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Cine
Cannes y el cine

Halfdan Ullmann Tøndel: El nieto de Ingmar Bergman y Liv Ullmann que brilló en Cannes

El director noruego estrenó su ópera prima en el Festival de Cannes, se llevó a casa la Caméra d´Or y charló con LatidoBEAT.

05.09.2024 12:26

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2024-09-05T12:26:00-03:00
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Por Nicolás Medina
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Es difícil recordar los nombres de todas las películas que adornan el catálogo de un festival de cine. Más difícil resulta relacionar cada película con su director, y casi imposible saber de quién estamos hablando, incluso si recordamos su nombre, a no ser que se trate de uno de los grandes.

Sin embargo, un tal Halfdan Ullmann Tøndel, oriundo de Noruega, llamó la atención de la gente mientras presentaba su ópera prima, Armand. Algo parece poner sobre él más reflectores de los esperados para un director primerizo, y la sala que exhibe una película de sección paralela se llena rápidamente de un público que parece tener la vara bastante alta.

Y aunque en la tradición noruega, Ullman puede ser lo que para nosotros es un Rodríguez o un Gómez, este no es un Ullman cualquiera. Sino que es, en efecto, el legado de la realeza del cine escandinavo, hablamos del nieto de Liv Ullmann e Ingmar Bergman.

Halfdan tiene 33 años. Su cabello rubio, con un despeinado casual que parece de modelo de peluquería, se acompaña con ojos claros que terminan por dibujar una presencia serena pero penetrante, y con cierta chispa de curiosidad.

Amigable, se presenta en una de las la azoteas del Palais des Festivals. Lo acompaña la actriz protagónica de la película, su compatriota Renate Reinsve, quien en 2021 se llevó el premio a mejor interpretación femenina por su papel en The Worst Person In The World (La peor persona del mundo), de Joachim Trier, en el mismo festival.

Halfdan, con una amabilidad risible, saluda a cada una de las personas que se le cruzan estrechándoles su mano. “Halfdan”, repite ante cada saludo con una sonrisa honesta en el rostro y una mirada humilde mientras se encorva para quedar a la altura de quienes saluda.

Ingmar Bergman y Liv Ullmann (1968)

Ingmar Bergman y Liv Ullmann (1968)

“Estoy un poco nervioso, es la primera vez que hago esto”, son sus primeras palabras cuando comienza la entrevista. Algo de lo que en pocos minutos se olvidará cuando apasionado, comience a hablar sobre lo meticulosa que es su película y su carácter cinéfilo que es comparable al de un niño cuando llega a Disney.

Su película, por otro lado, es todo menos amigable, serena o simpática. Armand es un drama denso e incómodo que poco a poco revela su carácter de sátira mordaz. La película comienza con la llegada de Elizabeth (Reinsve), una actriz sumida en el caos, a la escuela de su hijo, Armand, atendiendo una llamada de las autoridades de la primaria. Al llegar, una pareja de padres, al parecer amigos, la esperan junto a la maestra de la clase. Elizabeth intenta restarle atención a esta convocatoria extraordinaria, piensa que se trata de un acontecimiento menor, y quiere terminar con eso rápido.

Sin embargo, la tensión y la dificultad por parte de la maestra y el director del colegio por explicar lo sucedido, adelantan que no es una de esas tonterías de niños. Con dificultad, le terminan diciendo a Elizabeth que sucede: Armand, de seis años, ha sido acusado por su compañero de clase de un ataque, más precisamente, uno que si se extrapolara a la psicología de un adulto, sería un claro caso de abuso.

“Escuché una historia de parte de un amigo que se había ido a acampar cuando tenía seis años, y algo similar a lo que pasa en la película le había sucedido a dos chicos que habían compartido carpa en este viaje. Y me intrigó mucho y comencé a fantasear acerca de dónde es que un niño aprende este tipo de actitudes y palabras”, explica el director sobre el origen de la historia.

Pero la realidad es que Armand no lidia particularmente con el conflicto generado, sino que también reflexiona sobre el lugar de los adultos teóricamente responsables de lidiar con este tipo de situaciones, hechos que en la película parecen ser retratados no solo con asertividad, sino también con cierto bagaje. El director tiene experiencia en estos ambientes: “Trabajé en una escuela primaria por unos años y estuve en ese lugar de tratar con niños de más o menos esa edad. Y mientras lidiaba con los padres, los docentes, directores, y me di cuenta que había mucho de eso que podía incorporar a la película”.

Armand – Festival de Cannes

Armand – Festival de Cannes

Pero el relato de Ullman Tøndel, lejos de castigar a Armand, busca generar preguntas y despertar reflexiones. Estamos hablando de una situación extrema, es cierto, pero también hablamos de niños de seis años. ¿De dónde surge esta conducta tan violenta? ¿Qué está sucediendo en casa? ¿Por qué esta incapacidad para detectar límites? pero ante todo, la pregunta que propone Ullman es: ¿Qué se hace en una situación así?

Al respecto, contesta: “Eso fue algo interesante que surgió durante la etapa de investigación. Llamé a directores de todo el país y uno me dijo que esta idea de jugar al doctor es algo que hacen los niños en el jardín de infantes, pero no los de primaria. Pero a su vez, cuando entran a la escuela han dejado el jardín de infantes hace dos meses, y, ¿cómo sabe esto un niño de seis años? El que algo está permitido y es natural en mayo y sin embargo es muy peligroso en agosto. No sucede. Así que incluí esta idea en la película”. 

“Algunos directores y maestros me dijeron que tenían un determinado procedimiento para estos caos, muchos otros no. Los directores de los colegios más pudientes decían que si pasara lo derivarían a servicios sociales o a la policía. Y quizás los de escuelas más pequeñas solo deseaban que no pasara porque no tenían las herramientas para sobrellevarlo. Esa fue también mi experiencia cuando trabajaba en la escuela, es extremadamente individual como lidias con estas situaciones límite. Y eso también me resultaba interesante, el cuestionarse si era solo un juego o era algo mucho más serio. Y si es serio, es algo realmente serio, porque puede implicar que hay algo sucediendo en el hogar de estos niños por lo que tienes que tomar acciones. Pero al final, como sucede en la película, si no tienes un manual para esto, lo cual de hecho sucede, no sabes qué hacer con en este tipo de situaciones, por eso elijo satirizar alrededor de un tema tan serio”.

Conforme la película avanza, la cosa abandona progresivamente el drama denso y se vuelve más una sátira del ida y vuelta entre padres y maestros, y ante todo, la inoperancia e incapacidad del centro de estudios por lidiar con una situación que nunca se plantearon que podía pasar. Esta tensión es retratada por Ullman con fineza a través de la puesta en escena, y la dirección que aplica en la película. La cual, de hecho, le termino valiendo el premio al mejor director debutante en el Festival de Cannes, la Cámara de Oro.

Armand – Festival de Cannes

Armand – Festival de Cannes

“Desde el inicio le dije al director de fotografía que quería hacer la puesta en escena grandiosa de nuevo”, explica Ullman y también bromea diciendo: “Make the Mise en Scene Great Again”. “Porque creo que últimamente estamos demasiado relajados en términos de puesta en escena. Hay una escena que me inspira mucho, de La infancia de Iván, de Tarkovski, donde la cámara baila con los personajes y orgánicamente entran y salen en distintos valores de plano, y quería hacer algo así en esta película. Eso fue algo que intenté emular y que es el concepto detrás de mis decisiones de puesta en escena”, agrega. 

Respecto a las colaboraciones con el resto de su equipo, Ullman afirma que le gusta ser muy abierto a las opiniones, específicamente en película de este tipo donde “es muy difícil encontrar un balance entre la comedia y lo serio”. Además, al ser su primer largometraje, consideraba importante pasarla bien, probar cosas nuevas y experimentar. 

“Quería que la película empezara como algo socialmente realista, pero también estoy muy inspirado en El discreto encanto de la burguesía (1972), de Luis Buñuel, y esta idea de que los personajes están intentando cenar pero siempre sucede algo que les impide concentrarse en lo que van a hacer. Para mí nunca se trató de la historia, siempre se trató de los personajes y su viaje, eso es lo que me interesaba”, acota el noruego. 

Y el personaje que se lleva la película es Elizabeth, a quien a través de Reinsve, el noruego usa como vehículo para hacer un retrato ciclotímico de histeria, negación, frustración, y quien sabe cuántos estadios más. Hay desde silencios ensordecedores, a carcajadas incómodas y bailes y hasta una escena de casi siete minutos de Reinsve pasando por todo al mismo tiempo.

“Renate es una actriz realmente buena, y teníamos mucho material para elegir porque dedicamos un día entero a rodar esa escena. Y se volvió completamente loca, porque venía de reír y llorar todo el día, al punto que se tuvo que tomar unos días libres luego de esa escena por la intensidad que tenía. Pero ella era la única que realmente sabía cómo sería ese momento. En el guion es solo una línea que dice que su personaje ríe y llora, pero termina siendo una escena de casi siete minutos”, comenta, entre risas, el director, como si quisiera decir que el martirio para Reinsve valió la pena. Y la realidad, es que sí lo vale.

Armand – Festival de Cannes

Armand – Festival de Cannes

Sobre la incorporación de las escenas en donde se ve a la protagonista bailar, el director comenta que la película en general tomo inspiración de diferentes lugares: “En el caso del baile la inspiración fue All That Jazz (1979), de Bob Fosse, y creo que el baile es en general algo fantástico. Una vez leí una frase de Stanley Kubrick que decía que el cine debería ser como la música, una progresión de movimientos y sentimientos. Y eso es lo que creo que esta película es, una progresión de movimientos y sentimientos, al menos eso es lo que yo interpreto”.

Al respecto de cómo se relaciona al trasfondo de su familia en términos de cine, especialmente a Ingmar y a Liv, comenta, entre risas, que no vio ninguna de sus películas hasta alrededor de los treinta años y que realmente intentó no hacer películas.

“Me preguntaba por qué debía hacerlo, es algo que ya se había hecho en mi familia. Pero luego empecé a hacer algunas en la universidad, me divertí y me di cuenta que allí era a dónde pertenezco. Pero siendo honesto los veo como mi abuelo y mi abuela y no hablamos mucho sobre hacer películas, pero si fantaseábamos mucho cuando era niño, porque así eran ellos, y eso cuando eres niño es un regalo, el poder hablar de cosas un poco locas, y esa es quizás la influencia que tuve de su parte. Pero no es como si hubiera visto Tarkovski con mi abuelo cuando tenía ocho años”, narra el director acerca de su abuelo, fallecido en 2007.

Y de hecho, el noruego no se valió de ningún tipo de nepotismo para ganarse su lugar en la industria y poder realizar la película, proceso que, de hecho, se hizo bastante cuesta arriba: “El proceso de producción fue largo. Tenía el guion pronto en 2018 y estábamos muy cerca de conseguir el financiamiento estatal del Norwegian Film Institute, pero entonces hubo un montón de negativas. Porque no entendieron el proyecto por completo. Y porque a su vez hay mucha competencia en noruega. Estaba cerca de rendirme, pero entonces Renate [Reinsve] ganó en Cannes el premio a mejor actriz en 2021, y ella había sido parte del proyecto desde el inicio. Me mandó un mensaje diciéndome lo importante que esto sería para nuestra película. Así que decidí darle una oportunidad más al proyecto y ahí fue que obtuvimos el financiamiento”.

Halfdan Ullmann Tøndel y Renate Reinsve – Festival de Cannes

Halfdan Ullmann Tøndel y Renate Reinsve – Festival de Cannes

Aparte de eso, la película fue filmada en locación, algo que Halfdan no necesita exponer porque el naturalismo de las locaciones es palpable en cada plano de la película, embelleciéndola notablemente, pero dificultando el proceso de rodaje, que pasa a depender mucho del azar. “Deberíamos haber tenido al menos treinta días de rodaje para hacer esta clase de película”, explica con una meticulosidad que roza el perfeccionismo ante la pregunta de cuál fue el mayor desafío al que se enfrentó en el proceso.

Algo curioso, es que si bien se titula Armand, la película nunca le da un lugar preponderante en pantalla al personaje de Armand. La película gira en torno a los personajes de los adultos y temáticamente va mucho más allá de un niño y una situación en particular. En ese sentido, el título podría funcionar casi como un efecto McGuffin.

Halfdan afirma que quiso cambiar el título varias veces, pero que finalmente entendió que debía llamarse así, ya que la película se trata de un niño al que nunca vemos, solo vagamente, al final: "Empieza siendo sobre Armand, pero termina siendo sobre algo mucho más grande y sobre los padres. Y eso es parte importante de la película porque no somos capaces de concentrarnos en la cuestión del hecho, porque nos desviamos con nuestros prejuicios, nuestras fantasías y cosas así”.

Armand no es especialmente una película de esas que dividirán audiencias. Pero si las harán tomar partido y cuestionarse muchas cosas, algunas que incluso generaran cierta incomodidad o será difícil poner en palabras, al igual que le sucede a los personajes de la película de Halfdan.

“Me gustaría que esta película genere preguntas acerca de los límites. A donde están los límites en nuestra vida. Dónde está el límite entre el juego y el abuso. Y que también genere reflexiones acerca de nuestros prejuicios, de cómo juzgamos a otras personas. Y de cómo los seres humanos tenemos esta necesidad de hacer historias sobre otra gente”, concluye Ullman. 

Por Nicolás Medina
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