En gran medida el mercado internacional de carnes se ha convertido en una batalla de gigantes entre Brasil como exportador y China como gran importador.
El freno de China y la expansión de Brasil se hacen sentir. Es factible que haya un factor de sobreoferta en Brasil de carácter político. En enero hay cambio de gobierno y mejor vender antes con las reglas de juego actuales.
Pensemos que en los primeros ocho días de noviembre Brasil exportó más del doble que en el mismo período de 2021. Es dudoso que esa oferta esté en 2023 en esa dimensión.
También este miércoles fueron ocupadas dos estancias en Bahía. Ante la incertidumbre política, vender es la consigna.
Por otro lado, Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente electo, ha anunciado que se propone frenar la deforestación por completo, por lo que el crecimiento solo podría ser por productividad, si eso se concreta.
Mientras eso pasa, en China aumentan los casos de covid a gran ritmo.
En paralelo, China viene flexibilizando sus políticas anti covid y sus políticas inmobiliarias, un paquete de medidas destacado en la última edición de The Economist. En ese balance se juega una parte del futuro del mercado internacional de carnes.
Otra parte se juega en la normalización de Europa, algo que va en camino a medida que Rusia va retrocediendo en los territorios que ha invadido.
El sostén del precio de exportación esta semana es una señal positiva que complementa la perspectiva de una guerra en la que el caos no ocurre, sino que se va normalizando como una guerra de trincheras donde la parte invasora va siendo gradualmente vencida.
En tanto el precio de exportación se sostenga por arriba de US$ 4.200, debería permitir un precio del novillo de US$ 4 como perspectiva de mediano plazo, algo que se va construyendo muy gradualmente, semana a semana.
Las claves del mercado parecen ser esperar a que baje la oferta de Brasil y a que las medidas de China empiecen a surtir efecto. En las bolsas de valores hay optimismo respecto a que las medidas van en el sentido correcto; falta esperar a ver si eso se traduce en el mediano plazo en más actividad económica y un regreso a una vida cotidiana relativamente normal. Las bolsas están apostando a que eso sucederá.