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Ciencia

Compartir no siempre es bueno

¡No reenvíes eso!: desinformación y mala leche en tiempos de crisis

Junto al Master Sebastián Peña, Bernardo Borkenztain analiza la comunicación del gobierno y de la población en tiempos de coronavirus.

03.04.2020 11:29

Lectura: 6'

2020-04-03T11:29:00-03:00
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Por Q.F. Bernardo Borkenztain

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En tiempo de crisis (voy a usar la palabra coronavirus una sola vez en toda la nota y es en esta salvedad) la forma de comunicar, especialmente en tiempo de redes sociales, es esencial para mantener a la población en un estado bien ordenado. Eso no implica una estasis soviética o nazi (1), sino en un arreglo social muy parecido al que tenemos en Uruguay en estos días, con muchas de las medidas de acatamiento voluntario con buen cumplimiento y un - no tan saludable - grado de control social que ejerce presión sobre los incumplidores (2).

En ese sentido, hicimos una consulta con el Master Sebastián Peña Stelardo, licenciado en RRII (relaciones internacionales) y especialista en comunicación durante las crisis, respecto de cómo se está cursando el proceso presente y su manejo.

Lo primero es que el papel del Estado es esencial en tomar el liderazgo y dirigir la mayor cantidad de información que se pueda, y en especial ser el que maneje la narrativa, porque la misión como dijimos es gestionar sin imponer el orden y minimizar el caos, y eso solo se logra con un liderazgo firme, que tiene que tener dos características fundamentales: medidas efectivas para el manejo de la crisis en sí, que se están tomando, y lo números lo avalan (3), y una estrategia no menos eficaz para la comunicación de las instrucciones y demás información a la población, que no se estaría logrando tanto.

En efecto, se han producido momentos de confusión cuando algunos ministros han comunicado sus disposiciones, y eso se soslayaría fácilmente con el uso del vocero oficial, o con el propio presidente al frente.

Va de suyo que un ministro o técnico no tiene que tener en sus habilidades la capacidad de comunicación, eso no es esencial, pero sí lo es para un presidente, que fue electo y para eso va de suyo que debe ser un comunicador sumamente eficaz (4).

Los análogos entre las ciencias naturales y las sociales (5) son siempre espinosos, pero la comparación de la forma de difusión de la información con la entropía es tentadora; liberada a su natural curso, la conformación final siempre será más desordenada que la inicial y la narrativa o narrativas que se impongan, caóticas y probablemente contradictorias, como la "conspiranoia" y la ciencia.

La gran diferencia que existe es que en la comunicación existe un factor determinante que en la física no (que sepamos) y que es la intencionalidad: no es azarosa la generación del caos, tiene un muy importante componente de voluntades que actúan a conciencia.

En el medio anglosajón se distinguen dos casos, nos cuenta el MBA Peña, que son "disinformation" y "misinformation". Podríamos traducir el primero como "desinformación", que tiene un componente claramente intencional: se realiza una comunicación falsa o inexacta con un fin (6). El segundo se puede ver como "comunicación errónea", que implica la difusión incluso sin voluntad de engañar; puede ser retransmitida por ignorancia o indolencia, pero el problema es que la segunda en redes sociales tiene un efecto amplificador que multiplica los mensajes de la primera (7) y genera caos de datos que aniquila el poder informativo de la verdadera comunicación, especialmente de la oficial.

Evidentemente nos referimos a las famosas "fake news", que se producen y reproducen sin control, en especial con la complicidad de personas inocentes - cuando no francamente estúpidas - que reenvían sin orden ni criterio cualquier cosa que reciben por las redes sociales, incluso contradictorias: lo mismo renvían el meme de Steven Tyler que las instrucciones del M.S.P. o la teoría conspiranoica del Doctor Squizo respecto de la implicación sionista en la pandemia (8).

La razón de esta multiplicación acrítica es el pensamiento (falso) de que "mal no va a hacer" y un burgués promedio se siente el Mandela del smartphone por el bien social que hace al saturar a todos sus contactos con sesenta mensajes diarios.

Pero sí hacen mal, la gente se satura del tema y resta mucha eficacia a la narrativa oficial (9) (como vimos, esencial en una crisis), que pierde efecto y se diluye en el mar de basura.

Por lo anterior, es vital, casi tanto como el distanciamiento social  (10) que no reenviemos cosas que o no leímos o no estamos 100% seguros de su veracidad. La estructura de una noticia falsa suele tener la estructura "esto es real, el marido del primo del cuñado de mi vecina, que es médico lo dijo", lo cual es irrelevante por la conocida tendencia de todas vecinas que están casadas con un médico de contarle al cuñado, el que se lo retransmite al primo de las cosas que entendió de lo que supuestamente dijo su marido. Irrelevante; aún cuando es posible que fuera verídico las chances de que lo sea son ínfimas.

En suma, no reenvíe nada que no sea oficial o de una fuente periodística seria, causa daño, caos y no sirve para nada. Menos que nada.

Q.F. Bernardo Borkenztain

(1)  En realidad, sería mejor estasis estalinista, pero la aliteración no es del todo feliz.
(2) A veces se va la mano, como el intento de incendio de una casa en Rocha o las agresiones a los caminantes, que sirven más para el ejercicio mezquino del poder de seres pequeños que para evitar la propagación del virus.
(3) Con la salvedad de que los datos precisarían un mayor número de test diarios para ser más representativos.
(4) Ver los casos de Astori y de Larrañaga, eternos perdedores de la carrera presidencial, pero en el caso del primero un gran ministro de economía. El segundo está en su primera cartera, se verá luego que tal su gestión, pero ambos perdieron siempre con otros la posibilidad de ser presidentes antes de las elecciones.
(5) Que no son ciencias.
(6) Que puede ser generar el caos social con fines políticos o simplemente el humor como la foto de Steven Tyler que circuló con la leyenda de que era una señora que violaba el aislamiento social.
(7) En otra nota LA SUMA DE TODOS NUESTROS MIEDOS: "Coronavirus: cómo se cocinó la tormenta perfecta para convertir una catástrofe en tres" tratamos el tema de la memética y como se difunden las ideas y contenidos culturales.
(8) Esta última de Noam Chomsky
(9) En el caso de Brasil esto no cuenta. El relato oficial es el del Payaso Tiririrca...
(10) Aclaro que es una figura retórica llamada hipérbole por las dudas.

 

Por Q.F. Bernardo Borkenztain

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