Por The New York Times | Sarah Kessler
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Un término poco conocido utilizado hace poco por la empresa más valiosa del mundo en la presentación de un producto, quizá con la esperanza de que inspire preguntas en lugar de responderlas.
Este mes, Apple ha presentado su primer visor para lo que la mayoría de la gente llamaría realidad aumentada, realidad virtual o, si se prefiere, realidad mixta. Pero ninguna de esas palabras se pronuncia en el video de nueve minutos sobre el dispositivo en el sitio web de Apple. En su lugar, se habla de “computación espacial”, “sistema operativo espacial”, “experiencias espaciales” y “audio espacial”.
Hay una razón por la que Apple ha evitado la terminología establecida en favor de expresiones más ambiguas. Y no es porque su dispositivo haga algo drásticamente diferente de visores como el Quest Pro de Meta o las HoloLens de Microsoft, según Marcus Collins, ejecutivo de publicidad y autor de “For the Culture: The Power Behind What We Buy, What We Do and Who We Want to Be”.
Cuando se trata de computación espacial, comentó Collins, “nadie sabe qué es, y eso le da a Apple la oportunidad de definirlo”.
Collins utilizó un NFT como ejemplo: si alguien te habla de “un recibo de afiliación digitalizado”, dijo, podrías hacer preguntas de seguimiento como: ¿qué es eso? ¿Cómo funciona? Pero si alguien te dice simplemente: “Voy a lanzar un NFT”, puede que te remitas a lo que ya sabes sobre los tokens no fungibles y sea más probable que digas: “No, gracias, estoy bien”.
No es la primera vez que Apple cambia de manera estratégica el nombre de una categoría. Antes de la App Store, por ejemplo, la gente no hablaba de aplicaciones; hablaba de “programas de software”. Tampoco es el único gigante tecnológico que emplea la estrategia. En 2013, Facebook utilizó “graph search” para describir su versión de motor de búsqueda. (No llegó a ser ampliamente aceptada).
Jim Prosser, un consultor de comunicación que ha dirigido equipos en Twitter, SoFi y Google, afirmó que la audiencia prevista para la “computación espacial” podrían ser los inversionistas y los medios de comunicación más que los consumidores.
“Están presentando un producto a la gente”, aseguró. “Para la prensa tecnológica, los analistas del sector y los inversores, están lanzando un concepto”.
Los conceptos de realidad virtual y realidad aumentada tienen cierto bagaje, como décadas de connotaciones de ciencia ficción, productos de otras empresas que no se han vendido bien y, en el caso de Google Glass, un apodo burlón para sus usuarios.
¿Estamos entrando en la era de la “informática espacial”? Como ocurre con todas las nuevas palabras de moda, eso no depende en última instancia de los departamentos de mercadotecnia de las empresas. Depende de los usuarios.
“Nosotros decidimos lo que es aceptable y lo que no”, comentó Collins. “Así funciona la cultura”.