Desde el 2008 que Juan Saieg, Lucca Beguerie Petrich y Gabriel Cocó Orozco hacen música juntos. Iban al secundario y tenían 12 años. Formaron Usted Señalemelo, oficialmente, en 2015 con la presentación de su primer disco homónimo y vivieron la adolescencia entre el estudio de grabación y escenarios latinoamericanos, porque II, su segundo álbum, determinó el éxito de la banda de amigos mendocinos.
Su posicionamiento fue intensivo. Tocaron mucho y de pronto se detuvieron. La pandemia extendió ese parate, según dicen, y el silencio generó ambigüedad sobre el seguimiento de la banda, pero también expectativas por su retorno.
Con Tripolar vuelven al escenario, un disco que, en realidad, se inspiró en los opuestos. Entre las canciones del disco se escucha lo popero, bailable, pero también arreglos orquestales con violines o “canciones de cuna” como “Melodía del viento”, que Saieg comenzó a escribir mientras conectaba con su hijo Azul a través de la panza de su madre, Vera Spinetta. Entre esas canciones, el disco reúne “diferencias musicales”, cuentan.
Pero al ser tres músicos, el nombre del disco terminó por expresar, entre otras cosas, la conformación de la banda.
Después de girar un mes por Estados Unidos, vuelven al sur como la primera banda argentina en haber tocado sobre el escenario del Lollapalooza de Chicago. Y comienzan la gira Latinoamericana de Tripolar en Montevideo.
Usted Señalemelo se presenta en la Sala del Museo este jueves a las 21:00, con Ino Guridi y su banda como teloneros. Quedan pocas entradas y están a la venta en RedTickets.
En referencia a la primera canción del disco, ¿por qué hablan de este retorno como un “Nuevo comienzo”?
Juan Saieg: En realidad es una canción que no fue pensada para la vuelta, se la hice a una persona que amo mucho, que falleció hace un tiempo. Habla de lo que significa la vida para mí, de esa persona y el cambio en torno a mi familia. Es una canción muy personal. Se resignificó con nuestra vuelta y estuvo bueno también que fuera así, pero nació desde ese punto de vista.
El disco, en general, nace de un concepto de dos polaridades. Empezamos trabajando esto de los polos opuestos; el día, la noche, la luz, la oscuridad, lo femenino, lo masculino, la vida y la muerte. Después le dimos una vuelta de tuerca más, porque se estaba repitiendo mucho el número tres; era nuestro tercer disco, Gabi [Orozco] canta en tres canciones. Entonces en vez de ser dos polaridades pasaron a ser tres. “Nuevo comienzo” abre el disco y también nos gusta pensar otro significado para las canciones, a pesar de que hable de otra cosa.
En ese sentido, ¿les generó dudas abrir el disco con esa canción?
Lucca Beguerie Petrich: En realidad la duda era si “Nuevo comienzo” debería ser la primera canción para publicar después de tanto tiempo. Tuvieron mucho que ver Rafa Arcaute y Nico Cotton [los productores], que nos hicieron ver que, definitivamente, era la canción que mejor nos representaba. Escuchar a otra gente fue un cambio grande para nosotros en el proceso de este disco. Fue la primera vez que trabajamos con otras cabezas que tenían las mismas influencias que nosotros en cuanto a la toma de decisiones. Fue un proceso de aprendizaje, de abrirnos a escuchar.
¿Cuál fue la búsqueda al momento de crear Tripolar?
L.B.P.: No sé si hubo una búsqueda completa, creo que fue hacer lo que queríamos sin perjuicio de que había muchas canciones diferentes entre sí. Por ejemplo: “Horizonte”, “Gandalf”, “VOID” o “Sol”, que se diferencian mucho entre sí. Para nosotros eso no era una limitante, sino algo que le sumaba al disco. El concepto fue jugar con formas nuevas de hacer música. Y también, sumar a toda la gente que aportó. Guillermo Vadalá, Claudio Cardone, Gustavo Santaolalla, gente que potenciara lo que estábamos haciendo.
J.S.: Más allá de Tripolar, no nos ponemos una meta, de buscar algo en los discos. La búsqueda, para nosotros, es jugar con los géneros y experimentar cada vez más lo que queremos expresar, demostrar lo que nos da ganas de hacer. Tripolar es el que más varía de nuestros tres discos, se expande.
¿Por qué se dio la pausa de Usted Señalemelo?
L.B.P.: La pandemia hizo que esa pausa fuera más aguda. Ya teníamos pensado pausar después de una gira por Latinoamérica que teníamos pautada. Para la segunda mitad del año [2020] teníamos pensado grabar el disco y descansar un poco. Veníamos de años de mucha, mucha, gira.
J.S.: A los pocos meses, también me enteré de que iba a ser papá, entonces teníamos pensado detenernos, y la pandemia lo alargó. En el medio empezaron a tocar un montón de bandas modo online y nos parecía refrío volver después de eso. Dejamos que el tiempo pasara. Necesitábamos detenernos después de laburar desde los 12 años, cada vez más intenso. No nos estábamos pudiendo encontrar en el estudio. Aunque cada vez somos más organizados con nuestras agendas, también nos gusta estar bien los tres, para estar conectados a la hora de hacer cosas.
¿Qué los volvió a conectar? ¿Cuándo volvieron a juntarse?
L.B.P.: WhatsApp [risas]. Yo me había ido a Estados Unidos como seis meses, porque mi viejo vive allá, y apenas volví del viaje lo primero que hice fue juntarme con los pibes. Naturalmente se dio que teníamos ganas de volver a tocar, hacer música, a cada uno le estaba picando ese bichito. Nos juntamos en la casa de Juan casi a finales de 2021, y al mes ya estábamos grabando. Necesitábamos hablar con la música, un lenguaje que para nosotros es fundamental. Nos pusimos a ver canciones que habíamos hecho antes de la pandemia, otras que habíamos hecho por separado.
J.S: En ese entonces andábamos medio perseguidos, porque no habíamos comunicado nada y nos gustaba mantener esa intriga para componer, sin saber qué iba a pasar en el futuro.
L.B.P.: Fue una época muy divertida. Estábamos haciendo música, pero no sabíamos cómo íbamos a encarar después de tanto tiempo.
¿De qué manera observan que crecieron como banda a través de este proceso?
L.B.P.: El hecho de haber hecho esa pausa fue un síntoma de crecimiento, madurez, de entender que, si queremos que esto dure en el tiempo, hay que poner en equilibrios las cosas. Estábamos tocando mucho y tratando de hacer un disco; no nos daba para hacer las dos cosas. Entonces, si no hubiese pasado la pandemia… Nos ayudó a crecer y darnos cuenta de que la banda y nosotros tres tenemos nuestros tiempos también y, si no estamos en la misma situación, no sirve. Si una parte del auto funciona mal, no va a funcionar al cien. Es el tema del equilibrio: qué momentos son para tocar, grabar, estar con la familia.
Después de tres años, ¿vivieron la vuelta de forma abrupta?
J.S.: Personalmente no. Estaba remanija de salir a tocar. Se disfruta desde otro punto de vista, por no haber estado tocando. Hizo que volviéramos potenciados.
Gabriel Cocó Orozco: Yo me cagué entero a la vuelta. El primer show lo hicimos gratis para la gente que se anotaba en Vorterix. Volver a tocar de cero a cien, es fuerte, hay que preparar la cabeza porque tenés que hacer algo que no hacías hace mucho tiempo. A mí me da ansiedad tocar, cada vez menos, porque ahora lo estamos haciendo dos o tres veces por semana. Pero es una cuestión de costumbre, de saber mantener las energías.
¿Qué vieron desde el escenario del Lollapalooza en Chicago?
L.B.P.: Mucha lluvia [risas]. En la mitad del show Juan preguntó quiénes eran latinos, y respondió la gran mayoría, sentimos mucho apoyo del público. Llovió torrencial y aun así se juntó un montón de gente para el horario y escenario en el que estábamos. En Kansas, St. Louis e Indianapolis, hicimos una parte de la gira con Ekkstacy, un artista canadiense, y la gran mayoría del público no nos conocía. Fue una sorpresa porque sentimos que mucha gente que no habla español conectaba con nuestra música.
Juan, mientras producían Tripolar viviste el embarazo de tu hijo, ¿cómo influyó esa vivencia en la creación musical?
Azul es una de las grandes inspiraciones, ya sea para hacer melodías, armonías, escribir letras. La vivencia de la creación de un niño desde la panza, el parto hasta hoy, que es un niño, me enseña un montón de cosas. Su nacimiento es 100% inspiración para Tripolar.
Lograron un disco muy detallista, ¿cómo hicieron para cerrarlo?
G.O.: Es difícil hacer una obra, un disco, y decir: ya está terminado. Ayudan mucho las fechas, el equipo que acompaña, que te hace saber que el disco ya está. Es una presión buena, porque si fuera por nosotros todavía estaríamos haciéndolo, cambiando todo. Pero creo que hay un primer fuego que te dan las canciones, de tratar de generar algo que se consigue a corto plazo. Este disco nos ayudó a entender que en un año de grabación podemos conseguir un disco. Es súper complicado, porque por cada una de las decisiones tenemos que hablarnos, pelearnos, ponernos de acuerdo.