Por Federica Bordaberry
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Lo lógico, lo natural, es lo que pasó a fines de 1997. En ese entonces, La Vela Puerca era una banda poco conocida. Antes de grabar su primer disco, vivían en el under de Montevideo. Vivían desarrollando ese sonido que toca el rock, el reggae, el ska, el foklore, un poco del punk. Y vivían desarrollando eso que se volvería un ADN de La Vela Puerca: la fiesta, la actitud crítica, la ironía.
Aquel primer disco, Deskarado (1998), trajo consigo canciones que se volverían himnos en la generación del rock de los 90 y de los 2000, también en parte gracias a la producción artística de Claudio Taddei. Canciones como "Madre resistencia", "Mi semilla", "Común Cangrejo", "De tal palo, tal astilla" y "Vuelan Palos". De esta última, el riff se convirtió en un cántico típico durante los conciertos: "Vamos, vamos la vela, vamos la vela de mi corazón!".
Si antes de todo esto, eran una banda de amigos que tocaba donde podía, Deskarado trajo consigo gran difusión, un disco de oro y otro de platino en ventas, y la reedición del disco en 1999 a través de la discográfica Surco/Universal por Gustavo Santaolalla.
Después, vinieron el resto de los discos. De bichos y flores en 2001, con canciones como "Por dentro" y "El viejo". A contraluz, en 2004, el disco bisagra. El impulso, en 2007. Piel y hueso, en 2011. Érase, en 2014. Destilar, en 2018. Discopático, en 2022.
De Deskarado a Discopático, hay algo que permanece. "Tienen mucha sinceridad a la hora de la composición de parte del Enano, que no te escribe una línea o te inventa un acorde para agradar, o para quedar bien, sino que lo hace con total honestidad artística", dice Nicolás Lieutier, el bajista histórico de La Vela Puerca en conversación con LatidoBEAT.
Este 17 y 18 de mayo, La Vela Puerca se estará presentando en el Antel Arena en el marco de una gira que recorre toda su carrera discográfica. Que pasa por todo aquello que comenzó en 1997 (y posiblemente también antes) y que ya lleva 27 años de vida (entradas acá).
Este show es para recorrer toda su carrera discográfica, así que esta nota está enmarcada en eso. Justo estoy charlando con una de las personas que se ocupa de las cuerdas de la Vela Puerca, así que quiero preguntarte qué has aprendido de cuerdas y bajos en todo este camino.
Sigue siendo todo un aprendizaje, al cual yo personalmente le sigo dedicando todas las horas que puedo de mi día, porque me encanta seguir creciendo y aprendiendo. Aparte siento que empecé tarde mi carrera de aprender, porque primero estuvo mi carrera de banda con amigos y a eso le dedicaba, a crecer como banda y a la composición, y a la grabación, y a los toques. A todo le dedicaba más tiempo que a mi bajo. A pintar banderas, a hacer remeras, a hacer llamadas, a ver dónde era el próximo toque, todo eso me apasionaba mucho más que el aprender de cuerdas, de la teoría musical. Entonces, cuando empecé en realidad fue motivado porque siempre iba a clase, pero las dejaba.
Iba a cuatro o cinco clases, o iba tres o cuatro meses. Pasé por los mejores profes que hay acá excelentes, pero el problema era mío, no me sentaba a estudiar y ellos me decían que tenía que estudiar todos los días, dedicarle todos los días, porque ninguna disciplina aprendés si no le dedicás a diario un rato. Cosa que yo no lo hacía. Mi bajo quedaba en la sala de ensayo o abajo de mi cama. Y un día, cuando ya teníamos años de banda, empiezan esas primeras giras kilométricas por Alemania, que tuvimos dos giras de dos meses que era tocar todos los días. Había un día libre cada quince, o cada diez, y ahí sí por primera vez toqué el bajo todos los días. Dos horas, porque entre la prueba de sonido y de show, más un rato que empecé a agarrarlo en el hotel, por primera vez tuve una disciplina y terminé tocando mejor. Qué lindo.
Me di cuenta que era otro al que era cuando había empezado la gira, y era eso, haber tocado todos los días dos horas, que nunca lo había hecho. Y ya tenía 30 años, o cerca de los 30. Cuando todos los chiquilines hoy empiezan con 15 a darse cuenta de eso. A los 20 años ya tocan bien. Ponele que yo no tocaba mal, que tenía mis virtudes, pero me faltaba ese estudio. Y ahí empecé a darle firme y sigo hasta el día de hoy.
¿Cómo practicás el bajo?
Yo sigo los consejos de mis profesores, que es que se practica todos los días el mayor rato que puedas, cinco o seis días a la semana. Tiene dos o tres áreas en las que tenés que trabajar, la técnica, la teoría y sacar temas. Esas son las tres cosas a las que tenés que dedicarle un ratito parejo, aunque sea diez minutos a cada una, o media hora a cada una, o una hora a cada una, pero más o menos tenés que ir avanzando parejo en esas tres áreas. Y si le das todos los días, ya en una semana ves un cambio. Es fascinante.
Ustedes aparecieron en la mitad de los noventa como parte de una nueva generación de rock. ¿Cómo cambió el rock de ese entonces hasta hoy? ¿Percibís algún cambio?
Sí, varios cambios. El primero que se me ocurre es que hay una sensación de como que se puede vivir de la música, como que te podés dedicar a la música. Que, cuando nosotros empezábamos, era una utopía. Era como que solo Jaime y Rada vivían de la música y no había nadie más. Los demás que tengan otro laburo, o se dediquen a otra cosa, porque no van a poder vivir de esto. En cambio hoy en día por lo menos está la sensación de que se puede llegar, creo que los jóvenes tienen eso.
Otro es el profesionalismo con que se estudia el instrumento, y se arman las bandas, que tiene que ver con eso de que los chiquilines a los 15 años ya están estudiando todos los días, y a los 20 años tocan bien. Y las bandas ya suenan bien. Creo que en nuestra época las bandas sonaban bastante más flojo. No de ideas, porque eso es otra cosa, pero sí lo que es la técnica musical, el ensamble musical, el ensamble de las bandas creo que hoy está mejor. Después en cuanto a lo artístico va cambiando con los momentos culturales y todo. No podría decir que es mejor ahora que antes.
Hay como una democratización de lo técnico. Si hay algo que trajo el punk en su momento fue eso de pensar que te juntabas con tres instrumentos, aprendías tres acordes, y podías tener una banda. ¿Por dónde te parece que va esta democratización? ¿Por lo tecnológico? ¿O por qué hay tanto acceso a tener tan buen sonido tan temprano?
Creo que hay más información. Yo no me daba cuenta, o no le daba importancia, a la importancia que tenía saber música y tocar bien. Por otro lado, lo que decís del punk es muy respetable y es casi una bandera nuestra también. Con tres acordes y unas buenas ideas, y buenas letras, se puede hacer buena música. El rock además tiene la letra, que cuando empezamos el Enano me sorprendió cuando me dijo que lo más importante acá era la letra. Yo escuchaba música en inglés, sin saber inglés, que amaba. Me sabía de memoria mucha música y temas que no sabía qué querían decir, y me sorprendió eso. La letra, fundamental, eso no tenés que tener ni si quiera una computadora para escribir una letra. Con un lápiz y un papel, y sin nadie que te haya enseñado nada se puede escribir algo con sentimiento y algo que tenga calidad o valor artístico.
Después hablando del valor artístico, puede ser que con tres acordes, como nos enseñó el punk, suceda algo que esté bueno. Y bueno con nivel, no solo divertido. Que llame la atención y que tenga un valor artístico. Puede ser muy sencillo, por lo tanto no es necesario, y lo sostengo, saber música para tener una banda y que esté buena. Ahora, es un plus. Como lo escuché decir a Charly García, si sabés música, mejor. Te va a dar otras herramientas y otra forma de llegar a las cosas que están buenas.
Si antes el rock estaba más vinculado a romper todo, hoy es un ambiente bastante más cuidado. Capaz un ejemplo clarísimo es que los pogos de bandas como los Buenos Muchachos ya no son lo que eran. ¿Vos lo ves ese cambio?
Es difícil de responder esa pregunta. Puede ser que haya bajado un poco esa adrenalina y ese "no me importa nada" y darse la cabeza contra lo que venga, en general. No me siento tan representado porque nosotros nos vamos y nos damos la cabeza contra lo que venga. En lo personal, y como banda. Pero sí hay una sensación de que rockeros eran los de antes, pero no estoy tan de acuerdo. Me parece que el rock siempre fue marginal, siempre fuimos los menos los que escuchamos rock y los que vivimos el rock. Y creo que es una crítica que viene más bien desde otras tiendas.
Si hoy agarrás el Deskarado, que es de 1998, y agarrás Discopático, que es el último disco de La Vela, ¿qué tienen en común?
Tienen mucha sinceridad a la hora de la composición de parte del Enano, que no te escribe una línea o te inventa un acorde para agradar, o para quedar bien, sino que lo hace con total honestidad artística. Lo hizo con toda la pasión y sinceridad, el primer disco, al igual que este. Intentando quebrar algo, intentando dar una vuelta de tuerca en la música o en la letra a cada parte, pero nunca pensando en qué está de moda, o qué es lo que más va a pegar, sino realmente por un interés artístico, una curiosidad artística de intentar algo nuevo. A mí me pidió por favor que tocara el bajo con púa en algunos temas, que la probara, que estaba buenísima, que no usara los dedos. Y me insistió tanto que hace un par de años me dijo si vos estudiás tanto rato por día, dedicale diez minutos a la púa, que te cuesta. Así estuvo años, no le di bola, pero finalmente agarré la púa, estuve un par de años dándole para que cuando llegó el momento del disco estar más o menos preparado para poder estar a la altura. Eso me encanta del Enano, y cómo nos impulsa a todos en cada nuevo trabajo.
¿Y de diferente?
Hay otra madurez para componer, con lo bueno y con lo malo de eso, porque la inocencia está buena también, pero me acuerdo, por ejemplo, para ser gráfico, que Taddei, que fue el productor artístico del primer disco, un genio, nos dijo que los temas tenían todos dos solos, y por qué dos solos. Y era porque teníamos dos guitarristas, los dos querían tener su solo. Entonces, en cada tema teníamos dos solos. Nos dijo que había que recortar porque así no rendía. La palabra "rinde", ¿algo que en música rinda? Yo tenía 22 años, era casi como escuchar una palabra hereje.
Por supuesto después lo entendí y me encantó el concepto de que las cosas tienen que rendir, nosotros éramos como muy inocentes en ese sentido. Ahora cuando le mostramos las canciones al productor ya están mucho más prolijas, ya todo "rinde". Él se dedica más bien al tema del sonido, y nosotros ya le damos los temas bastante producidos. Ponele que pone uno o dos detalles artísticos en cada tema. De repente dice algo del bajo, como poner una nota en vez de dos, una cosa muy de detalle comparado al trabajo que tuvo Taddei, pobre, que transpiraba los ensayos y en el estudio. Creo que es eso, somos un poco mejores para el productor.
Muchas veces se habla de un sonido Vela Puerca, así como si fuera un ADN en su forma de hacer música, ¿creés que esos dos discos lo tienen por igual?
Si me decís el "sonido" no estaría de acuerdo, pero creo que cuando se dice eso es más la actitud, o una manera de tocar que tiene que ser algo contundente, adrenalínico, no sé qué adjetivos ponerle. Sonido es otra cosa, yo cuando escucho hablar de sonido me hace acordar a audio, y de audio son muy diferentes los discos. Pero sí la manera en que se toca, que yo creo que es más bien en vivo, sobre todo. En los discos tratamos de rescatar lo que somos en vivo, pero es medio imposible. Y la verdad es que la banda se siente mucho más cómoda tocando en vivo que grabando discos. Y creo que a la gente le gusta mucho más la banda en vivo que ahí sí tiene eso del ADN de la banda, que es esa manera de tocar, que trata de ser furibunda, adrenalínica.
Han trabajado con productores como Claudio Taddei, Gustavo Santaolalla, Juan Campodónico, y recientemente con Ale Vázquez. ¿Qué buscan en un productor?
Un orden adentro del estudio, más que nada. Porque nosotros somos una excesiva democracia y a la hora de resolver todo en esos pocos días, hay que ser muy efectivo y clavarla al ángulo. No podés andar con mareos porque todo el tiempo corre siempre adentro de un estudio, aunque sea tuyo, te ponés fechas y hay que cumplirlas. Y un productor te ordena, básicamente eso. Toma las riendas y durante esos días nosotros nos relajamos y cada uno se dedica a su parte, y no tener que estar encima del big picture, mirando todo desde afuera, porque sino no solo es doble trabajo y te desenfoca de lo tuyo, sino que terminás teniendo problemas con compañeros porque a todos nos va la vida ahí en cada nota. Es muy importante, entonces, que venga alguien de afuera.
La idea es que vos te lleves bien con el productor y que sea una relación genial. Nos ha pasado, por suerte, con todos los productores que hemos tenido, aunque no deja de ser siempre un riesgo y un tirarte al agua porque vos no sos conocido, ni amigo del productor, previamente. Por lo general no lo conocés, hasta que empezás a trabajar. Por eso están las referencias y más o menos te hablan de con quién vas a trabajar y confiás en las referencias. La verdad hemos tenido buenas experiencias, por ahora.
Más de una vez han hablado de A contraluz como el disco bisagra, porque también abrió paso a sensibilidades un poco más oscuras, ¿qué es Discopático, entonces?
Discopático me parece una buena joyita para encontrarse en el camino de La Vela. No es que sea un punto de inflexión, para ningún lado, sino que es eso, una cosa única, porque me parece que no se parece a ninguno, como un rico postre que te encontrás. No se parece a nada, y es para encontrártelo en el camino, y guardártelo en la mesa de luz y sacarlo cada tanto a volver a escucharlo y a gozar con él.
Esto de las sensibilidades claroscuras y el sonido de la Vela Puerca habla de una visión del mundo. Ya la han puesto en canciones, ¿podés ponerla en palabras?
Es la visión del Enano, que es el que más escribe, pero que nos representa. A mí me encanta, es muy terrenal y a la vez es espiritual. Es muy terrenal porque, por ejemplo, habla de la vida y de la muerte, no solo de la vida. Habla del amor, pero habla del dolor. Habla de la risa, pero que no puede haber risa sin dolor. Es sentir que pasamos por la vida, la vida es un pasaje, y la vida sigue para otros, y nosotros nos vamos. Nos vamos a tener que ir. No aferrarse a esto como si fuera inamovible. Esto es movible, es un pasaje y nos vamos. Y a mí siempre me sorprende esa manera de ver la vida, y me encanta, la admiro y trato de seguirlo siempre. Yo creo que es nuestro líder y en su visión del mundo nos representa.
Por un lado es bien terrenal, con los pies en la tierra, de ver ese tipo de cosas, no demasiado utópico, pero por otro lado con un vuelo espiritual hermoso. Creo que está en las letras toda la espiritualidad del Enano y a veces su inocencia, que me encanta.
¿Ha cambiado esa visión del mundo con los años? Asumo que era distinta en los 90 que ahora. Los males son distintos.
El Enano, en sus letras, puede cantar hoy en día casi todas y siguen siendo muy vigentes y muy maduras. No ha cambiado demasiado su manera. Era como un viejo ya al principio, muy serio a la hora de escribir cada palabra. Seguramente, muchas cosas de ilusiones hay. La vida te va desencantando muchas cosas y vas "madurando". Por ejemplo, te creés que podés cambiar el mundo a los 20 años y de verdad lo creés. Y después te das cuenta que fue un pequeñísimo grano de arena, no va a mover mucho. Pero orgullosos de ese pequeñito grano.
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