Un juego de cortinas de luces de colores que danzan en el cielo: las auroras que se pudieron ver este fin de semana en lugares tan variados como Australia, Tasmania, Nueva Zelanda, el norte de Estados Unidos, Europa, y hasta Uruguay, son tan mágicas como explicables a través de la ciencia.
Lejos de ser fenómenos misteriosos, su origen está en las llamadas tormentas solares o tormentas geomagnéticas, que se dan cuando la actividad normal del sol es “un poco más fuerte”, explicó a Montevideo Portal el doctor en Astronomía e investigador del Pedeciba y la Facultad de Ciencias de Udelar, Tabaré Gallardo.
“Esa actividad es la eyección de protones y electrones de gran densidad a alta velocidad, entre 500 y 700 kilómetros por segundo. Dichas partículas cargadas que viajan desde el sol hacia todo el espacio interplanetario, cuando llegan a la Tierra, interactúan con el campo magnético terrestre: lo aplastan, es decir, ejercen una cierta presión, y se cuelan por él”, graficó.
Gallardo describió que el campo magnético del planeta funciona “como un escudo” porque actúa sobre las partículas cargadas y las desvía.
“Cuando llega esta lluvia a alta velocidad por los polos y zonas próximas, colisiona con los moléculas y átomos de la atmósfera que, a su vez, se excitan y liberan fotones que pueden ser verdes, rosados, azules, rojos: eso es lo que se ve como aurora”, completó el científico, bajo cuyo nombre fue bautizado un asteroide en 1999.
Estas tormentas no son inusuales, pero lo llamativo es lograr apreciarlas desde Uruguay.
El campo magnético terrestre tiene dos puntos vulnerables: los polos magnéticos, que no coinciden con los geográficos. Uno de estos polos se encuentra en Norteamérica y el otro está entre la Antártida y Australia. En esas latitudes es donde se aprecia con mayor intensidad este flujo intenso de protones y electrones.
Hacía unos 20 años que no se daba un fenómeno de tal magnitud (categorizada como G5, la más alta) y en Uruguay, por su ubicación geográfica, es “muy raro de ver” y “no hay reportes de casos similares”.
Aunque Gallardo matizó su propia afirmación, ya que recordó que en los años 90 pudo observar un cielo de este tipo y luego confirmó con los datos de esa época que se trató de una eyección. “Como no había cámaras en los celulares pasó desapercibido”, adujo.
Esta vez sucedió lo contrario: múltiples personas pudieron fotografiarla y varios usuarios en redes sociales compartieron las fotos de los cielos rosas, como si se tratara de un crepúsculo, pero a altas horas de la noche.
“Los efectos que vimos fueron de mucho menor intensidad que lo que se ve en los polos magnéticos, claramente”, contó y sumó que antiguamente el fenómeno solo se denominaba “aurora boreal” porque respondía a sus primeros avistamientos en el hemisferio norte. Ahora se sabe que también hay auroras australes, como la que llegó a apreciarse en el país.
La llegada de las auroras boreales y australes de mediados de mayo no fueron tan sorpresivas para los científicos.
De hecho, hacía tres días que se sabía que podríamos ver esa explosión magnética en el cielo terrestre.
Por ejemplo, en la página web www.spaceweather.com se puede ver en tiempo real el aspecto del sol y la actividad que tiene a través de varios satélites que observar al astro rey. Desde allí se anunció que se había eyectado una de estas excepciones de masa solar.
Este lunes por la tarde, la misma página mostraba imágenes de una nueva eyección importante que esta vez no iría en la dirección de la Tierra sino que le pasaría “de costado”. “Se va a ver pero no va a ser el efecto que tuvo la anterior”, le dijo Gallardo a Montevideo Portal y complementó: “Podría verse un cielo de color rosado, pero muy tenue, más tenue que estos días”.
Aunque en esta ocasión no hubo reportes, una tormenta solar de tal magnitud puede provocar problemas en la red eléctrica, problemas satelitales, e incluso una fracción de estas partículas puede llegar a la estación internacional. De hecho, el experto contó que “hubo en la historia grandes apagones generados por este tipo de corrientes inducidas en la tierra”.
En cuanto a los astronautas, se les pidió que se trasladasen a un rincón más protegido dentro de la estación espacial “porque es un flujo de partículas que atraviesa los materiales”, narró el uruguayo y agregó que incluso hay bastantes trabajos que muestran los efectos sobre la salud de estos fenómenos y analizan el desarrollo de tumores en personas que han hecho viajes espaciales.
Esto debido a la radiación generada. “Peor es ir de visita a Chernóbil, pero sí, ese es un riesgo que existe”, culminó Gallardo.