Por Eduardo Blasina
Aunque este lunes el mercado de soja y trigo arrancaron con una suba, entendemos que los granos están probablemente en una situación de debilidad que es de las más importantes desde un año atrás cuando la corrida alcista empezó. La razón principal es uno de los riesgos que apuntábamos en el Anuario: el ocaso natural o forzado de los biocombustibles.
El mercado se desplomó la semana pasada cuando emergió un reporte de Reuters que afirma que la Agencia de Protección Ambiental recomendaría a la Casa Blanca reducir el mandato de mezcla con biocombustibles por debajo del nivel vigente en 2020. Este lunes surgían versiones de que la medida podría ser de mediano plazo pero que en 2022 podía darse un eventual aumento del mandato de corte para 2022. Pero en el balance la discusión sobre los biocombustibles es un factor bajista que en cierta forma cierra el ciclo de precios agrícolas muy fuertes iniciados a comienzos de este siglo y que anticipan que con el final del motor de combustión, poner maíz en el motor de un automóvil dejara de tener sentido.
Mientras, claro habrá muchos vaivenes determinados por los golpes que el clima vaya dando a la producción. En ese sentido hay dos fuerzas contra puestas. La gira que organiza la consultora ProFarmer dio resultados positivos, en términos de rendimientos mayores a los esperados. Pero el estado de los cultivos sigue reportándose apenas aceptable y no ha mejorado cuando ya se está al final del ciclo.
En el caso del maíz el porcentaje de cultivos buenos a excelentes cayó de 62% a 60%, mientras que en el caso de la soja cayó de 57% a 56%. En el caso del trigo ya no hay reportes de calidad ya que la mayoría ha sido cosechado.
El rebote de este lunes no compensa la caída de la semana pasada y puede ser un indicio de un período más calmo en las materias primas, que puede verse en el precio del petróleo, que también rebotó hoy pero que factiblemente se mantenga por debajo de US$ 70. El escenario más factible es de un «soft landing» o aterrizaje suave de los precios que irían retrocediendo muy gradualmente.
Los factores que pueden estar pesando además de las dudas que generan los biocombustibles tienen que ver con la perspectiva de tasas mayores y con la persistente suba de casos de Covid que amenazan a la recuperación a la que todos parecían estar apostando hasta un mes atrás.
La soja queda por debajo de los US$ 500 para un grano disponible ya muy escaso y por debajo de los US$ 470 en el grano de la próxima cosecha, los cereales se mantienen impulsados en el caso de trigo y cebada por lo dañado de la cosecha del hemisferio Norte y en el caso del maíz por el faltante en la cosecha brasileña. De todos modos en el caso del trigo cabe notar la fuerza con la que los productores argentinos vienen concretando ventas para diciembre. Algunas ofertas por soja del año próximo se ubicaron apenas por encima de US$ 450, a pesar de lo cual hay quienes quieren arrendar campo para sembrar pagando 1.000 kilos de soja, apuesta arriesgada en el actual contexto.
La colza se mantiene en los US$ 575 a US$ 580, mientras que por trigo se sigue ofreciendo US$ 260 puesto y US$ 235 por tonelada de la próxima cosecha. En el caso de la cebada las cotizaciones se mantienen entre US$ 258 y US$ 268 para malteo y US$ 215 para exportación.