Por Cecilia Presa
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Un grupo encabezado por investigadores uruguayos presentaron al mundo al primer dinosaurio original del Uruguay a través de una publicación en la revista científica Cretaceous Research realizada este martes.
Bajo el título “Relaciones filogenéticas de un nuevo titanosaurio (Dinosauria, Sauropoda) del Cretácico Superior del Uruguay”, el artículo completo, al que accedió Montevideo Portal, da cuenta del hallazgo de un titanosaurio herbívoro que data de hace más de 80 millones de años (Cretácico superior), de 15 a 16 metros, cuyos restos óseos fueron encontrados en la localidad de Quebracho, en Paysandú en 2005.
Casi 20 años después, el equipo de paleontólogos uruguayo finalmente puede afirmar que se trata de un animal único en el mundo y, de esta manera, lo bautizaron Udelartitán celeste.
Si bien, según la investigación, los primeros restos fósiles se descubrieron en el siglo XX, este dinosaurio tiene características que le dan mérito para llevar un nombre propio.
El Udelartitan es único en su especie, a la que llamaron “celeste”. La parte del nombre que refiere a la Universidad de la República (Udelar) y al tipo de dinosaurio (titán) responde al género del animal, ya que no se puede crear un género sin una especie. Por eso, el bautismo fue con nombre y apellido: Udelartitán celeste.
“Analizamos otras opciones porque yo sé que no suena muy musical ni muy lindo, pero ‘Celestetitán’ se prestaba para algún chiste grosero de Darwin Desbocatti y 'Celestesaurus' era muy típico”, narró con humor a Montevideo Portal Matías Soto, el paleontólogo uruguayo que dirigió la investigación.
Por eso, decidieron rendirle honor a la universidad en donde se formaron los integrantes uruguayos del equipo y de donde sale el 80% de investigación científica de Uruguay.
El experto describió a Montevideo Portal cómo es el proceso para llegar a nombrar a un dinosaurio: “Lo primero es demostrar que realmente es una especie nueva que tiene, ya sea características únicas o una combinación de características que existen en otros bichos, pero que no se dan todas juntas salvo en este espécimen”.
Tras esto, hay “algunas reglas” que se deben seguir. De hecho, como toda publicación científica, el artículo fue sometido a varias revisiones de pares, en las que el nombre Udelartitán corrió riesgo de extinguirse antes de incluso de ser revelado al mundo.
“Al final, hasta casi no nos querían dejar ponerle un nombre nuevo, pero nos paramos de pie y pasó”, relató Soto, quien manejó el concepto de “colonialismo científico” en referencia al juicio más severo y las barreras que se imponen desde el norte global a investigadores de países que cuentan con pocos recursos para la ciencia.
El uruguayo afirmó que esta publicación tuvo la ventaja de contar con la colaboración de un especialista argentino y dos brasileros “que son unos tigres”. Esto, porque la financiación de la investigación vino de dos fuentes: una uruguaya, a través de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), y otra de San Pablo, Brasil.
Pero la investigación paleontológica del hoy Udelartitán comenzó muchos años atrás. En 2008 los paleontólogos lograron publicar un artículo en español y en 2012 otro en inglés, aunque todavía no se habían “animado a ponerle el nombre”.
Luego pasaron 12 años en donde la investigación quedó encajonada.
Además de las limitantes económicas y de tratarse de un equipo reducido de investigadores —unos diez en total, de los cuales tres firmaron la publicación de Cretaceous Research— también había un impedimento coyuntural. “Con los conocimientos del momento no se podía avanzar mucho más”, contó Soto.
“Gracias a que hace unos dos años apareció este grupo de brasileños que se enfocaban en el Cretácico y que vimos que en estos 20 años se sabía mucho más sobre el titanosaurios de Sudamérica, entonces estaba bueno hacer un análisis tipo de árbol genealógico”, explicó el científico, quien es el único en el equipo uruguayo que se dedica 100% a investigar dinosaurios.
El estudio de la genealogía de los dinosaurios se llama “análisis filogenéticos” y se ejecuta a través del reconocimiento de las características de cada hueso encontrado, en este caso más de 100 piezas óseas, que luego se cotejan con una base de datos en un programa informático y se llega a “los parientes más probables” del animal.
“Es casi como una hipótesis, pero es lo más cercano que tenemos”, manifestó. De este análisis surgió lo que los investigadores insinuaban en 2012: que esta nueva especie pertenecía al Cretácico, pero que presentaba una particularidad propia: una primera vértebra convexa.
Ahí apareció el “eureka” que despertó el interés nacional e internacional en la investigación: habían descubierto un nuevo titanosaurio.
“En realidad nosotros estamos llegando después de otros países que ya han encontrado sus propios dinosaurios”, contó el paleontólogo y divulgador. Y ejemplificó con el caso de Argentina, que en los 90s halló al Argentinosaurio, otro titanosaurio que es hasta hoy el más grande del mundo.
En el caso del Udelartitán, su tamaño, según lo describe Soto, está “a mitad de tabla”, ya que entre los titanosaurios hay restos fósiles de animales de tamaños que van de los seis a los 35 metros.
“Los titanosaurios pertenecen, a su vez, al grupo de los dinosaurios de cuello largo pero herbívoros que se llaman saurópodos. Estos dinosaurios fueron muy comunes en el Cretácico en Argentina, Brasil y Uruguay. En esa época también teníamos en India y Madagascar, pero muy pocos en el norte”, detalló Soto.
Sin embargo, con el análisis genealógico del Udelartitán encontraron a un pariente de este en Estados Unidos. “Se confirma que Uruguay fue un país de inmigrantes desde el Cretácico”, bromeó el científico.
Ciencia y candombe
En la imagen publicada en el paper sobre cómo se vería el dinosaurio uruguayo llama la atención que, sobre la esquina inferior izquierda, se ve la silueta de un tamborilero y una caderona bailarina de candombe.
El investigador le dijo a Montevideo Portal que “siempre que uno publica una especie de lo que sea pone una referencia de tamaño” y que suele incluirse la escala humana a su lado.
En este sentido, el equipo quiso hacerlo “bien uruguayo”. “Dijimos: ‘si le pusimos Udelartitán celeste vamos a ir metiendo cosas uruguayas’ y pusimos el candombe, que es algo tradicional nuestro y de paso le das difusión en el mundo”, explicó y detalló que, en particular, la bailarina está inspirada en Rosa Luna.
Por Cecilia Presa
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