Para Nico Ibarburu la música siempre fue un sinónimo de comunión y encuentro. Considera que la influencia directa viene a partir de su padre que, a pesar de no dedicarse profesionalmente a la guitarra, amaba la música y le transmitió el gusto. A través de él, le “llegó” Alfredo Zitarrosa, el tango y el folklore. Años más tarde, volvería a reconectar con estos géneros de la mano de Julio Cobelli, guitarrista de “El Cantor”, y con quien Ibarburu tomó clases.  

Miles Davis, Marcus Miller, Jaco Pastorius y Weather Report vinieron de la mano de su hermano mayor Andrés, y Led Zeppelin, Frank Zappa, “esa cosa más de rock británico y norteamericano”, gracias a Germán, su primo y guitarrista de Chicos Eléctricos. 

Con su hermano Martín comenzaron a tocar en el sótano de su casa con el apoyo de su madre y “para desgracia de los vecinos”. En sus palabras, lo que fueron los Beatles para Jaime Roos y Fattoruso, para ellos era The Police. “Teníamos una banda con la que tocábamos todos sus temas y sacábamos todo igual”, recuerda.  

Pero lo primero que lo “sedujo” fue el blues. “Para el blues, la guitarra eléctrica es lo mismo que el bandoneón para el tango”, explica. Asegura que es un enamorado de la música de todo tipo y que le gusta tomar algo de cada género. Algo que no es una sorpresa para quienes han tenido la posibilidad de verlo tocar en vivo. 

Guitarrista, compositor, productor y músico sesionista, junto a su hermano Martín son parte de la banda de Jaime Roos. Con 19 años, el músico los invitó a participar y se convirtió en una "universidad de la música popular uruguaya". Cuando cumplió 20 años, Roos le regaló una copia de Mateo Solo Bien Se Lame (1971). A partir de ahí, la fusión entre rock y jazz pasó a relacionarse con elementos de la música nacional, como el candombe beat. También ha tocado con otros gigantes como Ruben Rada, Fito Páez, e incluso participó en el álbum Un Mañana (2008), de Luis Alberto Spinetta. 

Como solista publicó Anfibio (2009) y Casa Rodante (2016), y con el Trío Ibarburu Huella Digital (2015), también forma parte del Trío Ventana, junto a su hermano Martín y Hernán Peyrou. A fines de este año, lanzará un nuevo disco que lo tiene "abducido". Será bajo el sello Little Butterfly e incluirá una versión en vinilo, un sueño que Ibarburu tiene hace muchos años. 

Este 17 de octubre, se presenta en Inmigrantes. Pomo Vera en bajo y Hernán Peyrou en teclados, hara un repaso por estos discos, aunque también promete tocar algo del próximo a lanzarse. Las entradas se pueden adquirir aquí

Cortesía de la producción

Anfibio, tu primer disco, tiene un sonido raíz en el candombe beat y es notoria la influencia de Fattoruso. 

Un poquito intenta continuar con un granito de arena humilde de esa cosa que abrieron los Fatto, que es el candombe jazz o el candombe funk, también Totem, mismo Jaime. Pero los Fatto son la referencia más grande y más directa, porque son grandes instrumentistas e hicieron su camino desde el instrumento, como lo intentamos hacer mis hermanos y yo.

¿Cómo conocieron a Jaime y cómo llegaron a ser parte de su banda? 

Teníamos un grupo del barrio, vivíamos todos en un perímetro de dos manzanas con Gustavo Montemurro, el tecladista de Jaime y Fede Righi, el bajista de Pepe González. Teníamos ese proyecto de música instrumental medio jazz rock, con improvisación y todo, pero tocábamos bastante rockero. Tocamos en un par de lugares y salió la oportunidad de tocar en un festival de música instrumental en el Solís. Natalia, que es la hija de Estela Magnone y que nosotros la conocíamos, parece que le mostró un casete nuestro a Jaime. Y de repente nos dicen cuando estamos por salir en el Solís que estaba Jaime Roos en el público. Tremendos nervios. Tocamos, pero nos fue a ver Jaime, fue todo un acontecimiento para nosotros.

Eramos muy inconscientes en ese momento también, vivíamos la música como quien juega un picado de fútbol, nos juntábamos y lo encarábamos mucho desde ese lado. A la semana de eso, nos llama Jaime para juntarnos en un bar a hablar. Me acuerdo que en aquel momento estaba por crearse el Fonam y estaban hablando de la música de la ley de música nacional. Ya nos habíamos juntado con Fernando Torrado y pensamos que Jaime nos iba a hablar de eso. Y nos sentamos en un bar y nos dice: "bo, quiero invitarlos a tocar en mi banda". Se nos cayó la pera. Fue medio inesperado, tremenda inyección de motivación.

¿Por ese entonces se preguntaban si podrían vivir de la música?

Hubo mucha libertad de nuestros viejos, que por suerte nos re apoyaron y no fue que paniquearon de que nos íbamos a morir de hambre, nos bancaron en ese sentido. Por suerte conseguimos buenos trabajos desde muy jóvenes, entonces se fue dando la posibilidad de vivir de eso, más allá de que hay momentos en que la tenés que remar. No hubo un planteo, fuimos por ese camino de manera natural, y fueron sucediendo cosas. Nos fueron pasando cosas muy lindas y una cosa te lleva a la otra, fuimos laburando y haciendo nuestro camino. Lo que fue un desafío para mí es que cuando vos estás acostumbrado a ir a tocar con Rada, Jaime, Fito, vas a un lugar y hay miles de personas re copadas con ese repertorio, se cantan todos los temas, te arman la viola, pero después cuando vas a hacer tu música, tu proyecto y vas a tocar a un boliche y van dos mesas a verte, tenés que replantearte de nuevo por qué tocás, qué es lo que querés de la música.

En mi caso, me encanta acompañar y ser sesionista, pero desde muy chico compuse y tengo mis temas. Entonces, al momento de salir a defender eso, hubo que desdoblarse y un poco te puede jugar en contra. De hecho, tengo amigos que les pasó algo parecido y después se desmotivaron con su música. Hay que ser fuerte, bancársela y construir de nuevo, como si te tocara vivir un under tardío. A mí me encantó como desafío. Lo que vas construyendo vos vale mucho más que las 1000 personas que te van a ver cuándo van a ver a Jaime. Como cuando sos pendejo y empezás a ganar tus primeros sueldos, tiene otro valor lo que vos construís. Eso por suerte se ha ido fortaleciendo y cada vez hacemos más cosas.

También está un poco en lo que uno espera de la música. Si estás copado con ser sesionista y nada más, también está bien, es re válido y es un camino hermoso. Nosotros también hemos ido proponiendo, haciendo cosas y tiene eso, volver a replantearse, volver a cultivar la motivación. Dónde querés laburar para mejorar cosas de uno, no quedarse en la situación de confort. Está bueno desafiarse a uno mismo un poco. También, una cosa es ser conocido, porque creo que lo soy mayoritariamente por ser parte del proyecto de Jaime, pero otra cosa es poder estar generándote laburo y poder proyectar sueños. El año pasado me fui de gira a España con mi música y fue una cosa que soñé mucho, y lograrlo es una felicidad multiplicada. En mi caso, no me quedé en esa cosa de confort de ser conocido por tocar con Jaime, sino que fuimos a buscar un poco más desde nuestra propuesta.

Cortesía de la producción

Musicalmente, tampoco apuntás a un público comercial, hacés lo que te gusta. 

Busco por ese lado. Con la composición siempre me pasó desde muy chico. Para ponerte un ejemplo, recuerdo una casa familiar en Atlántida que se tuvo que vender. Me salió una canción haciendo catarsis de eso. Descubrí la composición haciendo catarsis de eso. Descubrí la composición como un elemento de transmutación desde muy chico, siempre vienen medio que de ahí la canciones. El momento de componer te permite hablarle a personas y lugares que ya no están y te permite transmutar un poco. En general trato de componer desde ese lado, siento que la canción tiene que tener un poco de sustancia, de ponerle algo, y que después otro lo puede leer de otra manera, pero nunca me ha salido componer pensando en una cosa de moda, no me sale.

¿En qué momento estabas cuando hiciste este disco?

Fue una cosecha de muchos años. El perfil es un poco esto que te decía, porque además lo que está buenísimo es que ahora escucho el disco y hay canciones desde el 2017 hasta acá. Son teletransportadores a momentos de tu vida, fotografías sonoras, una radiografía de cómo estabas en ese momento. Es una especie de constelación que uno mismo hace para registrar cosas que uno va laburando de adentro. Hay temas de amor y desamor, que es lo que, en general, más pasa en la vida, pero también hay cosas de búsqueda interna. De aceptarse a uno, de autoconocimiento, pero aceptarse no es solo aceptar lo malo, sino también lo bueno. Un poco ese laburo de contrarrestar el autosabotaje y creer en uno. 

Para los músicos, las jams son un espacio importante. ¿Seguís haciéndote tiempo para ir a algunas? 

Creo que una de las partes más poderosas de la música es el momento de compartir la música con otros. Viste que la pintura o la escritura son cosas más solitarias. Hay otras que son así de compartidas, la danza, el teatro, pero la música es lo más poderoso. Es un lenguaje universal. Durante muchos años fui a todas las jams que podían haber. La jam es un momento super rico, donde se fermentan encuentros y cosas y creo que es fundamental para un músico estar compartiendo, incluso con otras generaciones, y está bueno. A veces no te sobra la energía, pero a veces lo hago hasta por disciplina, ir a escuchar y empaparse. Esa cosa que disfrutamos todos los músicos de encontrarse e improvisar.

Creo que ha cambiado una cosa que es mucho más sana. Cuando eramos más pendejos, podías tener una jam de blues, pero era todo muy segmentado. Ahora las jams vos vas y tocan un tema medio jazzero, después tocan uno pop, otro rock, folklore. Esta mucho más amalgamado y desprejuiciado, no está esa cosa de: "Ah, los rockeros. Ah, los jazzeros". Está más integrado y más saludable porque en un momento era un poco fuerte, te podía desmotivar.

Me parece que es lo que hace que la música este viva, trascender los géneros. Mi hermano dice una cosa que está muy buena que es: "Primero conocer los géneros, después unirlos". Si vas a entrar a una conversación tenés que saber de qué están hablando, pero después podés cambiarlo. Creo que la cosa del purismo no es saludable, porque la música se torna como una cosa de museo. Prefiero que la cosa cambie y se fusione, que esté viva.

Decís que la música es un lenguaje universal, ¿cuál fue la respuesta en España cuando te presentaste?

Hubo una interacción re linda, siempre está el componente de que hacer música de tu tierra es un distintivo. Hice un taller de guitarra en Granada, que era guitarra de candombe, y se apuntaron 30 guitarristas de los cuales 15 eran españoles. Está buenísimo estar llevando algo de tu cultura, se valora más.

Cortesía de la producción

Asumís roles distintos dentro de la música. Fuiste productor de El evangelio según mi jardinero (2006), de Martín Buscaglia. ¿Qué sentís que te dan cada uno de esos espacios en relación a tu carrera?

Me siento cómodo en varias facetas de la música y creo que cada una de ellas te nutre desde un lugar distinto. Trabajar con Martin es una experiencia increíble, aprendés de todo, de verlo componer, arreglar, cómo vive la música. Produciendo me encanta construir, ver crecer las canciones y hacerlas brillar en los momentos que tiene que hacerlo. Me pasa que toco con Jaime y estoy en el instrumento, tratando de seguir la propuesta de una bestia. Es un compositor increíble Jaime, de repente tengo que tocar cosas medias tangueras, cosas candomberas viejas, también tiene cosas rock o funk. Ahí estoy en un switch más del instrumento.

Ahora desde la pandemia grabo mucho en casa cosas para otros lados, ahí te pones en un plan más sesionista. Me gustan todas las facetas de la música. Después, en la composición, me gusta mucho componer con alguien. Creo que tiene una variedad que es más entretenida, me resulta más rico poder desdoblarme y buscar por diferentes lados, si estuviera solo en una de esas me embolaría más, me parece.

¿En el show que vas a hacer en Inmigrantes pensás tocar canciones de este nuevo álbum?

Vamos a hacer una recorrida del disco Anfibio, Casa Rodante y Huella Digital, que es un disco del trio Ibarburu. Más que nada canciones, pero varias instrumentales y como cuatro del disco nuevo, que son las que me dan más ganas de tocar. Va a haber invitados sorpresa. Va a estar lindo.

¿Por qué hacer un show para repasar tus álbumes a tan poco tiempo de lanzar uno nuevo?

El último toque que hice fue a fines de mayo, entonces estaba con la necesidad de salir a tocar y estar un poco en la vuelta. Estoy tocando pila como invitado, cosa que me encanta, pero también tengo ganas de hacer una fecha mía. A esto también se le junta que yo antes sacaba el disco y lo presentaba en el momento. Y ahora quiero hacer una cosa distinta, que es que salga el disco y darle un tiempo, que la gente lo pueda escuchar y después presentarlo, para darle un poquito de recorrido.