El análisis del contenido del celular de Alejandro Astesiano, excustodio del presidente Lacalle Pou, amenaza con convertirse en el mayor proveedor de escándalos en la historia política del país.
Astesiano fue arrestado en setiembre en el marco de una investigación acerca de la tramitación irregular de pasaportes uruguayos, trama que involucraría a ciudadanos rusos. Sin embargo, los contenidos del celular del detenido pronto aportaron información sobre otros asuntos de los que hasta entonces nada se sabía. Por ejemplo, se reveló que un militar uruguayo retirado, actualmente titular de una empresa con sede en Miami, solicitó a Astesiano información privada sobre legisladores del Frente Amplio.
Esta semana, la revisión de los chats del ex hombre de confianza de Lacalle Pou aportó nuevo material: de los textos se desprende el intento de Astesiano de obtener información sobre los movimientos de Lorena Ponce de León, excompañera del presidente, luego de que la pareja se separara. Para ello, recurrió a un alto jerarca policial.
Como era de prever, esta información se convirtió de inmediato en tema de debate en redes sociales, y el término “Loli”, diminutivo de Lorena Ponce de León, se hizo tendencia en Twitter.
No era la primera vez que “Loli” se hacía popular en Twitter, pero en esta ocasión ocurrió algo que dejó perplejos a muchos internautas y dio pábulo a hipótesis conspirativas: las búsquedas en Twitter por la palabra “Loli” no arrojaban resultado alguno, a pesar de ser uno de los temas más abordados en la red.
De inmediato surgieron voces que acusaron de censura a la empresa del pajarito, sin parar mientes en que un tema de la política doméstica uruguaya difícilmente ameritaría tan draconiana medida en una red global.
Y por atractiva que resulte la idea de una conjura internacional o un posible pacto entre Lacalle Pou y Elon Musk, propietario de Twitter, la realidad es más simple y prosaica: el término “Loli” fue excluido recientemente de las búsquedas en varias plataformas online por razones muy alejadas de la política. Se trata de una palabra asociada a material de pornografía infantil, y por esa razón se la censuró.
Para eludir el problema, numerosos usuarios de la red social optaron por modificar el vocablo y escribirlo con i griega final. Así las cosas, “Loly” también se hizo tendencia, y las búsquedas en Twitter funcionaron correctamente.