El primero nació en Los Ángeles en 1940. El segundo lo hizo, en vez, en Montevideo en 1989.

Al primero, con 81 años, se lo considera uno de los mejores vibrafonistas del mundo. Es cantante, es compositor y ha llegado a convertirse en un ícono del jazz y del jazz ácido. Sus hits: Everybody Loves the Sunshine, Running Away y Searchin.

El segundo, con 33 años, es uno de los pocos vibrafonistas que hay en Uruguay. Es un músico que a finales de 2021 sacó un disco llamado “Si me voy a dormir”, donde conviven atmósferas que van desde el jazz hasta el pop.

El segundo armó una banda para hacerle un tributo al primero. Maxi Nathan se presenta el 2 de junio en el sótano de Inmigrantes para hacer un tributo a Roy Ayers. Para eso, armó una banda integrada por Mateo Ottonello en batería, Rolo Fernandez en bajo y Nacho Labrada en teclados, con la participación de Facundo Balta en trompeta y voz, y la trompetista cantante Gleis Estrada.

El segundo y el primero tienen algo en común. La curiosidad. Eso, al menos, es lo que cree el segundo. Este tributo funciona como una forma de recuperar nostalgia, es cierto. Pero también tiene que ver con la descendencia y el devenir de la historia del jazz.

Se dice que a Roy el vibráfono le dio herramientas para componer y para improvisar. ¿A ti qué te dio?

MN: Es como un derivado del piano. Me ayudó a unir muchas ideas de lo que yo venía haciendo. Fue como la vía que encontré para desarrollarme. Es un instrumento que une muchas cosas, que es sumamente versátil y que queda muy bien en muchas cosas. Sin embargo, todavía es un instrumento muy nuevo, en realidad, recién tiene cien años. No solo por un tema de tiempo es un instrumento que no ha aparecido tanto. Recién hubo exponentes como Roy Ayers, como Gary Barton, otro vibrafonista muy importante que lo llevó a estar con Piazzolla. Eso es una cosa que me está atrapando mucho, el hecho de hacer un tributo a un vibrafonista me conecta mucho por ese lado y tambien con el póblico a apostar a eso. El vibráfono, simple y ludico, es eso de, “mirá el vibrafáno es esto y con el vibráfono se puede hacer esto y aquello, y se puede tocar esta música, puede convivir con el hip hop y con otras músicas que no sean solo estar en la orquesta”.

¿A qué música de Roy se va a enfocar el tributo?

MN: Va a estar enfocado más que nada en lo que fue el afrobeat, pasando un poquito por el hip hop y después por el jazz también. Es inevitable, es lo que a mí me encanta tocar y al grupo.

¿Cómo llegas tú al jazz como género?

MN: Del jazz siempre tuve el amor fuerte porque cuando era chico tocaba la batería y amaba la batería en el jazz. Luego, por la improvisación. Creo que fue de los lugares que más me enamoró por eso, por jugar en el lado de la impovisación. Lo tienen también otros géneros musicales, otros tipos de improvisaciones, pero el jazz siento que es la base que más permite eso, un disparador para ir a lugares. No puedo decir el jazz en sí mismo es “esto” porque yo todavía no puedo decir lo que es, pero como disparador de ir a diferentes lugares y eso es lo que me mueve, así como faro de ir a otros lugares por medio de la improvisación. Eso fue lo que me enamoró del jazz.

¿Por qué esta banda para el tributo?

MN: Una cosa que me pasa tocando con estos músicos es que, si bien conecto mucho musicalmente, creo que cada uno de ellos está en un camino y una búsqueda personal importante. Entonces, yo aprendo mucho de eso y trato de ir, no forzadamente, pero de juntarme y trabajar con gente así, más allá de una amistad o de coincidir musicalmente. A todos nos gusta esa música, a todos nos mueve, pero cada uno de ellos también está haciendo cosas muy diferentes a las mías y como que esa unión de casas a mí me hace aprender mucho y me gusta.

Yo, en realidad, toco en una orquesta de música clásica. Ninguno de ellos toca en una orquesta, todos están en diferentes caminos y eso a mí me motiva mucho también para encontrar eso, una union de muchas cosas y ver para dónde se va. Como si fuera un experimento.

Por eso me gusta esta banda, porque creo que cada uno de ellos tiene como una búsqueda bastante fuerte, más allá de que hay en algunos estilos o cosas a las que me siento como muy ajeno, pero eso a la vez tiene otra cara que me llama mucho. Ir para ese lado y juntarme con gente así. Hay algunos de ellos con los que no toqué nunca, que son Facundo Balta y Gleiz Estrada, que vienen de lugares diferentes y, justamente, hacer este tributo tan amplio como es Roy Ayers, donde pasamos por muchos mundos, y juntarse a hacer esa música es como un experimento bastante significativo, Más allá de tocar un tema de él porque hay muchas ópticas diferentes y juntarse a hacer esa música, es como a ver qué pasa.