Por Federica Bordaberry
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Cuando comienza la película, Numa Turcatti (Enzo Vogrincic) dice algo como esto: “Mi nombre es Numa Turcatti, tengo 25 años, conozco poca gente a mi alrededor, pero todo esto me suena muy familiar”. Está en el Aeropuerto de Carrasco, el aeropuerto viejo, a punto de subirse al avión que lo llevó a un destino trágico.
Desde acá, hemos escuchado hablar tanto de ellos que conocemos a casi todo el mundo, pero nada (nada, nada, nada) de eso nos va a resultar familiar nunca. Ni siquiera con dos libros y dos películas hechas lo hará.
Así fue el preestreno de La Sociedad de la Nieve (2023), el miércoles 13 de diciembre a las 19:00 horas, en el cine del Shopping Portones. Estuvieron allí muchas personas vinculadas a Old Christians, el club de rugby al que pertenecían (y algunos aún lo hacen) los protagonistas. Algunos lloraron, otros se retiraron en medio de la película, otros mantuvieron el silencio en una sala donde los créditos habían terminado hacía varios minutos.
Varios se estremecieron en los asientos. Se dieron las manos con los de al lado. Se arrancaron los pellejos de los dedos con los dientes. Se mordieron los labios. Apretaron algo, alguna cosa (un vaso, una caja de pop, el brazo del asiento), para terminar con la ansiedad de una historia que, sin importar quién ni cómo la cuente, para los uruguayos siempre va a representar el horror.
Dirigida y escrita por Juan Antonio Bayona (1975), pero basado en el libro homónimo de Pablo Vierci (1950), la película relata el accidente del Vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en la cordillera de los Andes en 1972. De 40 pasajeros, la mayoría miembros del equipo de rugby montevideano Old Christians, sobrevivieron 16.
Director también de Lo imposible (2012) y Jurassic World: el reino caído (2018), esta es la película con la que el barcelonés volvió al cine en español por primera vez desde su debut cinematográfico con El orfanato (2007). La película, que tendrá su estreno mundial en Netflix el 4 de enero de 2024, logró ser elegida para representar a España en los Premios Óscar 2024 en la categoría de Mejor Película Internacional y ya se encuentra en la shortlist de cuatro categorías de los premios que serán celebrados el 10 de marzo.
Contó, además, con un equipo inmenso de producción (entre los que se encuentra el uruguayo Pedro Luque, también conocido por trabajar junto a Federico Álvarez en películas como No respires (2016) y un elenco de actores uruguayos y argentinos.
Aunque el estreno y preestreno sucedieron a mediados de diciembre, en realidad la película fue proyectada el 9 de setiembre de 2023 en la clausura del Festival Internacional de Cine de Venecia y, previamente, el 1 de setiembre, Bayona presentó la película a los sobrevivientes del accidente, a sus familias y a las familias de los que fallecieron.
Es que eso es seguro: si hay algo por lo que se destaca La sociedad de la nieve de Bayona, es por vincularse de forma muy cercana con los protagonistas del asunto y con las familias de quienes no volvieron.
En más de una entrevista, Gustavo Zerbino contó que se grabaron más de 100 horas de entrevistas que luego usaría Bayona para el guion de la película, que el director los llamaba a distintas horas del día para volver a repasar el detalle más pequeño, pero que además los actores tuvieron pase libre para llamar a las familias o sobrevivientes que fueron a representar.
Pero, ¿cómo un director español que trabaja con Hollywood llegó a interesarse por esta historia? Bayona descubrió el libro de Vierci mientras investigaba para su película de 2012, Lo imposible, y compró los derechos del libro al final del rodaje. Después de años de buscar financiamiento para hacer la película, logró asociarse con Netflix.
Aquello no deja lugar a sospechas durante la película: fue una producción cara. Carísima. Los lugares de rodaje incluyen Sierra Nevada en España, Montevideo en Uruguay, y Chile y Argentina en Los Andes, incluido el lugar real del accidente.
En 2021, un grupo ecabezado por el argentino Alejandro Fadel, director de Murder Me, Monster (2018), filmó paisajes en Chile para usar de referencia en la producción y posproducción.
En Sierra Nevada, narró parte del equipo en una conversación guiada por Facundo Ponce de León en la Biblioteca Nacional, el rodaje se vio desafiado por la escasez de nieve y la conocida Capa de Aire del Sahara, que cubrió las montañas de polvo naranja.
Se usaron tres réplicas de restos del fuselaje. Una se colocó en una estacionamiento, otra se la enterró entre nieve artifical (sostenida por una grúa hidráulica que permitía su movimiento) y la otra sobre un tarn a 3.000 metros de alto.
En el hangar, una pantalla de 30 metros de altura mostraba las imágenes que realizó el equipo de Fadel. Otro equipo, además, se ocupó de los tiros de montaña peligrosos. Solo esos tres equipos, en total, rondaban las 300 peronas.
Los maquilladores de efectos especiales, David Martí y Montse Ribé (ganadores de un Óscar por El laberinto del fauno, 2006) se ocuparon de generar prótesis de cadáveres y heridas de una verosimilitud extrema.
Es posible que, sin un productor con tantas posibilidades financieras como Netflix España y Netflix Estados Unidos, no se habría llegado a una película de tal talla de producción.
Aunque una película puede medir en esos términos su éxito o su fracaso, también existe la percepción del público. Aún más importante en este caso, existe la percepción del público uruguayo.
Algunos de quienes leyeron los libros y ya vieron la otra película han dicho que la película no tuvo nada nuevo para mostrarles. Que la profundidad está en los textos impresos y que el filme, cosa que es culpa del género artístico y no de una falla de dirección, no incorpora los relatos tan fuertemente como podría hacerlo un documental.
Es que no se trata de un documental. Se trata de una ficción que cumple con uno de los principios básicos de la buena narrativa: show, don’t tell. Las horas y horas de entrevistas sirvieron para fusionar muchísimos puntos de vista, algo que el documental (y sobre todo el libro documental) puede darse el lujo de hacer. El guion, entonces, intenta ponerse en el punto medio de todos los relatos.
Responde, entonces, a un “sucedió, más o menos, esto”. Sin embargo, es una película que se destaca por su exactitud histórica. A diferencia de la película de 1993, se utilizan todos los nombres reales de los pasajeros. Se rodó y se asistió a lugares reales. Se utilizó el aeropuerto real del que salió, en aquel entonces, el avión.
Se ha hablado, además, por parte de los sobrevivientes y los familiares, que no se trata solo de lo histórico, sino también del espíritu de lo que allí sucedió.
“Se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene”, escribió Juan Carlos Onetti, uruguayo (uruguayísimo) en su novela El Pozo (1939).
Los hechos son el accidente, los días en la montaña, los muertos, el consumo de los cuerpos de familiares y amigos, la caminata de Nando Parrado y Roberto Canessa que los llevó a ser rescatados. Los sentimientos, en cambio, son estos: las miradas, los abrazos, el tacto entre cuerpos, los dolores, los miedos, los llantos, los gritos, la fuerza, el coraje, la amistad, la esperanza. Sobre todo, el amor.
Manifestar todo aquello, esa dimensión humana que muchas veces ha quedado tapada por titulares vinculados al canibalismo o a un accidente aéreo, es algo que Bayona y todo su equipo lograron plasmar. Han vuelto a La sociedad de la nieve una película con la forma de un recipiente digno, justo y real.
Una película en la que los héroes no son solo los que volvieron, sino también todos aquellos que quedaron.
Una de las decisiones que llevaron a eso fue, obviamente, colocar a Numa Turcatti, fallecido durante los últimos días en la montaña, como narrador principal de la historia. Porque el accidente no trató solo de los que sobrevivieron, sino también de los que no volvieron.
Son 16 testigos de lo sucedido, más tres cartas que escribieron los que fallecieron allá. Diecinueve testimonios, entonces, de aquellos 72 días donde de manera injusta (injustísima) un grupo de chicos quedaron atrapados entre la vida y la muerte, la realidad y la irrealidad. Quedaron atrapados en la tragedia.
El aplauso más fuerte, quizá, esté vinculado a la forma en que Bayona salió del morbo usual del vínculo entre supervivencia y antropofagia. Fue uno de los ejes éticos más importantes a los que se enfrentaron los personajes. La sociedad de la nieve ofrece la dimensión espiritual de quien entrega su cuerpo a sus amigos. Muestra, evidencia, aclara, que todo aquello fue un pacto de amor necesario para vivir.
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Enzo Vogrincic como Numa Turcatti. Agustín Pardella como Nando Parrado. Matías Recalt como Roberto Canessa. Tomás Wolf como Gustavo Zerbino. Diego Vegezzi como Marcelo Pérez del Castillo. Fernando Contigiani como Arturo Nogueira. Esteban Kukuriczka como Adolfo "Fito" Strauch Urioste. Valentino Alonso como Alfredo "Pancho" Delgado. Francisco Romero como Daniel Fernández Strauch. Esteban Bigliardi como Javier Methol. Agustín Della Corte como Antonio “Tintín” Vizintín. Louta como Gastón Costemalle. Blas Polidori como Gustavo "Coco" Nicolich. Benjamín Segura como Rafael "Vasco" Echavarren. Santiago Vaca Narvaja como Daniel Maspons. Rafael Federman como Eduardo Strauch Urioste. Emanuel Parga como Sargento Carlos Roque. Felipe González Otaño como Carlos "Carlitos" Páez. Simón Hempe como José Luis "Coche" Inciarte. Andy Pruss como Roy Harley. Rocco Posca como Ramón "Moncho" Sabella. Jerónimo Bosia como Francisco "Panchito" Abal. Juan Caruso como Álvaro Mangino. Paula Baldini como Liliana Navarro. Maximiliano de la Cruz como Teniente Coronel Dante Lagurara. Felipe Ramusio como Diego Storm. Alfonsina Carrocio como Susana Parrado. Federico Aznárez como Enrique Platero. Juan Diego Eirea como Juan Carlos Menéndez. Agustín Berruti como Roberto "Bobby" François. Luciano Chatton como Pedro Algorta. Julián Bedino como Guido Magri. Virginia Kaufmann como Esther Horta de Nicola. Lautaro Bakir como Julio Martínez Lamas. Lucas Mascareña como Fernando Vázquez. Tea Alberti como Graciela Augusto de Mariani. Federico Formento como Daniel Shaw Urioste. Giselle Pereyra como Eugenia Dolgay. Carlos "Carlitos" Páez como su padre, Carlos Páez Vilaró.
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Por Federica Bordaberry
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