El sector del entretenimiento de EE. UU. vive con inquietud los avances de la inteligencia artificial (IA), una tecnología que ya permite recrear el desempeño creativo de sus profesionales y ante la que se mantienen en pie de guerra buscando mayor protección para sus trabajos.
El nombre, la imagen, las interpretaciones e incluso la voz de los actores de Hollywood puede ser generada por esta herramienta digital que también se nutre de textos escritos por guionistas y que está mejorando su precisión a pasos agigantados.
El sindicato de actores de EE. UU. (SAG-Aftra) y el gremio de guionistas de este mismo país (WGA) han mantenido una huelga conjunta de casi tres meses para acabar con lo que, según ellos, supone una “suplantación de identidad” y “vulneración de las obras” por parte de los grandes estudios y servicios de “streaming”.
Uno de los últimos ejemplos de personalidades que han alzado la voz abiertamente contra la conocida como inteligencia artificial generativa ha sido Zelda Williams, hija del malogrado actor Robin Williams (1951-2014), tras enterarse de que la voz de su padre fue simulada con este mecanismo casi una década después de su muerte.
“Es un monstruo Frankenstein horrendo e improvisado con lo peor que hay dentro de la industria”, opinó Zelda en su cuenta de Instagram.
Misma red social que utilizó Tom Hanks (“Forrest Gump”) para alertar sobre un anuncio que se valió de IA para usar su imagen y hacerle promocionar ficticia e ilícitamente ofertas de una clínica dental.
“¡Cuidado! Hay un video por ahí promocionando algún plan dental con una versión mía de IA. No tengo nada que ver con eso”, ha dicho en Instagram.
Escritores y “youtubers” también reclaman mayor protección
El año pasado, incluso antes del “boom” de popularidad del famoso ChatGPT, los ingresos totales del mercado de la IA a nivel mundial se estimaron en 380.350 millones de dólares, según datos de la consultora International Data Corporation (IDC).
Empresas como OpenAI, Meta, Google, Amazon o Microsoft son algunas de las principales compañías a la vanguardia de la generación de contenidos por inteligencia artificial, para la que necesitan entrenar sus servidores con inmenso volumen de información audiovisual o escrita.
De hecho, la autora estadounidense Sarah Silverman ya demandó este verano a OpeanAI y Meta por supuestamente haber mejorado sus sistemas de lectura y resúmenes automáticos gracias a algunas de sus obras que habrían conseguido en archivos ilegales de internet.
Pero el uso de esta herramienta se ha extendido tanto que ha llegado a las propias redes sociales y a diferentes ámbitos de creación de contenido.
El youtuber MrBeast, que cuenta con 192 millones de suscriptores, exigió recientemente a la plataforma TikTok que bloqueara vídeos como el que él protagonizó involuntariamente, gracias a una IA, en el que se le podía ver “vendiendo” móviles iPhone a 2 dólares.
Mientras tanto, para expertos en tecnología como Aaron Rafferty, fundador de la asesoría digital StandardDAO, esta herramienta también puede ser vista como “una oportunidad” para los creativos estadounidenses.
“Los sindicatos de Hollywood están encabezando una lucha que realmente se basa en mejorar sus salarios. Ellos son conscientes de que con la IA cada profesional podría gestionar individualmente sus creaciones, saber para qué se usa y hacer su propio negocio”, manifestó en una entrevista con EFE.
Los creativos buscan contratos más transparentes
Una postura en las antípodas de la que presentan gremios como SAG-Aftra, actualmente en negociaciones con los estudios y plataformas de “streaming”, que hacen hincapié repetidamente en que la aplicación de la IA sobre sus trabajos debe ejecutarse de manera transparente.
Y es que, mientras que los escritos de los guionistas de EE.UU. están protegidos ante la inteligencia artificial por los derechos de autor, los actores o locutores estadounidenses no cuentan con una garantía legal específica.
Como parte del sindicato SAG-Aftra, Tim Friedman, a su vez presidente de la Asociación Nacional de Actores de Voz, explicó a EFE que buscan “asegurar” que cada contrato explicite si las compañías aplicarán IA sobre sus voces o imágenes para que sean los creadores quienes decidan si lo consienten y a cambio de qué remuneración.
“También estamos pidiendo que se informe al público de aquellos contenidos que han sido generados por IA y tratar de recuperar esos archivos cuyo uso autorizamos antes de que surgiera esta tecnología”, añadió.
La Asamblea Estatal de California fue testigo el mes pasado de cómo se presentaba un proyecto de ley con el que se anularían aquellos contratos considerados imprecisos a la hora de clonar digitalmente rostros, voces o cuerpos.
Su aprobación está pendiente para los próximos meses, pero mientras tanto miembros de SAG-Aftra como Friedman se afanan en promover el apoyo a su causa porque este sería “solo el primer paso para acabar con trabajos convencionales” que afectan a toda la sociedad.
Guillermo Azábal / EFE