Por Eduardo Blasina
El sábado pasado se presentaron los resultados del proyecto Ganadería y Clima que llevan adelante Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), FAO y la Universidad de la República (Udelar). Con resultados de tres años —tal vez los más difíciles productivamente en la historia—, el proyecto mostró el camino que tiene para recorrer la ganadería uruguaya: más productividad, menos emisiones, preservación de los pastizales nativos, coinnovación, agroecología racional.
En un momento en que las noticias climáticas no pueden ser peores, estos resultados son como un oasis de esperanza respecto a las posibilidades de la ganadería uruguaya de demostrar que puede ser parte de la solución y no de la polución.
Investigar, medir, evaluar lo que funciona, buscar las relaciones ganar/ganar. Tomar decisiones basados en ciencia.
En palabras del investigador Gervasio Piñeiro:
Una cosa muy interesante que tiene este proyecto es investigar al mismo tiempo que implementamos cambios. Al mismo tiempo que se daba el proceso de coinnovación un grupo de gente fue a medir qué pasaba en ese sistema.
Esto nos va a permitir tomar decisiones basadas en evidencia.
En el proyecto hubo una reducción de emisiones del 7% por hectárea y 18% menos por kg de carne de las cosas que el proyecto tenia planteadas funcionaron.
Fuimos a medir qué pasaba con la diversidad de especies, y lo que vimos es que aumenta la biodiversidad con esta propuesta de coinnovación en el manejo.
Esta plataforma de coinnovacion nos permitió saber que se pierde 40% de fertilidad de suelo cuando se hace una chacra.
¿Cuánto recuperan cuando se deja de hacer chacra? Ese 40% se recupera.
La moraleja que deja este proyecto, mas allá de todos los procesos… el aumento de productividad y de ingresos se dieron mejorando las condiciones del ambiente, que es lo que la teoría ecológica dice y este proyecto lo demuestra en números.
Si la carne vacuna no quiere perder a los consumidores bien informados de la gravedad del cambio climático, este es el camino. Bajar emisiones por hectárea, lo que se pueda, y bajar más intensamente las emisiones por kg de carne producido. Y optimizar las capturas con materia orgánica bajo el suelo y árboles encima del suelo, que además aporten sombra y soporte a los nidos de las aves que no aniden en los pastizales.
Y eso, mejorando los ingresos de la familia productora —28%— porque, sin sostenibilidad económica, nada se sostiene.