Por La Cretina
@lacretinacasa
Entrevista por Martín Inca | @inca_martin
Explorar los mensajes inscritos en las paredes y puertas de los baños es una forma de otorgar voz a los poetas anónimos de la noche, es también entonar canciones olvidadas de bandas que tal vez habías dejado atrás o imaginar a dos amantes a través de sus inusuales declaraciones de amor y también empatizar (o no) con diversas reivindicaciones sociales.
Como ya decíamos, ¡los baños hablan! Por eso, seguimos un ciclo de notas donde LatidoBEAT y La Cretina realizamos entrevistas en el baño del bar. Para la primera de ellas, la entrevista fue con Tabaré Rivero y ahora para la segundo hacemos un cambio de frente. Porque hay todo un séquito de amantes del folklore de los baños. Pueden ser rockeros indomables o jóvenes mujeres como Sofía Romano, periodista y actriz, quien es nuestra segunda invitada y que también se declara bañófila con un importante bagaje de cultura bolichera atrás. Y, a su vez, confiesa que, como a tantos otros, "siempre se lleva su atención lo escrito entre las paredes de la sala del WC...”.
Porque, además, eso son los baños de un boliche: un fragmento, una foto, una muestra de lo que sucede afuera. Se reflejan las alegrías y desgracias de la propia existencia. Y la comunicadora se dispuso a responder nuestras preguntas cretinas.
¿Sos de leer los mensajes que se encuentran en las pardes de los baños?
Los mensajes que hay escritos en los baños. Sí, sí, creo que que venir al baño en lugares nocturnos, por, sobre todo, es un momento de escape y en ese momento de escape. Te das unos segundos de pausa, capaz que a veces hasta unos minutos y ahí sí es imposible no ampliar la percepción para leer las paredes, lo que está escrito, sobre todo, en las puertas.
¿Y sos de ponerte en el lugar de la persona que lo escribe, porque los mensajes están como sin contexto?
No hago tanto el ejercicio instantáneo de la empatía porque en ese momento capaz que no me da para tal cosa, pero sí, muchas veces lo tomo como señales o como un símbolo, como que ese mensaje en ese momento si lo estoy leyendo es por algo.
¿Recordarás alguno que te llegó a inspirar o movilizar?
Bueno, me acuerdo de uno que me generó como un efecto contrario que decía “los pensamientos se convierten en cosas”. Lo leí y me pareció una mierda, porque creo que está muy alineado a este concepto actual de que, si vos imaginás algo lo atraes con tu mente y se cumple, y me parece algo bastante falso. Creo que es una premisa que está partiendo de una situación de privilegio absoluta y no es real, y que, hasta en cierto punto, no sé si no es un problema que las personas empiecen a creer en eso de que porque vos desees mucho algo y pienses en ello para tratar de atraerlo va a suceder, y, sin embargo, las cosas no sucedan de esa forma. Entonces es un tanto peligroso y me hizo cuestionar cuando lo leí de que esa corriente está muy en boga y hay que empezar a derribarla.
¿Creés que, en algún punto, esos mensajes pueden tomarse como una especie de resistencia?
Creo que sí, porque también es algo absolutamente público y accesible, es decir, yo puedo entrar a un baño con un drypen, no sé si se sigue diciendo así (risas). Pero con un marcador o con una lapicera puedo escribir lo que tenga ganas. Entonces, desde ese lugar la libertad que se genera a la hora de expresar lo que se quiera decir en la puerta de un baño, sin dudas es una reivindicación. O sea, la persona que escribió “los pensamientos se convierten en cosas” estaba queriendo dar ese mensaje, que eso me parece rico por más de que tal vez en ese caso en particular a mí el mensaje no me reivindicó nada, sin dudas para la persona que lo hizo sí. Creo que la escritura o en los dibujos, que en este baño hay muchos, pero cualquier tipo de expresión ya sea literaria o artística en sí misma es una forma sí de revolución.
Y hay una especie de forma darle voz de los anónimos, ¿no?
Totalmente, a los sin voz, a los anónimos, y también, la realidad, es que generalmente cuando se expresan estas cosas son en momentos, tal vez más vinculados a la nocturnidad, a la madrugada, y creo que en esas horas se develan otras cuestiones: las que están por fuera de la rutina, las que están bastante más rezagadas de las imposiciones de las cosas que tenemos que hacer y el cómo las tenemos que hacer entonces. Si vos te expresás a las tres de la mañana en el baño de un bar seguramente lo que pongas va a ir por otro lado distinto, al que te lleva ese tedio del día a día de las 8 horas.
Aprovechando el contexto y el lugar en donde estamos, ¿te sentís una mujer cretina? Obviamente dependiendo de tu definición, de lo que vos entiendas que significa ese término.
Sí, soy una mujer cretina sobre todo en el humor. Mis recursos del humor están plagados de de un ser cretino, de una tipa un poco yegua capaz (risas). Debo confesarlo. En ese sentido. Sí creo que también el concepto de cretina para mí tiene un poco de transgresión y, desde ese punto, sí me considero una mujer transgresora, tal vez no tanto por proponérmelo, sino por cómo fui desde mi infancia, desde mi adolescencia, que creo que es el gran momento del auto cuestionamiento, desde ese lugar también creo que soy una mujer cretina.
¿Recordás algún momento o anécdota que describa ese lado cretino?
A ver, debería pensarlo. Bueno, yo creo que decisiones que fui tomando, más que anécdotas en sí misma. Mi parte cretina se muestra en decisiones que fui tomando acorde a mi oficio, eso seguro. Pensar que tenía que estudiar una carrera, transitar esa carrera y poder pegar un volantazo y decir “no, la verdad es que no quiero estudiar abogacía por más de que mi contexto familiar me entregue todo en bandeja y quiero hacer radio”. Decidí hacer radio desde los bares, eso fue un poco cretino porque en ese momento eso casi que no existía. Después en mi laburo, y no quiero ser redundante de que solamente mi vida sea laburo, pero en mi trabajo día a día hay como pequeñas batallas que si no sos media yegua no las podés aguantar, por así decirlo. Hago ese paralelismo, no entre cretina y yegua, pero como que te tenés que plantar de un lugar no solamente de rebeldía, sino también de… ¿cuál sería el adjetivo que encuentro? Sí, rebeldía, transgresión y, sobre todo, como no dar cabida o no estar con esa sonrisa tímida que muchas veces tiene más que ver con una no opinión que con un concepto, tal vez un tanto más sólido, de algunas consideraciones que muevan un poco la estantería.
Se trata un poco a lo que hablábamos hace un ratito, de los mensajes de los anónimos en el baño, o sea, tu postura ante la vida de ser cretina, va de la mano con eso de romper esquemas.
Sí, y eso lo tengo desde el lugar en el que estoy ahora que es sentada en el wáter (risas), mirando algunas de las de las escrituras y de los dibujos, o sea, desde el lugar de espectadora y también desde el lugar de la acción. Es decir, desde la escritura en sí misma, desde la comunicación utilizando mi voz para determinados discursos, desde la danza… ahora que me decís lo de anécdota cretina, por ejemplo, siempre bailé que es algo que no se sabe. También di clases de danza muchos años, de danza del vientre, que en ese momento, en mis años de adolescente, era bastante extraño. Resulta que una noche me subí a bailar con una banda que hacía covers de Patricio Rey y Sus Redonditas de Ricota en el Montevideo Music Box. Y la canción con la cual me subí fue “Semen Up” eso… pensándolo ahora, creo que la verdad que la tenía bloqueado, pero es una anécdota de un comportamiento un tanto cretino en mi parte.
Estás sentada en un wáter, ¿qué cosa te haría dar la vuelta y sumergirte a buscarla?
Y bueno, capaz que el anillo que tengo puesto en mi mano derecha, que es una piedra negra, un ónix. No piensan que es una joya costosa, sí es muy artesanal y tiene un significado bastante profundo para mí. Si este anillo se me llegará a caer, creo que sí que me sumergiría a buscarlo.
¿Y qué tirarías vos a la profundidad del wáter para que nadie nunca lo pueda ir a buscar?
Qué buena pregunta, ahí sí tengo que pensar un poquito más… algo para que nunca nadie lo encuentre.
Bueno, yo voy a tirar entonces, así… al wáter… los estereotipos de género que creo que es algo que deben morir que se deben ir por la cañería y me parece un buen momento estar sentada acá de reflexión. Porque también los baños creo que son un poco eso en ese escape o al menos, también en la mañana, son momentos que da esa pausa para poder reflexionar y los estereotipos de género me tienen bastante cansada. Siendo el 2023 me parece hasta un poco obsoleto tener que seguir reivindicando este discurso, pero aprovecho esta oportunidad para decir que sí que los tiraría la mierda bien para que para que no vuelva más y aparte me parecen una mierda, entonces estaría como todo combinado.
Volviendo los mensajes en las paredes, dijiste que los lees pero ¿sos de escribir? ¿has escrito alguna vez algo en la pared de algún baño?
Sí, supe escribir muchas canciones los Redondos. O sea, frases de sus temas, pero tuve una época especial que sí, que “el que abandona no tiene premio” era una que escribía bastante. Además la dejaba ahí picando como para que quede.
Entonces debe haber marcas de Sofía Romano en muchos baños de Montevideo, resistiendo al tiempo.
Sí, debe haber por muchos baños aún (risas).
Ahora te vamos a invitar a que dejes tu marca también en este baño, y gracias.
Gracias a ustedes y bueno, voy a inventar algo, no voy a copiar una de los Redondos (risas).
Te invitamos a buscar la frase entre los stickers, pintadas y graffitis de los baños de La Cretina y a subirla a las stories de Instagram etiquetando a @latidobeat y @lacretinacasa, que las reposteareamos con nuestras cuentas. Eso sí, no nos hacemos cargo con las cosas que se vayan encontrando durante la búsqueda. ¡Suerte en la odisea!
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