¿Puede un abrazo ser considerado un acto de fidelidad? La ciencia señala quela respuesta no puede ser única: todo depende de cuánto dure ése apretón y de qué otros fenómenos se produzcan en combinación con él
Así lo afirman al menos unos investigadores de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich, que analizaron en qué circunstancias y condiciones ciertos comportamientos pueden calificarse como infidelidad conyugal. En su trabajo, se plantearon si algunas combinaciones de comportamientos califican en conjunto como engaño, aunque por separado no lo hagan.
Sus hallazgos, publicados en The Journal of Sex Research, sugieren que la infidelidad no es simplemente tener sexo fuera de una relación. La infidelidad es un tema complejo, a menudo determinado por el contexto y conductas complejas. El estudio midió cuatro facetas de la infidelidad: comportamiento explícito, implicación emocional, contacto en línea y duración.
La investigación reveló que las relaciones sexuales y los besos eran dos comportamientos explícitos que normalmente califican como infidelidad. Su trabajo también determinó que los abrazos largos y la falta de contacto físico a menudo se consideraban actos de infidelidad cuando se combinaban con una implicación emocional, contenido erótico en línea y una duración prolongada.
Cuando sus datos se desglosaron por género, inesperadamente descubrieron que no había diferencia entre hombres y mujeres en lo que se identificaba como infidelidad, según informa la publicación especializa PsyPost.
Este estudio define la infidelidad como “un acto sexual y/o emocional realizado por una persona dentro de una relación comprometida, donde dicho acto ocurre fuera de la relación principal y constituye un abuso de confianza y/o una violación de las normas acordadas (manifiesta y encubierta) por uno o ambos individuos en esa relación en relación con la exclusividad romántica, emocional o sexual”.
Los comportamientos que se ajustan a esta definición son perjudiciales para las relaciones y la felicidad de las personas. Además, las consecuencias de estos comportamientos a menudo afectarán al entorno: hijos, padres, hermanos y amigos.
La investigación previa sobre este tema se ha centrado en por qué ocurre la infidelidad, sus consecuencias y la frecuencia con la que sucede. Los científicos Christian Bozoyan y Claudia Schmiedeberg buscaron expandir la comprensión de la infidelidad al determinar qué comportamientos califican como tal.
Los participantes del estudio fueron tomados de lo que se conoce como el Panel de la Familia Alemana, que reúne a 12.000 residentes de Alemania elegidos al azar. De ese conjunto, 9.104 participaron en el estudio, y el 53% eran mujeres. La muestra también se subdividió según la edad, con un 17% nacido en la década de 1970, un 30% en la década de 1980, un 27% en la década de 1990 y el último 26% nacido en la década de 2000.
Durante el trabajo, los voluntarios leían breves descripciones de situaciones y tenían que establecer si relataban o no una infidelidad. Los investigadores tenían disponibles 26,633 variantes que describían a personas de cualquier género involucradas en comportamientos explícitos (coito, besos, abrazos largos o interacciones sin contacto físico) en diferentes contextos que podían incluir involucramiento emocional, contenido erótico online o involucramiento a largo plazo. Cada participante recibió nueve situaciones escogidas al azar.
Según los autores, los resultados de su estudio expusieron el panorama de juicios complejos sobre el tema de la infidelidad. Como era de prever, la probabilidad de que las relaciones sexuales fueran juzgadas como infidelidad era casi del 100% en todas las circunstancias.
Por otro lado, el estudio demostró que besar tiene una alta probabilidad de ser identificado como infidelidad si también implica cierto grado de compromiso emocional, contacto erótico en línea y larga duración. La probabilidad disminuye cuando el beso ocurre con solo dos factores de contexto, y lo hace todavía más cuando queda con uno, o con ninguno.
Del mismo modo, la probabilidad de que alguien llame infidelidad a un abrazo largo es del 80 % cuando se da el mismo contexto que en el caso anterior: una implicación emocional, un comportamiento erótico en línea y una relación de larga duración. Al igual que con el ejemplo del beso, la probabilidad cae (al 11% en este caso) cuando ninguno de esos factores está presente.
Esta gran muestra de datos reveló algunas otras tendencias interesantes. Por ejemplo, se constató que cuanto más joven era una persona, más probable era que identificara algo como infidelidad, especialmente en el caso del comportamiento erótico en línea. Esto es sorprendente ya que la mayoría cree que las generaciones más jóvenes son más fluidas y comprometidas con su comportamiento sexual.
En segundo lugar, no encontraron diferencias entre hombres y mujeres al juzgar si el comportamiento de los personajes femeninos en los textos era infiel. Esto contradice la teoría evolutiva, que postula que es probable que los hombres juzguen el comportamiento sexual femenino con más severidad que el masculino, y que a su vez se muestran menos implicados emocionalmente en las relaciones. Sin embargo, hombres y mujeres mostraron igual preocupación por los aspectos emocionales.
La revisión del estudio señaló algunas limitaciones. Pr ejemplo, el hecho de llevarse acabo con un 100% de alemanes no permite establecer si los datos son extrapolables a otras culturas.