Con el fin de investigar enfermedades intestinales que afectan la salud animal y humana, investigadores del Institut Pasteur de Montevideo utilizan células madre para generar “mini intestinos” que crecen en recipientes de laboratorio.
El desarrollo de órganos en miniatura en el laboratorio —conocidos como organoides— ha sido posible en los últimos años gracias a los avances en el conocimiento y la tecnología vinculada a las células madre, indicó el instituto.
A diferencia de las células específicas de cada órgano o tejido, como células musculares, neuronas, células de la sangre, las células madre se encuentran en la mayoría de los tejidos del organismo y tienen la capacidad de dar lugar a diferentes tipos de células.
Este mecanismo biológico ayuda al cuerpo a mantener tejidos o repararlos en caso de daño, explicó Mariela Bollati, investigadora responsable de la Unidad de Biología Celular (UBC) del Institut Pasteur de Montevideo.
Ante esa capacidad de las células madre, la ciencia ha buscado maneras de usarlas para crear órganos en miniatura, que son “como esculturas tridimensionales que imitan la estructura y función de los órganos, y además pueden crecer en recipientes de laboratorio”, destacó Romina Pagotto, investigadora adjunta de la UBC.
De este modo, los científicos pueden utilizar los organoides como modelos para estudiar su formación y funcionamiento, y entender cómo se desarrollan las enfermedades en esos órganos, cómo actúan los fármacos, así como para reducir el uso de animales de experimentación. “Por ejemplo, podemos crear organoides a partir de células sanas o también de células con alguna mutación, que causa una enfermedad, y así inferir qué sucede en el tejido”, indicó Pagotto.
Sobre esta base, la UBC en conjunto con el Programa de Tecnología Molecular, Celular y Animal (ProTeMCA) lleva adelante un proyecto que usa células madre para generar mini intestinos, que se pueden utilizar como modelos de estudio en el laboratorio.
El proyecto, señaló el Pasteur, permite “conocer los mecanismos involucrados en la patogénesis de la enfermedad de Chagas, producida por el parásito Trypanosoma cruzi”. Entonces, los mini intestinos son “infectados” con el parásito para estudiar “dónde y cómo se replica”.
Además, a través de esta creación, se puede “estudiar enfermedades entéricas zoonóticas que afectan la producción agropecuaria y ponen en riesgo la salud del ambiente, de los animales y del ser humano”. Por ejemplo, la toxoplasmosis, cuyo agente causal es Toxoplasma gondii, especificó el instituto.
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