Para ello, el Gobierno australiano ordenó la creación de un código de conducta obligatorio que deberá cubrir asuntos como el intercambio de datos, la clasificación y visualización de las noticias, el pago y el intercambio de los ingresos generados, indicó el jefe de la oficina del Tesoro, Josh Frydemberg, en un comunicado.
El código, cuya elaboración estará a cargo de la Comisión Australiana de Competencia y Consumo (ACCC, siglas en inglés), establecerá medidas relacionadas con el cumplimiento de lo establecido, sanciones, así como los mecanismos de resolución de disputas vinculantes, agrega el comunicado suscrito también por el ministro de Comunicaciones, Paul Fletcher.
El borrador del código está previsto que se publique a finales de julio para ser sometido a consultas, antes de su entrada en vigor.
La medida se da en respuesta a las recomendaciones de la ACCC, plasmadas en un informe final publicado en diciembre, sobre el impacto de los buscadores y las redes sociales en el mercado publicitario y de los medios.
El informe destaca que las plataformas digitales en Australia concentraban el 51 por ciento del gasto publicitario en 2017 tras doblar su participación en los cinco años anteriores a costa de las publicaciones impresas, que en el mismo periodo pasaron del 33 al 12 por ciento del gasto.
Facebook, la red social más popular en Australia, dispone de 17 millones de usuarios mensuales en el país, el 68 por ciento de su población, mientras que Instagram -la segunda con más seguidores y propiedad de Facebook- tiene 11 millones más.
Google acumuló en 2017 el 90 por ciento del tráfico de búsqueda desde ordenadores en Australia y el 98 por ciento desde teléfonos móviles.
Con información de EFE