Por Fernanda Kosak
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Aun con lo mucho que se ha puesto la conversación de la salud mental sobre la mesa, la palabra “antidepresivos” está todavía muy cargada en nuestro imaginario colectivo y puede asustarnos o interpelarnos por varios motivos y la libido es uno de ellos en muchos casos. ¿Es la receta verde en donde el deseo va a morir? No tiene por qué, pero sí tienen relación y es necesario atenderla. Como casi todo en la vida, es algo más complejo que “sí o no”.
Demás está decir que los antidepresivos salvan vidas y que deben tomarse cuando son indicados. Y sí, hay algunos que, mientras están salvándote el cerebro, pueden interferir con ese tranvía llamado deseo. Pero, a saber, alguien que también interfiere con el deseo es su némesis: la depresión. Y a veces lo terrible es que no se puede detectar si lo que está combatiendo a la libido es una cosa o la otra. Muchas veces, son las dos: porque generalmente quien toma antidepresivos tiene, sorpresa, depresión.
Según la OMS, 300 millones de personas en el mundo sufren depresión. Y entre el 30 al 60% de quienes toman antidepresivos experimentan algún tipo de disfunción sexual. Puede ser libido disminuida, falta de lubricación, dificultad para la erección o retraso en el orgasmo.
¿Qué hacer entonces? Parece obvio pero no lo es: el primer paso es hablar con tu psiquiatra. Y ser sinceros. A veces este problema da vergüenza y los o las pacientes prefieren no comunicárselo a sus terapeutas. Eso es un error. No solo existe un tipo de antidepresivo y es posible cambiar a otro que más se adecúe a tu vida. Posiblemente, primero hay que dejar pasar un tiempo para constatar si efectivamente es el fármaco el origen del problema, pero errando se aprende. ¿No alcanza o no es posible cambiar de medicamento? También se puede consultar con un o una sexóloga. Si bien el problema se puede originar con un fármaco, la solución puede estar en otra parte. No te olvides que son profesionales que lidian con este tipo de síntomas todos los días.
También es importante recordar que no solo las personas que toman antidepresivos sufren de falta de deseo o disfunciones fisiológicas en la respuesta sexual. Hay una plétora de consejos, productos, libros, juguetes y técnicas para salir de estos tropezones en la vida sexual. No hay que desanimarse ni desesperarse, ni sentirse estigmatizado.
En ningún caso es recomendable suspender el tratamiento de antidepresivos por este tipo de problemas ya que no es una solución garantizada y -más importante todavía- hacerlo constituye un riesgo de vida.
Si sentís que necesitás empezar o dejar un tratamiento psiquiátrico, por favor, consultá un profesional, esta columna no sustituye indicaciones médicas o de ningún tipo.
*Fernanda Kosak es comunicadora, periodista y empresaria. Trabajó en diario, radio, televisión y escribió el libro periodístico La mansión del sexo (Fin de Siglo 2020). Hoy conduce un programa en Del Sol FM y dirige el sex shop con perspectiva de género Vibras.
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