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Medioambiente

Por The New York Times

¿Los estadios del mundial son el futuro de los deportes en un mundo que se calienta?

Si queremos que estos partidos se jueguen con seguridad, en el momento y en los lugares que queremos, debemos considerar estas cosas.

15.12.2022 12:29

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2022-12-15T12:29:00-03:00
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Por The New York Times | John Branch

DOHA, Catar — Saud Ghani es un genio de la frescura.

En su Porsche con aire acondicionado, se quedó en un lugar bajo la sombra en la Universidad de Catar. Entró a uno de los muchos laboratorios del Departamento de Ingeniería donde estudia termodinámica: en esencia, cómo mantener cómodas a las personas en un mundo que se calienta.

Incluso su título es genial: profesor y coordinador de aire acondicionado.

El campus de la universidad estaba vacío porque se había suspendido el semestre debido a la Copa del Mundo. La temperatura exterior era de unos 32 grados Celsius. En los laboratorios interiores, era notable el frío.

Este fue el epicentro silencioso de lo que se convirtió en una historia de audacia que ha recorrido el mundo. Aquí es donde Ghani y sus colaboradores supervisaron el diseño de los sistemas que osaron instalar aire acondicionado en los ocho estadios al aire libre de la Copa del Mundo en Doha y sus alrededores, una de las ciudades grandes más calurosas del mundo.

“La gente piensa: ‘Tienes demasiado dinero y solo estás bombeando aire frío’”, comentó Ghani. “No es eso en absoluto. Pero, ¿qué se le va a hacer? Si la gente quiere criticar a la distancia, creo que es un error. Pero, si quiere aprender, es totalmente bienvenida aquí”.

Así que Ghani se dispuso a dar un recorrido privado.

Ghani quería mostrar las réplicas a escala de cada estadio, la mayoría de las cuales fueron modificadas durante las fases de diseño —por deseo de Ghani y para disgusto de los arquitectos— a fin de mantener a raya el aire caliente. Quería mostrar el túnel de viento del tamaño de un garaje y las luces de humo y láser utilizadas para examinar cómo iba a circular el aire a través de cada diseño. Quería mostrar el modelo en miniatura de las gradas, con pequeños seres humanos huecos hechos en una impresora 3D a los que se les inyectaba agua caliente de manera constante —a 37 grados Celsius— para simular la temperatura corporal, y donde las cámaras infrarrojas podían saber cuáles de las personas falsas estaban demasiado calientes o demasiado frías.

“Quiero que la gente se sienta neutral”, dijo Ghani. “No quiero que sienta frío. No quiero que sienta calor. Es un asunto de percepción. No es solo la temperatura. Sino cómo se siente”. Una ciudad que zumba de frescura

Ghani, de 52 años, es originario de Sudán y obtuvo su doctorado en Ingeniería Mecánica en la Universidad de Nottingham en Inglaterra. Casado y con tres hijos, vino a estudiar a la Universidad de Catar en 2009, justo cuando el país estaba preparando su candidatura improbable para la Copa del Mundo.

Un día lo mandaron a llamar los más altos mandos de Catar: ¿puedes diseñar un sistema que mantenga fresca a la gente, incluso en un estadio al aire libre, incluso en Doha, incluso en el verano? El éxito o el fracaso de la candidatura podía depender de ello.

Por supuesto, respondió Ghani.

En 2010, Catar se ganó el derecho a ser la sede del torneo de este año, por razones más relacionadas con corrupción que con termodinámica.

En 2015, tras reconocer que las temperaturas abrasadoras, dentro y fuera de los estadios, podían ser tanto desagradables como peligrosas, la FIFA movió la competencia de sus fechas tradicionales de verano a finales de otoño. El cambio pudo haber facilitado la misión de Ghani, con temperaturas diurnas de entre 26 y 32 grados en vez de 43 o superiores, pero él insistió en que no importaba.

Estos ocho estadios de varios tamaños y diseños no eran solo para la Copa del Mundo. Uno será desmantelado, pero siete se utilizarán durante todo el año: para grandes eventos, equipos de clubes, atletismo universitario, tal vez incluso como parte de una candidatura para los Juegos Olímpicos. (Estas promesas de usos cotidianos pueden incumplirse, como lo atestiguan los recintos fantasma de Olimpiadas pasadas).

En Catar, el calor durante nueve meses del año es casi insoportable, comentó Ghani. Y no va a mejorar.

“Desde el punto de vista de la sustentabilidad, ¿es prudente tener ocho estadios que solo se pueden utilizar tres meses al año?”, cuestionó. “Por supuesto que no. Así que necesitas aire acondicionado para que sean viables a largo plazo”.

Por supuesto, hay costos tanto financieros como ambientales y las autoridades cataríes y Ghani no los revelarán. Según algunos estimados, los ocho estadios costaron en total 6500 millones de dólares, un precio que no incluye el costo humano en vidas perdidas y problemas crónicos de salud para los trabajadores inmigrantes que los construyeron con salarios bajos.

El petróleo y el gas natural han enriquecido a Catar en el último medio siglo y la Copa del Mundo forma parte de un derroche de dinero para darse conocer. Al estilo de Oz, en este lugar ha habido un brote improbable de rascacielos, centros comerciales, hoteles de lujo y edificios de apartamentos, un nuevo aeropuerto y una red de metro, todo empapado de aire acondicionado, por supuesto.

Aquí hay poca vida sin aire acondicionado. La ciudad zumba con su sonido. ‘Una agradable experiencia térmica’

El concepto principal es simple ciencia: el aire caliente sube, el aire frío baja.

Ghani no necesitaba enfriar todo el volumen del estadio, solo los más o menos 1,80 metros por encima del suelo donde iban a jugar los atletas y en las gradas inclinadas donde se iba a sentar la gente. Ghani supuso que podía llevar aire frío directamente al campo (para los jugadores) o a cada fila de asientos (para los aficionados).

En teoría, el aire frío debía quedarse justo ahí, como una manta cómoda.

Ghani tenía que limitar las variables que pudieran perforar esa capa fría, en especial el aire caliente. Cada estadio se diseñó con un toldo blanco permanente para proteger a la mayoría de los espectadores de la luz del sol durante la mayor parte del día, pero los toldos dejaban agujeros en forma de anillo o de campo hacia el cielo.

Los agujeros dejan escapar el aire caliente. También lo dejan entrar.

Para Ghani, enfriar un estadio era como intentar mantener fresco el interior de su Porsche mientras conduce por Doha con el techo corredizo abierto… si en su coche cupieran cerca de 90.000 personas, la capacidad del estadio de Lusail, donde el domingo se jugará la final del Mundial.

Ghani utiliza mucho la analogía del coche. ¿Cómo generar suficiente aire frío para cada estadio? No es muy distinto del sistema cerrado del radiador de un coche, comentó.

Hay un depósito de agua gigante, de cientos de miles de litros, escondido afuera del estadio. En lugar de refrigerante, los estadios utilizan agua fría para enfriar el aire.

En las noches previas a los partidos (porque es más eficientes que durante el calor del día), el agua del depósito se enfría a 5 grados Celsius, explicó Ghani. La energía procede de una granja solar ubicada a las afueras de Doha, mencionó.

“Solo tengo dos bombas”, comentó Ghani. “Una lleva el agua fría al estadio y tenemos muchos intercambiadores de calor, como los radiadores de los coches, debajo de las gradas. El aire va del estadio al radiador con el agua fría dentro y luego regresa al estadio”.

Al momento de producir el aire frío, Ghani quería sutileza. No quería el método de los aviones: una explosión en la cara a través de una boquilla.

Debajo de los asientos y las gradas hay diseños especiales de ventilas para ralentizar o diseminar el flujo de aire. Se produjeron cientos de miles. El aire frío se derrama más de lo que sopla. La mayoría de los aficionados no lo notan en la parte posterior de las piernas.

No todos reciben el mismo trato. El sistema cuenta con sensores y cámaras infrarrojas para realizar ajustes durante el juego y dirigir más aire frío a distintos lugares.

Un estadio vacío se calienta con rapidez a causa del calor corporal de miles de aficionados. Durante los partidos diurnos, el sol se desplaza de una sección a otra. Unas pocas filas en la parte superior de una sección de repente aparecen más calientes que las de abajo. Un día húmedo se puede sentir más cálido que uno seco, por lo que las ventilas se ajustan en consecuencia.

“Es un sistema automatizado que canta y baila”, indicó Ghani.

Durante la Copa del Mundo, las temperaturas diurnas han alcanzado los 32 grados y las nocturnas los 21. Del 22 de noviembre al 2 de diciembre, hubo cuatro partidos al día, normalmente a las 1:00, 4:00, 7:00 y 10:00 p. m., hora local.

La comodidad en los estadios —una de las preocupaciones principales sobre este Mundial hace no tanto tiempo— no ha sido un tema de conversación.

“Cuando vi el partido de Arabia Saudita contra Argentina, fue cuando caí en cuenta”, dijo Ghani el día posterior a que ambos equipos jugaran en el estadio de Lusail durante la fase de grupos. “Estaba diseñando para 80.000 personas, pero nunca las vi. Luego vi a todo el mundo cuando salía del estadio y pensé: ‘¡Maldita sea! Toda esa gente estaba allí, disfrutando de una agradable experiencia térmica”.

No todos han quedado impresionados. Un jugador brasileño se quejó de que el aire acondicionado había enfermado a su equipo y otros se han quejado de pasar demasiado frío o calor.

En un partido vespertino entre Gales e Irán en el estadio Ahmad bin Ali, con una temperatura de unos 32 grados, los aficionados galeses de un extremo permanecieron de pie durante todo el encuentro, entrecerrando los ojos y sudando en un lugar donde daba el sol. Algunos se escondieron del sol debajo de banderas galesas, mientras que a otros les regalaron viseras.

Al medio tiempo, la mayoría buscó la comodidad de la sombra fresca en el vestíbulo. Un aficionado llamado Gareth Davies y sus amigos de Cardiff debatían si habían sentido más frío de lo habitual. Un hombre bromeó que tal vez no era nada nuevo: “Los pálidos aficionados de Gales que les da calor el sol”, dijo. El enfriamiento del futuro

En la Universidad de Catar, Ghani se encontraba en un inmenso edificio nuevo, aún sin nombre, en un extremo del campus.

Dijo que era un regalo de las autoridades cataríes por el trabajo en los estadios. Albergará su oficina y todos los laboratorios de investigación dedicados al aire acondicionado.

“El enfriamiento es cada vez más importante para Catar y esta región”, mencionó Ghani. “Así que eso también forma parte del legado. Planeamos convertirlo en un centro regional de física de la construcción”.

Al parecer, le sorprendió la atención puesta en los estadios de Catar con aire acondicionado. Medios de todo el mundo, desde Time hasta Scientific American, se empaparon en el tema.

Pensemos en todos los edificios dijo llenos de aire y cubiertos por techos que hay en lugares calientes del planeta: terminales de aeropuertos, centros comerciales, bodegas, salas de congresos, estadios techados en lugares como Texas y Arizona, que son sofocantes en verano. Ghani dijo que todos tienen aire acondicionado, pero no siempre es eficiente, pues a veces trabaja sin parar para enfriar espacios mucho más voluminosos que la zona de asientos o la superficie del campo de un estadio, a los cuales enfría de vez en cuando.

Para Ghani, hay debates más importantes, sobre el lugar del aire acondicionado en el mundo y el significado de enfriar el aire para los gases de efecto invernadero, las redes eléctricas o incluso nuestras relaciones con los espacios al aire libre.

No obstante, sí tiene dudas sobre Mundiales dijo, incluido el torneo de 2026, que organizarán Estados Unidos, México y Canadá. ¿Cuán “neutrales” se sentirán los jugadores y los aficionados en pleno verano en estadios al aire libre en lugares como Miami, Kansas City, Filadelfia o las tres ciudades anfitrionas de México?

¿Y qué pasa con todos los Mundiales posteriores, los Juegos Olímpicos o cualquier otro gran evento que dependa de estadios al aire libre a medida que el planeta sigue calentándose? Si queremos que estos partidos se jueguen, con comodidad y seguridad, en el momento y en los lugares que queremos, debemos considerar estas cosas, opinó Ghani. Ventilas debajo de los asientos en el estadio de la Ciudad de la Educación en Al Rayyan, Catar, el 26 de noviembre de 2022. (Erin Schaff/The New York Times) Saud Ghani, en el centro, explica el sistema de enfriamiento a los periodistas visitantes en el estadio de Lusail en Doha, Catar, el 13 de junio de 2022. (Tasneem Alsultan/The New York Times)