Por The New York Times | Amanda Hess

Qai Qai, como nombraron a la muñeca, comenzó su actividad en la plataforma en 2018 con una serie de fotografías enigmáticas. Aunque el “feed” de la muñeca parecía estar lleno de fotografías de escenas del crimen (Qai Qai podía ser arrojada de manera poco elegante en una caja de arena o estar tendida sin vida en una franja solitaria de asfalto), también tenía una cualidad tierna y nostálgica. Las imágenes encarnaban el lado cómico oscuro de la devoción obsesiva de una niña pequeña a un objeto amado: cuando aparece algo nuevo para jugar, el objeto puede ser descartado sin compasión. Cada fotografía de la falta de atención de Qai Qai parecía impregnada del propio espíritu indomable de Olympia.

No obstante, conforme la muñeca sumaba seguidores, se adaptó a las exigencias de varias plataformas en línea. En poco tiempo, había mutado a una figura de caricatura generada por computadora con ojos tiernos y un adorno de cabello sobre la cabeza. Esta nueva Qai Qai, que parecía sentir, podía mover los labios para simular cantar canciones de videos virales como una estrella de TikTok y saludar desde un auto convertible de la juguetería FAO Schwarz como una miniinfluente. A la larga, la muñeca Qai Qai original desapareció de las redes sociales y fue remplazada por una nueva versión estilizada a partir de la caricatura y que está a la venta en Amazon. La semana pasada, Qai Qai lanzó su primera colección de NFT.

Qai Qai es parte de un movimiento para llevar el entretenimiento infantil al futuro digital. La animación estuvo a cargo de la compañía tecnológica Invisible Universe, la cual desarrolla propiedad intelectual con personajes animados nativos del internet vinculada a celebridades. (Invisible Universe también creó el personaje de un osito de peluche perdido desde hace mucho tiempo para la familia D’Amelio, famosa en TikTok, y convirtió a Clyde, el perro de Jennifer Aniston, en Clydeo, un influente de caricatura enfocado en la comida). Además, los NFT (tókenes no fungibles, activos digitales únicos que han generado un mercado altamente especulativo plagado de trucos) de Qai Qai se lanzaron en Zigazoo, una aplicación para niños de 3 años o más que se promueve a sí misma como “la red social más grande del mundo y una plataforma de NFT para niños”.

¿Acaso tu hijo pequeño necesita un NFT? Zigazoo afirma que sí. La misión de la aplicación es “empoderar a los niños para que moldeen el panorama y la infraestructura de los NFT y la Web3”, para ayudarles a “expresarse a través del arte y practicar habilidades esenciales de conocimiento financiero” y permitirles crecer para convertirse en “los ciudadanos digitales del mañana”. Como Rebecca Jennings reportó hace poco en Vox, los esfuerzos para integrar a los niños en el mundo de las criptomonedas, los NFT y la tecnología de cadena de bloques se promueven como “la preparación de futuros trabajadores para empleos lucrativos en la industria tecnológica”. El entretenimiento infantil tradicional ha buscado desde hace tiempo extraer el máximo dinero de sus jóvenes consumidores (dentro de poco, Pixar lanzará una precuela intrépida protagonizada por el personaje de “Toy Story” Buzz Lightyear), pero el lenguaje astuto que sugiere que los niños deberían gastar dinero para ganar dinero se siente nuevo. Plataformas como Zigazoo están construyendo una burbuja de expectación para niños y la presentan como un desahogo creativo, una oportunidad educativa e incluso un deber cívico unirse a ella.

Hace poco, practiqué un poco mis habilidades esenciales de conocimiento financiero al adquirir un conjunto de imágenes de Qai Qai bailando en un tutú. Primero, tuve que descargar Zigazoo, que es un tipo de TikTok juvenil diseñado para ser administrado por un adulto responsable. Cuando ya has ingresado, la aplicación te importuna con videos creados en torno a “desafíos” anodinos, como: “¿Puedes cantar en otro idioma?”, y preguntas no demasiado personales, como: “¿Cuáles son los zapatos que más te gusta usar?”. El contenido se siente menos importante que el diseño de la aplicación, que, como cualquier red social para adultos, alienta a los usuarios a sumar seguidores, obtener muchos me gusta y, en general, volverse famosos en Zigazoo. En el lenguaje de la plataforma, esto se podría traducir como “practicar habilidades esenciales de la economía de la atención”. Common Sense Media, una organización sin fines de lucro que clasifica lo apropiado de medios y tecnologías en función de la edad, da a Zigazoo altas calificaciones por no tener imágenes de violencia, drogas y “cosas sexis”. No se pueden hacer comentarios en la aplicación, solo hay mecanismos de refuerzo positivo, y cada video es moderado por un ser humano. Sin embargo, aunque la reseña de Common Sense menciona que el consumismo “no está presente” en la aplicación, está por todos lados. Cada vez que abría Zigazoo, me enteraba de que había ganado más “zigapesos”, la moneda de la plataforma, por cumplir con mi deber de visitarla todos los días. Además, me recordaba de manera constante que era importante ver el NFT más reciente de Zigazoo: imágenes en las que aparece JJ, la estrella infantil de caricatura de CoComelon.

CoComelon es un canal de YouTube muy popular que contiene videos hechos por computadora renderizados de manera poco refinada y canciones infantiles repetitivas, como “La canción del dentista” y “La canción de la pasta”. Aunque no tiene un valor evidente más allá de su capacidad de hipnotizar a los niños pequeños durante largos periodos, ha conquistado al mundo; hace poco, la marca se asoció con el gobierno de Arabia Saudita para construir una ciudad física de CoComelon en Riad, tal vez como parte de los esfuerzos de relaciones públicas a gran escala de Arabia Saudita para volverse conocida por algo más que torturar a disidentes. (Llamémosle a eso “practicar habilidades geopolíticas esenciales”).

De todos modos, a los niños les encanta: los NFT de CoComelon se agotaron antes de que pudiera comprar uno, así que esperé a que estuvieran disponibles los NFT de Qai Qai y veía la cuenta regresiva en la aplicación de Zigazoo para saber cuándo llegaría mi momento de “invertir”. Los NFT de Qai Qai se vendían entre 5,99 y 49,99 por paquete. Las sumas más grandes te compran una posibilidad más alta de adquirir no solo un NFT “común”, sino uno “poco común” o “legendario”, una diferencia que no explicaron. (Aunque cada NFT de Zigazoo está vinculado a un registro digital único en la cadena de bloques Flow, la aplicación no aclaró cuántos de estos registros asignaba a cada imagen de Qai Qai, lo que hace todavía más complicado adivinar qué tanto podrían carecer de valor en el futuro). Seleccioné un paquete “poco común” de coleccionables Qai Qai por 19,99 dólares, respondí un problema de multiplicación de opción múltiple “¡Solo para padres!” para probar que era una adulta (aunque conocía mejor las tablas de multiplicar cuando era niña) y al final fui recompensada con cuatro imágenes fijas de Qai Qai y un video repetitivo “poco común” de Qai Qai bailando el “Heel Toe Dance”. Mi NFT de Qai Qai es bonito. Como muchos de los bebés bailadores de internet que surgieron antes que ella, es tierna y comprar el activo digital también apoya a un proyecto más grande: Serena Williams desarrolló a Qai Qai para asegurarse de que la generación de su hija tenga acceso a muñecas negras, de las que la propia Williams careció cuando era niña. (No tengo nada positivo que decir sobre los NFT de CoComelon). Las muñecas ofrecen oportunidades ilimitadas para el juego creativo, como lo ejemplificaron los comienzos macabros de Qai Qai. Al principio, su cuenta de Instagram ejemplificó el poder generativo del internet, la capacidad de darle un nuevo giro a un proyecto creativo extraño y compartirlo con el mundo (no porque te “enseña” cómo invertir en criptomonedas, sino solo porque se te da la gana).

En la respuesta que Zigazoo ofrece dentro de la aplicación a la pregunta “¿Por qué los niños deberían tener un NFT?”, la compañía lamenta que “gran parte del internet gira en torno a consumir”, pero asegura que “el futuro del internet es lo que tú puedes crear”. Sin embargo, en este momento, se trata de lo que puedes comprar con zigapesos. La nueva frontera del entretenimiento infantil son los personajes animados nativos del internet que venden tókenes no fungibles en aplicaciones de redes sociales para niños pequeños. (Saehan Parc/The New York Times) La nueva frontera del entretenimiento infantil son los personajes animados nativos del internet que venden tókenes no fungibles en aplicaciones de redes sociales para niños pequeños. (Saehan Parc/The New York Times)