Por María Road
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Hace pocos meses, un tímido cartel que tan solo rezaba “Smashing Pumpkins” aparecía en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Este no tardó en ser subido a la red social X y, por defecto, comentado y reposteado por decenas de usuarios que entendieron que se trataba de un adelanto de la llegada del conjunto al país. A los pocos días, finalmente se oficializó. La banda oriunda de Chicago, liderada por Billy Corgan, estaría presentándose en el Movistar Arena con un show en solitario el 5 de Noviembre, en el marco del The World is a Vampire Tour y de la mano de la productora Gonna Go. Después de algunos meses de espera, la cita finalmente se consumó anoche y dejó a los aficionados más que contentos.
Las calles del barrio porteño de Villa Crespo comenzaron a teñirse de negro desde que la calurosa tarde asomó. Las remeras con la portada del icónico álbum Mellon Collie And The Infinite Sadness abundaban por doquier. Muchas personas de más de 30 años copaban las inmediaciones del Movistar Arena. Pero no dejaba de aparecer un gran número de jóvenes de entre 17 y 25 años, muchos de los cuales estaban viendo a la banda por primera vez.
La última ocasión en la que el grupo se había presentado en Argentina había sido en el Lollapalooza 2015, casi diez años atrás. Y es que el legado de la banda traspasa diferentes generaciones. Su basta discografía les vale un lugar indiscutible en la repisa o las playlists de cualquier enamorado del rock alternativo, y aún más de la generación de los 90. Y a pesar de constantes idas y vueltas y cambios reiterativos de formación, el legado de Corgan y su impronta son suficientes para que su corona permanezca intacta.
Melancolía, furia y pasión caracterizan a la banda desde sus inicios, allá por 1991 de la mano de Gish. Les tocó emerger en un momento en el que el foco de la prensa musical alternativa estaba totalmente puesto en la escena noise y grunge de Estados Unidos, gracias al fenómeno Nirvana y otras contemporáneas, logrando que sub-géneros propios del underground durante los 80 comenzaran a copar las listas musicales y liderar las ventas.
Después de más de tres décadas de trayectoria y salvando algunas distancias, el proyecto permanece intacto y de alguna forma fiel a su espíritu frontal y juvenil inicial. Quien escuche a los Smashing jamás perderá la sensación de rebeldía y libertad que impregna a la banda desde sus comienzos. Para quienes pudieron disfrutarlos en vivo, y también desde la primera escucha de cualquier adolescente triste y revoltoso en su habitación, en busca de música que lo ayudara a encontrar su lugar y construir su identidad en el mundo. Toda hora es buena para estar enojado, y sus fanáticos lo saben bien. La oportunidad de catarsis se presentó la noche de ayer y no fue desperdiciada.
Luego de la apertura a cargo de la banda local Terapia y una breve espera a que el recinto estuviera lo suficientemente lleno (que para los fanáticos de alguna forma se hizo eterna), finalmente minutos después de las 21 horas salieron a escena el inconfundible Corgan, enfundado en un atuendo negro casi vampiresco (y una presencia escénica que recordaba al mismísimo vampiro Nosferatu), junto a James Iha y Kiki Wong en guitarras, Jack Bates en bajo (hijo de Peter Hook de Joy Division y New Order, dato comentado por si no era algo excepcionalmente lógico a simple vista gracias al gran parecido con su padre) y Jimmy Chamberlin, en batería.
“The Everlasting Gaze” fue la canción que dio apertura al show y el público no se demoró en corear y agitar al ritmo de las potentes guitarras de este tema, incluido en el disco Machina / The Machines Of God, lanzado en el año 2000. Luego de interpretar “Doomsday Clock”, canción que pertenece al soundtrack de Transformers (2007), llegó el turno del primero de los varios covers de la noche: "Zoo Station", de U2, comenzó a sonar, y una importante cantidad de asistentes la reconoció y entonó al instante. Allí comenzó la curiosidad de este recital: una gran presencia de covers copó el setlist elegido, además de varios momentos de solos y juegos de guitarras entre Corgan e Iha.
A continuación, uno de los momentos más esperados por los amantes de la banda tendría lugar en la velada: comenzaron los primeros acordes de “Today”, una de las inmortales canciones del aclamado Siamese Twins, lanzado en 1993. “Today is the greatest / Day I've ever known / Can't live for tomorrow / Tomorrow's much too long”, rezaba Corgan mientras miles de fanáticos coreaban a la par sintiendo la letra de manera especial. Incluso, en las primeras filas asomaba una bandera con estos versos de la canción escritos.
“That Which Animates the Spirit” es una canción incluida en el disco ATUM lanzado en 2023. Fue la elegida para continuar con la noche. Entre una sábana de luces azules y violetas se entremezclaron las guitarras y el particular carisma de Corgan. Y nuevamente llegaría el turno de las perlitas: “Tonight Tonight”, una de las gemas de Mellon Collie And The Infinite Sadness tuvo su momento, y los aficionados explotaron en gritos y euforia. Luego de “Beguiled” (que también forma parte de ATUM) tuvieron lugar para presentar otra arista de su vasta discografía, esta vez abarcando el disco Adore, lanzado en 1998 de la mano de “Ava Adore”.
“Disarm” volvió a disparar la emoción de los aficionados. Es que más allá de la inmensa cantidad de canciones que su repertorio contiene, cualquiera de los tema de Siamese Dream (1993), así como de Mellon Collie And The Infinite Sadness (1995), Pisces Iscariot (1994) o Gish (1991) tienen un lugar especial en el corazón de los fanáticos. Son los discos que dispararon la carrera de la banda, aquellos que conquistaron a todos los presentes en esa noche y los que la convirtieron en una de las bandas más aclamadas y fundamentales del rock alternativo estadounidense en la década de los 90.
La gran noche de los covers continuó de la mano de reversiones de “Landslide”, de Fleetwood Mac, para la cual Billy se encontró solo en el escenario con su guitarra acústica, de la misma manera en la que a continuación desplegó “Shine On, Harvest Moon”, de Ruth Etting.
El bloque final del show comenzó a sentirse con “Mayonaise” y “Bullet With Butterfly Wings”, dos de las canciones más esperadas y cantadas de la noche. “Empires” y “Perfect” continuaron honrando los discos ATUM y Adore, hasta que llegó el turno de “Sighommi”, perteneciente al más reciente disco de estudio Aghori Mhoni Mei, lanzado en agosto de este año.
“1979” y “Jellybelly” fueron la crónica de la muerte anunciada del recital. Los himnos de Mellon Collie desataron los últimos atisbos de euforia de los presentes, quienes sabían que la noche concluía pero continuaban celebrando a la banda de sus amores. “Gossamer” fue la especie de puente conductor hacia dos de los platos más fuertes de la fiesta y broche de oro: “Cherub Rock” y “Zero”, el gran hit de la banda y aquella canción que de forma particular también popularizó Los Simpsons en el episodio “Homerpalooza”. De ella, se desprende la famosa frase “Deprimir a un adolescente es como hacer un huevo motuleño”. Mientras, este tema sonaba a la par de un grupo de jóvenes desmotivados y sombríos bailando al compás.
La banda se despidió del escenario después de mostrar una inmensa satisfacción por el desempeño del siempre desaforado público argentino, que coreó hasta lo incoreable, e incesablemente exclamaba “Olé olé olé olé, Billy, Billy”. En una ocasión, el mismísimo Corgan pidió que reemplazaran Billy por William, gusto que el público local no demoró en concederle. Pero la velada no terminaría ahí. Ni siquiera habían llegado a encenderse las luces cuando la banda retornó al escenario para tocar una última canción.
Se trató de un cover más: "Ziggy Stardust", de David Bowie, dio por terminado el show, con James Iha como voz principal y Billy sumando guitarra y coros. De esta forma finalizó un show que superó expectativas: Billy rebasó en simpatía bailando e interactuando con sus fans. Hubo himnos de antaño para quienes lo deseaban y espacio para presentar el material que la banda lanzó durante los últimos dos años. Una de las visitas internacionales que nadie anticipaba para este 2024 pero que despertó un gran entusiasmo en el caudal de oyentes de rock alternativo, noise y grunge en Argentina. Sin dudas estos no se vieron decepcionados. La banda viene de presentarse también en Brasil, y a continuación seguirá con la gira sudamericana en Chile, en el marco del Festival Fauna Primavera, a realizarse este fin de semana.
Por María Road
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