El nombre y la imagen de Renate Reinsve comenzaron a recorrer el mundo tras el estreno en el Festival de Cannes de 2021 de The Worst Person In The World (La peor persona del mundo), película que le valió el premio a la mejor actriz de ese año. Este, según ha dicho la noruega, detuvo su idea de retirarse de la actuación, la cual hasta entonces se reducía a trabajar en obras de teatro, cortometrajes y algún que otro rol en series de televisión. Y como era de esperarse, le abrió las puertas a nuevas oportunidades en el cine internacional.

La aclamación que recibió por la interpretación de Julie no solo impulsó su carrera, sino que también consolidó su estatus como una de las actrices más prometedoras de su generación. Tras Cannes, Reinsve fue cortejada por numerosos directores y productores, quienes buscaban aprovechar su talento (y su premio) para papeles tanto en películas independientes, como en otras con una aspiración más bien comercial.

Pero lejos de inclinarse por los proyectos más evidentes o lucrativos, Reinsve ha seguido un camino marcado por la elección de personajes complejos, emocionalmente desafiantes, y que han venido de la mano de directores o pares interesantísimos como Piero Messina, Gael García Bernal, Sebastian Stan o Jake Gyllenhaal, solo por mencionar algunos. 

Pero a pesar de haber subido unos cuantos escalones, la noruega no parece ser de esas personas que se olvidan de donde vinieron. Y es así que nace Armand (2024), la ópera prima del nieto de Ingmar Bergman y Liv Ullman, Halfdan Ullmann Tøndel, a quien Reinsve conocía desde años atrás, como le contó a Latido BEAT  en una entrevista exclusiva realizada en el pasado Festival de Cannes: “Hicimos un cortometraje hace como diez años y nos volvimos amigos cercanos”.

Y eso de que fue gracias a ella que nació Armand no es exagerado. El proyecto de Ullmann Tøndel estaba perdiendo todo tipo de posibilidades de cobrar vida, pero según el director, cuando Reinsve, quien había estado involucrada en el proyecto durante años, gana el premio a mejor actriz en Cannes, decide escribirle Halfdan para decirle que quizás ahora sí tienen una oportunidad de encontrar financiamiento para la película. Y, de hecho, sucedió.

La actriz ha demostrado en poco tiempo su capacidad de ser una actriz versátil, centrándose desde su reconocimiento en personajes emocionalmente complejos y películas con una intensidad dramática realmente intensa. "Fue muy difícil elegir roles después de The Worst Person In The World— confiesa Reinsve—, me ofrecieron muchas comedias románticas, pero se necesita mucho de una comedia romántica para que sea realmente buena. Los roles que terminé eligiendo tienen cierta oscuridad, creo que es algo más divertido para jugar".

Foto: Joachim Tournebize

Esa inclinación hacia personajes complejos, oscuros y multidimensionales se refleja con claridad en su papel de Elisabeth, una madre enfrentada a una serie de acusaciones inquietantes contra su hijo de seis años en un ambiente escolar que se vuelve más claustrofóbico conforme avanza la película.

Desde el primer momento en que aparece en pantalla, conduciendo frenéticamente por un bosque, Elisabeth transmite una sensación de angustia contenida que amenaza con desbordarse en cualquier instante. La película comienza con una reunión escolar, donde se plantea una seria acusación: el niño Armand ha sido acusado de abusar sexualmente de su compañero de clase. En este ambiente de sospecha y miedo, el filme de Tøndel se convierte en una exploración de la psique humana, las tensiones sociales y los estereotipos.

La película, cargada de escenas con una intensidad emocional grandísima, permea a través de la pantalla lo difícil que debe haber sido para la actriz navegar parte del rodaje. Especialmente una escena, grabada en secuencia, en la cual su personaje llora y ríe completamente fuera de si.

“Esa escena era una sola línea en el guion, y le dije a Halfdan que era imposible que yo hiciera eso, pero también es un gran regalo ser presionada tan duro como actriz, tener la oportunidad de actuar una escena imposible”, cuenta la actriz. Además, agrega que el rodaje de esa escena le exigió tanto, que necesitó varios días de descanso después de filmarla: “Le dije a Halfdan que no podía simplemente reírme como decía el guion, tenía que acercarme demasiado a perder la cabeza para poder hacer algo así”. La carga emocional y la fragilidad del personaje están presentes en cada detalle, desde su carcajada nerviosa hasta su eventual colapso. Pero es en estos momentos que según la noruega, fue importante la relación previa con el director.

Armand (2024), Halfdan Ullmann Tøndel

“Nuestra amistad hizo que me sintiera muy segura, porque hay mucho amor entre nosotros y creo que por eso fue posible hacer esto, porque al final estaba un poco asustada, estaba perdiendo un poco la cabeza. Porque generalmente el director quiere tener el control completo de todo, y yo como actriz, con la metodología que uso, quiero construir un análisis realmente preciso del personaje para luego perder todo el control sobre él”, dice Reinsve.

Con sus toques surrealistas y momentos que visualmente parecen sacados de un poema, no es solo un drama familiar, sino un descenso a lo ominoso de nuestra psique en momentos oscuros. Armand desafía las convenciones del drama burgués, presentando una narrativa que juega con la realidad y la percepción, utilizando efectos visuales que distorsionan la perspectiva y un diseño de sonido elaborado cuidadosamente. Desde la presencia del abrigo de Elisabeth, hasta el sonido constante de una alarma de incendio defectuosa que inicialmente es tratado como un gag, para luego colaborar a la inminente llegada del caos y la atmósfera que no deja de ser perturbadora y envolvente.

Para Reinsve, interpretar a Elisabeth fue una experiencia tan transformadora como desgastante: "A veces, luego de filmar con tanta intensidad, puede que no sepas dónde está el límite entre el personaje y vos. Eso es bueno para el trabajo, pero cuando se trata de un personaje con tanto dolor, toma mucho tiempo desprenderte de la psicosis que te genera estar tan aferrado al personaje".

Charlando acerca de otra de las escenas de la película en la que Reinsve pone todo de sí, mientras baila en una secuencia tan hermosa como violenta y que de cierta manera encapsula el tono de Armand, la actriz subraya nuevamente lo agotador del proceso, como si fuera pura suerte estar sentada relativamente tranquila mientras habla sin ningún tipo de presión. “Es una escena muy física y muy dolorosa de hacer, porque Elisabeth está en este ambiente al borde de quebrarse, donde todos quieren una parte de ella, donde todo se vuelve violento y se rompen todos los límites", explica.

La intensidad física de la escena refleja el desgaste emocional que atraviesa Elisabeth, que más que un rodaje parece salida de un mundo que en algún momento parece haberse vuelto en su contra. Pero a pesar del agotamiento emocional que implicó su trabajo, Reinsve ve el desafío como un regalo, el cual le agradece constantemente a su director y amigo: “Halfdan no se guardó nada, realmente fue por todo y estoy muy orgullosa de él. Se desvivió en todas las áreas de la película, vestuario, sonido, música,  todo es impresionante”.

Armand (2024), Halfdan Ullmann Tøndel

Al escucharla, da la impresión de tratarse de uno de esos casos en que los actores recurren al “método” y en los cuales luego les cuesta salir del personaje. "Es muy diferente entre rol y rol, pero creo que nunca me había sentido tan presionada por un personaje como en esta película. Cuando alguien está protegiendo lo que más le importa en el mundo, la persona corre el riesgo de convertirse en una versión de sí mismo que quizás no es la mejor. Yo necesitaba entender al personaje, ir realmente profundo. Y este personaje es justamente una actriz, y la película habla sobre los prejuicios de las actrices siendo manipuladoras, dramáticas y de que no son sinceras con sus reacciones, lo cual la hacía extremadamente personal para mi”.

La película de Tøndel es, en muchos aspectos, una disección de las relaciones humanas, influenciada quizás por el legado de su familia, pero indudablemente marcada por su propia voz, y con la voz de Reinsve como compañera. Cuyo trabajo, al final, se siente como un baile que oscila entre el control y la pérdida de el, en una representación seductora de una mujer al borde de perder la razón.

Y al tratarse de un rol tan personal y que dialoga tanto con su propia persona, resulta inevitable preguntarle sobre cómo siente que el papel la toca personalmente, lo que hace que automáticamente hable acerca de la audiencia: “He tenido mucha suerte con las películas que he hecho, porque la gente que ama estas películas es generalmente inteligente y respetuosa, pero para otras actrices u otras películas hay audiencias realmente diferentes, y he visto actrices ser tratadas como si le pertenecieran a la gente”.

Con el éxito en ascenso de su carrera, Renate Reinsve se mantiene fiel a sí misma, eligiendo proyectos que la desafían y la obligan a explorar nuevos territorios. "Mi vida cambió mucho luego del premio en Cannes, principalmente porque actúo mucho más, pero creo que quizás ha cambiado más para el afuera que para mí misma. Yo intento mantenerme fiel a mi misma, pasar tiempo con mis amigos, en los lugares que quiero, no dejarme llevar tanto por lo que viene de afuera”, explica.

Y ese compromiso, tanto con su arte como con su autenticidad, es lo que la ha llevado a, en menos de un año, visitar el Festival de Berlín, con dos películas, y Cannes. con Armand, que fue de hecho galardonada con la Cámara de Oro como mejor Ópera Prima del festival.