Por The New York Times | Susan Shain
Cada semana, Angela Espinoza Pierson veía con sentimientos encontrados su cesto de reciclaje: lleno de botes de detergente, botellas de champú y contenedores de plástico que alguna vez contuvieron fresas. Claro que era mucho plástico, pero se iba a reciclar.
O eso creía ella. Luego su esposo le envió algunos artículos que revelaban que menos del seis por ciento de los plásticos del país se reciclan y que incluso el plástico reciclado solo puede reusarse una o dos veces. Espinoza Pierson, que vive en Buda, Texas, se quedó impactada. “Todo el plástico que pensamos que se reciclaba, en realidad solo se desecha y se va acumulando por ahí”, comentó.
Decidida a reducir su consumo de plásticos, Espinoza Pierson compró un kit básico de una empresa que vende productos rellenables de limpieza para el hogar. El kit incluía pastillas que contenían concentrados de jabón para manos y desinfectantes multisuperficies para vidrios y baños, junto con cuatro contenedores vacíos. Llenó de agua cada uno, introdujo una pastilla en su interior y vio cómo se disolvía. Si le gustan los productos de limpieza, pedirá más pastillas, pero reusará los contenedores, sin necesidad de generar más desechos plásticos.
Dados los efectos perjudiciales del plástico en el medioambiente, casi tres cuartas partes de los estadounidenses afirman hacer el intento de reducir su dependencia de los plásticos de un solo uso, según el Centro de Investigaciones Pew. Ya que el plástico está en todas partes y es sumamente difícil evitarlo por completo, algunas personas, como Espinoza Pierson, han retomado una práctica que en otro tiempo era costumbre: rellenar contenedores en lugar de desecharlos. Según los cálculos de un informe del Foro Económico Mundial, si se reutilizara tan solo del 10 al 20 por ciento de los empaques de plástico, la cantidad de residuos plásticos en el océano podría reducirse a la mitad.
Aunque desde hace tiempo los consumidores conscientes del medioambiente han estado rellenando contenedores con fórmulas hechas por ellos mismos o comprando en ciertas tiendas, como las boutiques de cero residuos que ahora proliferan, encontrar productos rellenables a gran escala para el consumidor común ha sido más complicado.
Pero eso ya empezó a cambiar. En los últimos años, Windex, propiedad de SC Johnson, ha lanzado al mercado concentrados que se disuelven en agua; Dove comenzó a vender desodorantes en barra que se meten en dispensadores reusables, y The Body Shop añadió estaciones de relleno de productos a la mitad de sus tiendas en Estados Unidos.
Estos son experimentos diminutos en un país que genera casi 226 kilogramos de residuos plásticos por persona al año. Pero Matt Prindiville, director ejecutivo de Upstream, una organización y consultoría que aboga por la reutilización, declaró que su organización ha visto que la cantidad de empresas emergentes que ofrecen productos reusables y rellenables ha crecido de una docena en 2019 a más de 150 en la actualidad. “Si me hubieras preguntado sobre esto hace tres años, no habría imaginado la rapidez con que ha crecido el interés en este sector”, afirmó Prindiville. “No solo por parte de los bienhechores, sino de las marcas más grandes del mundo”.
‘Solo empacamos y vendemos agua’
Las empresas de bebidas en Estados Unidos adoptaron los contenedores de plástico de un solo uso en los años setenta, en gran medida para ahorrar dinero, explicó Bart Elmore, profesor asociado de historia ambiental en la Universidad Estatal de Ohio. Las empresas ya no tenían que recolectar ni limpiar botellas rellenables.
Como también era más práctico tirar cosas que limpiarlas y reutilizarlas, esto se consideró un avance. Un anuncio de Toss’ems, un biberón de un solo uso que se lanzó al mercado en 1971, resumía la ética del momento con una pregunta: “En esta era desechable, ¿por qué usar una botella no desechable?”. Tanto los fabricantes como los consumidores se enamoraron de los materiales ligeros e irrompibles. Más de un tercio de todo el plástico producido en la historia se ha usado con fines de embalaje, y la mayor parte se crea y desecha en el mismo año.
En la actualidad, la presión para reducir sus huellas de carbono está forzando a las corporaciones a echar un segundo vistazo a todos esos empaques de plástico. “El hecho de reusar algunos tipos de productos y empaques puede reducir por mucho esos impactos climáticos”, aseveró Prindiville.
Los productos de limpieza para el hogar parecen estar especialmente preparados para una revolución del rellenado. Mientras que los champús y acondicionadores tienen fórmulas químicas complicadas, muchos detergentes se pueden concentrar y reconstituir en agua con facilidad. De hecho, ese es el ingrediente más abundante de casi todos los productos tradicionales de limpieza, por eso Prindiville describió el sistema actual de la siguiente manera: “Solo empacamos y vendemos agua. Es una tontería”.
En cambio, cada uno de los desinfectantes de superficies concentrados que vende Grove Collaborative contiene 20 mililitros de líquido, mucho menos que una botella normal de 500 mililitros de detergente listo para usar, por lo que su transporte requiere menos combustible. Los atomizadores de Grove están diseñados para reutilizarse y sus concentrados se empacan en contenedores de vidrio o aluminio, materiales que, a diferencia del plástico, se pueden reciclar varias veces.
Ahora, los productos de Grove se pueden encontrar en los estantes de más de 5000 tiendas, entre ellas Target, CVS y Walmart, y la empresa ha visto un crecimiento de más del 600 por ciento en sus ingresos netos por mercancía rellenable desde 2018. Pero con ingresos totales de 322 millones de dólares, es un sector diminuto en el mercado de productos para el cuidado del hogar, que se valúa en 30.000 millones de dólares.
Por otro lado, el alcance de The Clorox Co. es enorme. El año pasado, la empresa de 7100 millones de dólares, que vende productos en 100 países, incursionó en el mercado de los productos rellenables con concentrados de limpieza que se pueden verter en un atomizador reusable de plástico (el embalaje representa más de la mitad de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de los fabricantes de atomizadores, y el transporte representa otro tercio).
Este producto se viene desarrollando desde 2019, cuando Clorox prometió reducir a la mitad sus empaques de plástico y fibra vírgenes para 2030. Jodi Russell, vicepresidenta de investigación y desarrollo para la división de productos de limpieza de Clorox, fue una de las personas encargadas de volver realidad este proyecto.
Junto con sus colegas, Russell, quien es ingeniera química, dedicó casi tres años completos a formular el concentrado, desarrollar las cadenas de suministro para fabricarlo y conseguir botellas y atomizadores de mayor duración.
Aunque los productos rellenables representan solo el cinco por ciento de todas las ventas de atomizadores, Russell anhela ver el crecimiento de esa cifra. Puntualizó que los detergentes concentrados no solo ayudan a los fabricantes a recortar costos de transporte y reducir su huella de carbono, sino que también ayudan a los negocios minoristas, ya que no necesitan hacer tanto espacio en sus estantes para acomodar esas botellas voluminosas.
Sin embargo, una investigación encargada por Clorox señala que, a menos que todos los fabricantes adopten los productos rellenables, los consumidores se sentirán confundidos, lo cual, al final, “destruirá todo el valor económico”, afirmó Russell. Esto ha llevado a Clorox a asumir un papel un tanto proselitista respecto a los concentrados rellenables: ha organizado presentaciones en conferencias y financiado una evaluación que demostró que cambiar a concentrados rellenables podría eliminar al menos el 58 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero que producen los atomizadores listos para usarse. El camino pedregoso hacia la revolución del rellenado
No obstante, el mayor obstáculo para los productos rellenables quizá sean los consumidores. Si bien los estadounidenses dicen que les preocupa el plástico, convencerlos de usar otros productos es otra historia, sobre todo en el caso de productos que requieren un paso extra y cuestan más al inicio.
Kate White, profesora de la Escuela de Negocios Sauder en la Universidad de Columbia Británica, estudia lo que motiva a los consumidores a adoptar conductas que favorecen al medioambiente. Más allá de la falta de practicidad percibida del rellenado en general, señaló que las rutinas de limpieza tienen raíces profundas: “Si usas Tide, es muy probable que eso es lo que usaba tu familia”.
Otro desafío es que, a diferencia de los autos o la ropa, los productos de limpieza están literalmente ocultos bajo el fregadero. Esto reduce la “influencia social”, considerada por White una de las “mayores motivaciones del comportamiento sustentable”.
Con eso en mente, White dijo que los productos rellenables podrían beneficiarse de “conectar con una identidad específica”, sobre todo una que sea “sofisticada o elegante”. Pero esa es una etiqueta que los defensores ambientales quieren evitar. Según lo explicó Prindiville de Upstream: “No queremos que la reutilización sea la nueva moda ‘orgánica’, en la que la porción más adinerada de la población consume de cierta manera y todos los demás consumen de otra”.
Por ahora, la mayoría de los productos rellenables son más costosos que las alternativas listas para usar. Por ejemplo, un kit básico de Grove cuesta mucho más que un atomizador listo para usar de Mrs. Meyer’s, una marca que también se publicita como “natural”. Pero los rellenos cuestan un poco menos, lo cual permite a los consumidores recuperar los costos con el tiempo si siguen reutilizando la botella. “Por el momento, no contamos con la escala para distribuir al menor costo”, reconoció Stuart Landesberg, uno de los fundadores de Grove y director ejecutivo de la empresa. “Pero no es como que estemos vendiendo un Tesla cuando todo el mundo conduce un Camry. Estamos en el mismo rango de precio”.
Russell de Clorox confía en que los costos disminuirán conforme crezca el mercado de los productos rellenables. La empresa tuvo que invertir en publicidad dirigida a los consumidores, nuevo equipo de fabricación y empaques adicionales con instrucciones de uso, costos que podrían recortarse más adelante. Según una investigación encargada por Clorox, el mercado llegará a un punto clave cuando los concentrados rellenables representen más de la mitad de las ventas de limpiadores en aerosol. “Entonces es cuando tendremos acceso a una gran escala”, concluyó Russell. Artículos y contenedores de plástico en un estudio en Nueva York, el 13 de febrero de 2023. (Tonje Thilesen/The New York Times) Artículos y contenedores de plástico en un estudio en Nueva York, el 13 de febrero de 2023. (Tonje Thilesen/The New York Times)