Los números dicen que cada vez tenemos menos relaciones sexuales y es una noticia que parece preocupar porque resurge en Internet cada tanto. Pero ¿es una noticia totalmente negativa?

Nunca se habló tanto de sexo como en esta época, pero, casualmente, coincide con que también —revela un estudio publicado en la revista académica de sexología Archives of Sexual Behaviour— es el momento con menos relaciones sexuales. No necesariamente es causalidad, pero podemos ver que, al menos, existe una correlación. No hay un estudio concluyente que determine por qué pasa esto, pero podemos aventurarnos a hablar de algunas sospechas. 

“¿Tomamos mate o cogemos?”: es una extendida frase que se dice “en chiste”, pero como todo chiste, es gracioso porque subraya una verdad: existe el concepto de tener relaciones porque no hay nada mejor que hacer. Y hoy es difícil decir que tenés un rato con “nada mejor que hacer”. Se decía que la TV en el cuarto reducía las relaciones, y si eso era cierto, ¿qué dejamos para mirar el celular y las redes antes de dormir en la cama? Si no, pregúntenle a los relegados libros. 

Y hablando de redes, la ansiedad que estas generan son un factor muy importante en casi todos los aspectos de nuestras vidas. ¿Por qué con el sexo sería diferente? En gran parte, la constante exposición a la belleza hegemónica también puede afectar el autoestima, que está muy ligada a nuestro deseo.

Consultada al respecto, la educadora sexual Eleni Kolukizian (@empoderarsex) dijo que, entre otras cosas, un factor puede ser la alta demanda que tiene el mundo de hoy: “El siempre estar en modo productivo y el cansancio hacen que no estemos disponibles ni física ni mentalmente para habilitarnos sentir, desear”, explica. “Para eso se necesita estar disponible, relajado. El modo ansiedad genera en nuestro sistema nervioso el efecto opuesto”.

El consumo elevado de pornografía es otra cosa a la que apuntan algunos sexólogos como cosa a prestarle atención. No solo por ser utilizada como “sustituto” de una relación sexual, sino por la disonancia entre lo que se ve y lo que es una relación sexual real.

En mi opinión, hay algo que no he visto considerado en artículos sobre estos temas pero que se debería ponderar: estos estudios hablan de cantidad y no calidad. Con el empoderamiento sexual de la mujer llegó no solo la chance de tener relaciones con quien quiera: llegó la chance de decir que no a las relaciones que no quiere. Antes no existía el concepto de la violación intramatrimonial. Hoy es un delito, pero además la mujer (en general; es claro que no es extendido totalmente) dentro de una pareja estable tiene más posibilidades de decir que no que hace cuarenta años.

Es decir, la defensa del consentimiento y el extender la posibilidad de decir que no pueden haber bajado el número de relaciones sexuales o ser uno de los factores que desinfla la cifra. Pero si perdimos relaciones no consentidas, entonces es una gran noticia. Por supuesto, esto es una columna que plantea una hipótesis, una teoría. No es un hecho que esté respaldado o desmentido por datos porque no existen. Pero me animo a plantear la pregunta antes de seguir horrorizándonos con el decreciente número de relaciones sexuales. Y me animo al postulado poco académico de: coger mejor le gana a coger más.