Por Jimena Bulgarelli | @jimebulgarelli

Me resulta cómico pensar en un montón de señores metaleros avergonzados y escondiendo su fanatismo por The Pretty Reckless. Y es que además de ser una de las pocas bandas del siglo XXI que mantiene vivo el rock and roll, Taylor Momsen es el sueño erótico del metalero: una rubia de voz ronca montada en una Harley-Davidson, y que además sabe hacer rock.

Uno mira el nombre de la banda, los integrantes uno por uno, y piensa que debería de sonar horrible, pero no.

La banda nace en 2008, la formación inicial no es la actual, que está integrada prácticamente por Mark Damon en bajo, Jamie Perkins en batería y percusión, Ben Phillips en guitarra, y Taylor Momsen en voz y guitarra rítmica; y siendo ayudada en términos compositivos por el productor Kato Khandwala ( el mismo de Blondie, My Chemical Romance, etc.). En 2010 sacan su primer EP homónimo, y unos meses después de su lanzamiento, Light Me Up, su primer álbum, cuando los miembros de la banda aún no eran los definitivos. Ese mismo año fueron reclutados para la gira de Evanescence, y fichados por Axl Rose para que hagan de teloneros en la gira de Chinese Democracy.

Sí, en un principio la banda tuvo una cierta inocencia en la composición musical, pero eso se arreglaría con los años, al paso en que la propia voz de Taylor Momsen iba a su vez madurando. En 2010, Taylor era una adolescente, y eso se reflejaba: el sonido muy pop, las letras muy emo.

Es en su segundo EP, Hit Me Like A Man (2012), que la banda se consolida en términos de miembros, y es cuando Taylor se acerca, de a poco, al sonido que buscaba junto a Damon, Phillips y Perkins. Vinieron giras y actuaciones icónicas como la del Teatro Flores en Argentina, 2012. Taylor vistió una remera del Che Guevara con la inscripción “Viva La Revolución” que luego levantó para mostrar sus pechos.

Foto: Stefan Brending

La banda llegó a una especie de mainstream con su sonido comercial de sus primeros lanzamientos, actuaciones escandalosas en vivo, y el ex trabajo de la cantante en la televisión como actriz. Se tomó una decisión: la de un álbum con sonido más maduro, con letras tan oscuras como luminosas. Una luz al final del túnel. No es que las cosas se tornaban serias, porque la música siempre lo fue para la cantante, sino que se endurecían y se extremaban en Going To Hell (2013), con una rebeldía adolescente más estructurada, y desde una posición más adulta en el tratamiento de los temas que hacen recordar a Pink Floyd. Todo aquí aún podía sonar dubitativo, pero con este álbum rompió el récord de Billboard superando a Stevie Nicks, The Pretenders y Halestorm, convirtiéndose en la primera mujer en conseguir tres números consecutivos en la lista de Mainstream Rock.

Si todavía se consideraba una banda demasiado comercial para el mundo del rock and roll, la verdadera madurez llega en 2016 con el álbum Who You Selling For, al cual considero el mejor álbum de la banda. Los matices y los coros que abren con madurez con guiños al blues. El sonido, si bien es intenso, también se usa la balada que intensifica los sonidos más fuertes del disco: hay una utilización de lo alto y lo bajo, de lo tierno para intensificar lo violento.

Y su acercamiento con Soundgarden y Chris Cornell marcaría el camino futuro. Un año después de este lanzamiento, luego de un espectáculo el 18 de mayo de 2017 en el marco de la gira junto a Cornell, las bandas se despidieron para reencontrarse el día siguiente. Esa misma noche Chris Cornell se suicidó. Un año de silencio se aproxima, y cuando apenas logran comenzar a levantarse, todo vuelve a derrumbarse, cuando el 25 de abril de 2018 ocurre un accidente de moto mortal que le quitaría la vida a su productor y amigo Kato Khandwala.

La banda vuelve recién cinco años después del suceso, con una gracia compositiva y vocal alucinante. Este es el momento en el que Taylor monta esa misma moto que mató a su amigo, y lanza en 2021 Death By Rock And Roll con su nuevo sello Fearless Records. Toda la tristeza y enojo se estuvo destilando durante años. El título fue irónico, y la portada del álbum muestra a una Taylor desnuda de piel pálida, violácea y mortecina sobre una tumba mohosa con la inscripción “DXRNR”.

El disco es hardrockero, metalizado, pero también tranquilo y sosegado. Es el enojo y la tristeza de perder amistades, ese sentimiento contradictorio que genera la muerte. Así, logran un sonido más clásico americano del rock and roll. Hay invitados, el álbum se vuelve un tributo: Kim Thayil y Matt Cameron de Soundgarden, y Tom Morello de Rage Against The Machine; además de que en su totalidad el álbum es un tributo para Kato, para su figura, para la música que según la voz de la banda, le ha salvado la vida.

Llegaron al cielo del rock and roll atravesando la pandemia. El último lanzamiento es en 2022 con Other Worlds, que se compone con tomas alternativas del álbum anterior. Versiones acústicas, en remix con loops; o covers como “Loud Love”, de Soundgarden. Son versiones unplugged que resaltan la voz de Taylor, como en la versión de “Quicksand”, de David Bowie, con la colaboración de Mike Garson, ex pianista del duque blanco. Aparece un tributo a Elvis Costello, más versiones acústicas de Chris Cornell, y más colaboraciones como la de Alain Johannes y Matt Cameron.

Es una banda icónica, es rock y logra fanatizar. Su última gira fue este año, haciendo de teloneros para AC/ DC. En pleno concierto, un murciélago le mordió la pierna a Taylor Momsen al terminar de cantar su canción “Witches Burn”. Siguieron vacunas para la rabia. Lo cierto es que el sonido de la banda sigue siendo difícil de definir y eso, quizás, es lo mejor que pueden pedir. Y aunque resulte un sonido genérico de formas ya comprobadas por viejas bandas, lo hacen bien, de manera que suena tan viejo como nuevo. “Death by rock and roll” una frase que una banda podría gritar antes de subir al escenario, y una ética con la cual vivir la vida, dice Momsen, “sigue tu propio camino, rock and roll hasta que mueras”. Sí, la vida es una Harley Davidson destrozada y un murciélago mordiéndote la pierna, yendo al cielo o al infierno, viviendo y muriendo por el rock and roll.