Un curioso hotel de Costa Rica recibe huéspedes voladores: abejas de especies solitarias e itinerantes que llegan en busca de un lugar para reproducirse y de paso polinizan las flores.
Una estructura llena de pequeños troncos huecos y bambú destaca en el parque central de San Ramón, a unos 60 kilómetros al noroeste de San José. “Hotel para abejas”, pone en el letrero principal, bajo el cual entran y salen numerosos ejemplares de estas especies sin aguijón.
“Un hotel de abejas es un sitio que puede proveer anidación para abejas solitarias, sobre todo las especies que habitualmente anidan en ramitas secas o muertas. Requieren un lugar como un tubo y a veces es un recurso limitado en el ambiente”, dice a la AFP Paul Hanson, profesor de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Frente al singular hotel pasan a diario cientos de vecinos, unos ajenos y otros conscientes de su existencia. El arquitecto Félix Esquivel, regidor de la Municipalidad de San Ramón, comenta a la AFP que el municipio se declaró “amigo de las abejas”.
“San Ramón tiene todas las condiciones ambientales para que las abejas puedan vivir de una manera equilibrada y, por supuesto, gozar del aporte que ellas nos dan en agricultura y en el tema de la parte paisajística”, agrega.
Este “punto neurálgico de las abejas”, como lo llama Esquivel, fue una iniciativa de la municipalidad para convertir el lugar en un atractivo. “En Costa Rica y San Ramón amamos a las abejas”, dice.
“Problema mundial”
En el campus de Biología de la UCR, en San José, también existe un “hotel de abejas”. El profesor Hanson y otros académicos iniciaron en 2019 un proyecto para ofrecer a ciertas especies refugio para anidación y reproducción.
“Las abejas que requieren este tipo de estructura, el ‘hotel de abejas’, son especies solitarias, que son la mayoría. En Costa Rica hay entre 600 y 700 especies de abejas, y el 80 o 90 % son solitarias. Quiere decir que cada hembra hace su propio nido y no viven en colonias”, explica Hanson.
Junto a la estructura, en un árbol cercano, las abejas perforaron la corteza para hacer su propio refugio y unos pasos más allá un panal de madera acoge a otros tantos ejemplares.
La reducción de su hábitat es un problema mundial. La ONU señala que “casi el 35 % de los polinizadores invertebrados —en particular las abejas y las mariposas— [...] están en peligro de extinción a nivel mundial".
Hanson alerta de varios riesgos que acaban depredando el ecosistema de estas especies y provoca que haya “menos lugares para hacer sus nidos” y advierte: “Lo más importante de los riesgos es la pérdida de hábitat. Con la urbanización y la agricultura hay menos recursos, tanto flores como sitios para anidar. También hoy en día los plaguicidas están afectando mucho”.
Los hoteles “son necesarios”, señala Hanson, porque las abejas los utilizan para llevar el néctar y el polen de la flora cercana como alimento para sus larvas.
“Es el futuro”
El zumbido de las abejas alrededor del hotel en San Ramón se mezcla con los gritos de los niños que juegan en un parque infantil cercano. Algunos pasan junto a sus padres y se detienen a ver los insectos.
Los más pequeños y los mayores son quienes adquieren mayor conciencia sobre el “hotel de abejas”. Juan José Alvarado, jubilado de 71 años, dice mientras sus nietos observan a las abejas que “es muy importante que los niños conozcan sobre este concepto”.
“Es el futuro. Si no hay polinización no hay alimentación, entonces los niños sobre todo deben fortalecer eso y apoyar siempre para que haya cada vez más polinización y menos abejas muertas por insecticidas”, explica a AFP.
También para Adela Mora, jubilada de 77 años, la importancia de concienciar sobre la protección de las abejas es esencial. “Las abejas en el mundo se están exterminando, las están matando a todas, las fumigaciones que hacen las están exterminando. Entonces resulta que con esto (ayudan) para que se reproduzcan [...] Dicen que sin abejas nos morimos todos los humanos y la gente no entiende eso y las mata”, señala Mora.
Por Alberto Peña para AFP