El 19 de setiembre de 2023 Eduardo Mateo cumpliría 83 años. ¿Se imaginó alguna vez la influencia que su música tendría en el cancionero uruguayo?

Con Nair Mirabrat, Martín Ibarra homenajea a Mateo, aunque sea de forma inconsciente. En la banda, que llama por el reordenamiento de su nombre, Ibarra refleja “la personalidad que investiga el mundo del inconsciente, es decir, todo lo desconocido”. Y allí encuentra el lazo con Mateo, con quien solo compartió siete meses en este mundo.

“Jung decía que las obras de arte, así como los sueños, se mueven en las fases liminales de la conciencia y la realidad inconsciente. Tienen que ver con ese intercambio, o tal vez son ellos mismos el medio para el intercambio entre lo poco que sabemos y lo mucho que somos”, reflexiona.

El músico cuenta que “Nair Mirabrat existió siempre”, desde que tuvo “conciencia musical”. “Es una energía que va tomando diferentes formas a lo largo del tiempo”.

Además de escuchar el legado musical de Mateo en las composiciones de Ibarra, como en el disco Juntos ahora, la banda presentó en 2022 y a principios de este año un concierto de Mateo solo bien se lame. Quince músicos tocaron sobre el escenario del Sodre el álbum emblema de Eduardo Mateo.

Esta vez, para su aniversario, Nair Mirabrat se encarna en un quinteto en el sótano de Inmigrantes (Paullier y Guaná) para recordar a Mateo y reivindicar su influencia en la música nacional. Las entradas están a la venta en RedTickets. 

Martín Ibarra. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

La influencia de Eduardo Mateo se escucha en las canciones de Nair Mirabrat. ¿Es un referente presente a la hora de componer? ¿Qué tomaste de él?

Sí, inevitablemente está presente. No porque lo traiga conscientemente a la hora de componer, sino porque lo he escuchado y estudiado mucho. Entonces, es como un peregrino que hizo su largo viaje y llega y te cuenta de la aventura, lo que vio, cómo fue, qué pasó. Y uno lo escucha atentamente, y le pregunta de nuevo por los detalles, aquellos personajes, los paisajes, las decisiones que tuvo que hacer, las sensaciones y emociones por las que pasó, a qué ritmo las llevó. Todo eso resuena y empieza a entrar en uno, hasta que se cristaliza y se transforma en una pieza más, a veces invisible, del propio engranaje.

¿Por qué es importante rememorar a Eduardo Mateo?

Primero que nada, porque sus canciones son una belleza y lindísimas de cantar y tocar. Hacen bien. Y luego, porque su presencia en este plano fue clave para el armado de lo que es hoy una gran biblioteca de música montevideana. Su pasaje inspiró a muchos creadores tremendos. Algunos que tuvieron incluso mayor alcance que él en cuanto a público y otros que aún desconocemos y seguro están pelando unas canciones en su casa que te vuelan la cabeza.

¿Cómo describirías su música?

Es profunda. Con picardía, juego y mantra.

¿Qué le aportó a la musical nacional?

Él tocaba guitarra y tocaba muy bien el tambor. Esos dos elementos son infaltables a la hora de pensar la música nacional. Y él fue hondo ahí. Creo que, entre muchas cosas, ¡aportó una forma de ver y de sentir el ritmo (muy marcado por el candombe) que está buenísima y además lo enseña! Está en sus composiciones, en su guitarra, su voz y en su toque de tambor.

¿Pensás que a través de su música logró representar alguna faceta de Uruguay?

Sí, claro, no tenía cómo no hacerlo; fue tremendo músico y poeta, creador desde una perspectiva callejera montevideana. Listo. Compartió un panorama que nos cautivó a varios y nos dio manija para seguir creando sobre esas imágenes y, sobre todo, a encontrar otras.

¿Hay alguna de sus canciones que sea más representativa?

En mi forma de verlo no. Yo creo que toda su obra merece ser escuchada. Tal vez está bueno entrar en su juego. Es decir, Mateo arranca haciendo música muy digerible ?bossas, Beatles?. De ahí viene el primer disco; melodías hermosas, redondas, cantables…y con el paso de los discos se va trasformando hacia algo que incomoda más, eso no es por casualidad. El tipo le dedicó mucho tiempo. Eso asegura algo que todos sabemos; estar y darle, ir profundo en un pensamiento que va creciendo y se materializa. En este caso fueron canciones, pero podrían haber sido edificios o prados. Su búsqueda quedó plasmada en la historia, nos dejó un abanico enorme de posibilidades.

¿Cuál fue tu visión al momento de intervenir las canciones originales?

Llevar las canciones desde la intimidad con la que están planteadas en el disco del 72 [Mateo solo bien se lame] hacia una interpretación más cargada, con banda grande; batería, vientos, piano y más voces. Luego, intentar que las canciones mantengan su espíritu, no variar mucho las melodías y entrar en los ritmos que él sugiere con su voz y su mano derecha, meterse de lleno en las improvisaciones del loco. Sumado a todo eso, el goce que me produce arreglar para ensamble grande, amo. La idea es trasladar ese disfrute que tengo en casa al escenario con 14 personas más. Tocar con un grupo grande es tremendo, es como cantar en coro, se siente muy bien.

¿Alguna vez te preguntaste qué pensaría Mateo de la reversión de su obra?

Yo no conviví con él más de siete meses en el planeta. Pero, por lo que he escuchado, alguna vez pensé que no haría mucho comentario al respecto, se iría con una guitarra y seguiría creando.

¿Qué repertorio preparan para Inmigrantes?

Estamos preparando un repertorio marmolado con temas de Mateo y temas de Nair. De Nair van algunos temas nuevos que estoy ansioso por compartir. Además, tocaremos temas del disco Juntos Ahora, pero con otra sonoridad. Como dice la frase de la canción de Nair, “Grillo”: “De nuevo esa canción, con noticias nuevas…”, tomamos la oportunidad de que la canción espeje quiénes somos hoy, que nos muestre cuánto cambiamos. Siempre pasamos la canción por el filtro del presente, esa es la enseñanza del jazz. Y de Mateo vamos a hacer algunas del espectáculo Mateo solo bien se lame por Nair, que hicimos en el Sodre, pero también tocaremos temas de otros discos de Mateo.