Por The New York Times | Paulette Perhach
Paul Weiner, un artista, ha estado experimentando con la inteligencia artificial (IA) desde el año pasado, generando desinformación visual creada con IA y viendo si logra que las imágenes se difundan. Pero, hace poco, recurrió a ChatGPT, un chatbot que tiene la capacidad de responder preguntas complejas, por un motivo muy distinto: conforme se acercaba su cumpleaños número 30, decidió pedirle un consejo sobre su plan de jubilación.
“Tal vez ChatGPT me daría respuestas que, de otra forma, obtendría de alguien a quien tendría que pagarle mucho dinero”, comentó.
La inteligencia artificial generativa como ChatGPT tiene a los trabajadores del conocimiento temerosos del impacto que podría tener en sus empleos y a los consumidores cada vez más interesados en saber qué servicios costosos pronto podrían remplazarse con una instrucción de software. Ahora que la industria de la inversión está recurriendo a la inteligencia artificial como herramienta de planificación y asesoría financiera, los valores de la exactitud, la humanidad, la seguridad y la accesibilidad están luchando para retener su relevancia. En el futuro, ¿a quién, o a qué, le pediremos consejos sobre las decisiones más importantes de nuestra vida?
ChatGPT le recomendó a Weiner que abriera una cuenta individual Roth para la jubilación y certificados de depósito, así como que automatizara sus ahorros y creara un presupuesto. Aún no abre ninguna de estas cuentas ni se comunica con un asesor financiero, como también le sugirió hacer el chatbot.
“Te lanza mucha información al mismo tiempo”, dijo Weiner. No le parecieron suficientes las explicaciones breves sobre qué hace un certificado de depósito o las diferencias entre una cuenta Roth individual de jubilación y una tradicional. Concluyó que quizá sería más útil hablar con un asesor financiero.
“Pero eso me remite a la razón por la que estoy usando ChatGPT en primer lugar… es gratis”, señaló.
La IA se ha unido al chat financiero
Delyanne Barros, instructora de manejo de capital, comentó que creía que la mayoría de los cientos de miles de personas que la siguen en redes sociales no tenían idea de qué es ChatGPT. “¿Soy la única que está fascinada con esta cosa?”, preguntó. Cuando les pregunta a sus seguidores si la han usado, relató: “Ellos responden: ‘¿De qué hablas?’”.
Les está enseñando lo básico: hay una versión gratuita del servicio y funciona como más que solo una alternativa de Google. Barros también ha usado ChatGPT para verificar los cálculos relacionados con su plan de jubilación. Pese a su utilidad, no le preocupa que los chatbots la remplacen.
“Con algo como la inversión, en mi carácter de educadora de finanzas personales, no me preocupa, porque me doy cuenta de que no es como que me van a decir: ‘Ya no te necesitamos. Tenemos ChatGPT’”, afirmó. “En todo caso, esta será una herramienta que va a mejorar la experiencia de asesoría que les brindo a las personas, pero sin duda no nos va a remplazar, porque la gente aún necesita mucha orientación”.
Aunque no estés familiarizado con la IA generativa, lo más probable es que ya la hayas utilizado.
Intuit empezó a integrar la inteligencia artificial en sus productos de software, que incluyen Mint y TurboTax, hace más de una década, declaró Ashok Srivastava, el vicepresidente ejecutivo y director de datos de la empresa. En la actualidad, comentó que la plataforma realiza 58.000 millones de predicciones de aprendizaje automático al día. QuickBooks, otro producto de Intuit, predice el flujo de caja de pequeñas empresas, y la compañía ha observado que, cuando les da a los usuarios consejos basados en inteligencia artificial, el 95 por ciento de los propietarios de pequeños negocios los acata.
Su estrategia sigue combinando interacciones humanas con otras basadas en la inteligencia artificial. Por ejemplo, los clientes pueden reunirse en persona con un experto y luego, la IA crea un resumen categorizado y etiquetado de la conversación para que puedan revisarlo después.
Fallas en el sistema
Hasta el momento, la tecnología es prometedora, pero no es un 100 por ciento precisa.
“Estos sistemas cuentan historias plausibles y te dan ideas plausibles, pero no necesariamente correctas”, dijo Srivastava. “Nosotros nos enfocamos en darle a la persona la experiencia correcta, arraigada en la realidad y en datos debidamente personalizados a sus necesidades, de modo que puedan tomar las mejores decisiones financieras de ahora en adelante”.
Srivastava indicó que sí imaginaba un futuro en el que los humanos quedaran fuera de la ecuación de la planificación financiera.
“Yo crecí en este ámbito, lo he visto evolucionar, y esta es una tecnología increíble”, afirmó. “Creo que la conexión humana sigue siendo importante. Imagino que querremos ayudar a los contadores públicos, a los que llevan los libros contables, los planificadores y asesores financieros —todos los integrantes de este ecosistema— a crecer y prosperar junto con el uso de la inteligencia artificial”.
Josh Pigford, fundador y director ejecutivo de Maybe, estaba desarrollando una plataforma de gestión de finanzas personales que ayudara a la gente a tomar decisiones financieras cuando debutó ChatGPT. Hace unos meses, Maybe se rediseñó desde cero, esta vez con GPT, la tecnología detrás de ChatGPT, como la base de la plataforma. El proceso siempre comienza con una pregunta que la gente quiere que se le responda, explicó Pigford.
“En un inicio, el procedimiento consistía en darte acceso a un asesor financiero que pudiera responder esas preguntas directamente”, agregó Pigford. “Cuando empezamos a probar las habilidades de GPT con respecto a esas tareas, nos dimos cuenta de que, pues, GPT podía hacerlo bastante bien”.
Las cosas se pusieron aún más interesantes cuando las personas empezaron a ingresar datos financieros y personales, como edad, ubicación y objetivos. Entonces, el sistema podía tomar en cuenta todo, desde dependientes hasta declaraciones conjuntas y códigos fiscales locales —detalles que podría usar un asesor financiero— y entregar resultados directamente al cliente.
Esto, claro, alude al tema de la privacidad. En el sistema de Maybe, la información bancaria está protegida y no llega a manos de OpenAI, la empresa que creó ChatGPT.
Las alucinaciones —la tendencia de ChatGPT de generar información incorrecta— también se han vuelto preocupantes. Pigford y su equipo identificaron este problema durante sus primeras pruebas.
“Hubo un momento dado en que inventaba transacciones enteras y producía toda una historia como: ‘Compraste este artículo en Home Depot para refrescar tu sala de estar’”, narró. “Ese es un problema real”. Por ello, Pigford considera que es muy pronto para deshacernos de los profesionistas de carne y hueso. “Creo que habrá un periodo de transición en el que los humanos aún serán necesarios”, señaló. “El objetivo no es prescindir por completo del asesor financiero”. La industria de los servicios financieros planea incorporar herramientas como ChatGPT en sus productos. Pero los humanos seguirán siendo necesarios para brindar consejos personales. (Will Cordell/The New York Times) La industria de los servicios financieros planea incorporar herramientas como ChatGPT en sus productos. Pero los humanos seguirán siendo necesarios para brindar consejos personales. (Will Cordell/The New York Times)
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