de 2023. (Jason Henry/The New York Times).